Hay varios hechos históricos de los que Beatriz Flamini, una alpinista, escaladora y espeleóloga proveniente de España, no se ha enterado.
La muerte de la Reina Isabel, que Argentina se llevó la copa del Mundial de Qatar y la disminución de los efectos de la pandemia por Covid-19, son algunos de los tantos hitos del último tiempo que Flamini no tiene noción de que han ocurrido.
El motivo es el siguiente: la alpinista está muy cerca de cumplir 500 días viviendo al interior de una cueva, lo que está por terminar este viernes. En ese caso, Flamini cumpliría el récord mundial de la persona que ha vivido en aislamiento en alguna profundidad por la mayor cantidad tiempo.
La última persona que se llevó ese título fue en 2007, cuando una italiana llamada Christine Lanzoni se sometió a 269 días en soledad dentro de un laboratorio subterráneo.
“Nos vemos en las montañas”
Fue el 20 noviembre de 2021 que Flamini decidió sumergirse a más de 70 metros de profundidad en la Costa Tropical de Granada, sin ninguna clase de contacto con otras personas ni mucho menos con acceso a informarse de lo que sucediera en el mundo exterior.
En el lugar donde se refugió la deportista española tampoco llega algún indicio de luz solar, por lo que ha vivido durante un año y medio como si la noche nunca terminara. Antes de experimentar este complejo desafío en la más completa soledad, colgó en su cuenta de Instagram un último mensaje al público que la sigue.
“Por primera vez, sola y en autosuficiencia cuenta con un gran equipo técnico humano al frente de la asistencia y de la seguridad de esta experiencia deportiva. Sin ellos, nada de esto sería posible. Nos leemos de nuevo en abril/mayo del 2023. Nos vemos en las montañas”, indica el texto.
De acuerdo al diario El Español, Flamini ingresó a la cueva cuando tenía 48 años. Si su salida se cumple dentro de lo esperado en las próximas horas, tendrá 50. No solo su edad habrá cambiado, sino que es probable que otras cosas hayan impactado en ella, especialmente si se trata de su resistencia mental y física después de someterse a un contexto tan extremo.
Hace dos años, la alpinista contactó a la productora Dokumalia para llevar a cabo este aislamiento en profundidad. Eso significaba que Flamini también tendría que ser estudiada para investigaciones científicas sobre cómo el aislamiento cognitivo y social, sumada a la desorientación del tiempo, podría haber impactado en ella.
Como era un desafío que duraría varios meses, la deportista de élite bajó a la cueva con mucha preparación y la estrecha colaboración de un equipo, tal como lo explicó en su publicación.
Decidida a ejecutar el reto de su vida, un grupo de espeleólogos la ayudó a preparar las condiciones necesarias que debía cumplir la cueva: agua, electricidad y un sistema que le ayudara a ascender en caso de que le ocurriera algún accidente grave. También se instalaron cámaras para vigilar que Flamini esté bien, y al mismo tiempo, ella tiene la posibilidad de enviar notas escritas a sus colaboradores.
Aproximadamente cada 20 días su equipo le traslada artículos de necesidad en un punto de la cueva donde no pueden comunicarse. Hasta el momento han bajado una tonelada y media entre alimentos y otros materiales, además de 1.500 litros de agua.
Su aislamiento será parte de una serie documental de la productora con la que colabora, Dokumalia, por lo que Flamini ha tenido que grabarse durante todos los meses que han transcurrido desde que entró. Tanto sus momentos buenos como malos quedaron registrados en algunos videos.
Una certeza en este hito de la española es que la lectura ha sido probablemente su mejor compañía. Ya ha leído unos 60 libros de aventuras, filosofía y espeleología.
Dani Salas, director de Dokumalia, habló de la protagonista de esta historia en diálogo con el medio El Español: “Bea es una superviviente. Es una mujer muy dura, que tenía muy claro que podría aguantar ese tiempo dentro de la cueva. Tiene la entereza para aguantar, y me da la sensación de que cuando salga va a estar en mejores condiciones de las que esperamos”.
Mientras que David Reyes, del del Club de Espelelogía de Motril de Granada, dijo al citado medio que Flamini “no es una novata” puesto que tiene experiencia en la autosuficiencia.
“Es algo duro, porque los seres humanos somos sociales. Lo que ha hecho es un reto psicológico. Porque cuando no eliges, no te queda otra. Pero si lo eliges, como lo ha hecho ella, lo difícil es no abandonar y aguantar la motivación. Y hay que hacer todo eso sin luz, sin ciclos circadianos, que lo llevamos en el ADN, y con el reloj biológico alterado”, explicó Reyes.
Apenas se cumpla la misión, el equipo que la vigila la sacará de la cueva. Se cree que lo primero que deberá hacer apenas salga a la luz es que sea atendida en un recinto asistencial, para así verificar que su salud esté dentro de los parámetros esperados.
Después de 500 días, Falmini habrá demostrado ante los ojos de todo el mundo la potencia mental y física que ella misma se propuso lograr.