Guardó un insecto en su colección por casi ocho años y jamás se le pasó por la mente que se trataba de una especie que se creía extinta desde los años ‘50.
En los momentos más álgidos de la pandemia en 2020, Michael Skvarla, académico de entomología —estudio que indaga a los insectos— de la Universidad Estatal de Pensilvania, se encontraba dando clases por Zoom al igual que tantos otros profesores del resto del mundo. Se trataba de un curso de laboratorio, por lo que sus alumnos tenían que seguir las enseñanzas con microscopios que en general eran prestados.
Un día de esos, quiso enseñar a sus estudiantes en qué se tenían que fijar a la hora de distinguir las características de cada insecto.
Para poder hacerlo, sacó de su colección personal de insectos un ejemplar adquirido en el año 2012, desde las paredes exteriores de un supermercado Walmart de la ciudad de Fayetteville (Arkansas). En ese periodo, Skvarla estaba cursando un doctorado en entomología en la Universidad de Arkansas.
Mientras el profesor lo mostraba en la clase en línea, les solicitó a sus alumnos que observaran los detalles de una supuesta hormiga león. Pero a medida que Skvarla y sus estudiantes analizaban al insecto, se dieron cuenta que realmente no era lo que pensaban.
“No tenía las antenas aporreadas como debería. No tenía muchas venas cruzadas en el ala”, dijo Skvarla a The NY Times. “Así que la pregunta inmediata fue: ¿Qué es esta cosa?”.
Tras un largo debate, llegaron a la conclusión que lo que estaban analizando con tanta atención era una especie que se presumía extinta: la crisopa gigante, cuyo nombre científico es polystoechotes punctata.
Codey Mathis, estudiante de doctorado en entomología en la Universidad Estatal de Pensilvania, fue uno de los alumnos que estuvo en la clase del descubrimiento. Dice que Skvarla estaba viendo su microscopio cuando, de un momento a otro, el silencio lo inundó.
“Todos juntos nos dimos cuenta de que el insecto no era lo que estaba etiquetado y, de hecho, era una crisopa gigante súper rara. Todavía recuerdo la sensación. Fue tan gratificante saber que la emoción no se apaga, la maravilla no se pierde. Aquí estábamos haciendo un verdadero descubrimiento en medio de un curso de laboratorio en línea”, afirmó Mathis.
Se trata del primer registro que se tiene de la crisopa gigante en casi 70 años en todo Estados Unidos, y al mismo tiempo, es la primera que se reporta en Arkansas. Es de tamaño grande y sus orígenes se remontan a la Era Jurásica. Antes estuvo ampliamente extendida por todo ese país, hasta que en la década de 1950 desapareció repentinamente.
Con la misión de confirmar definitivamente la identidad del insecto, Skvarla y otros especialistas decidieron hacerle una prueba de ADN. Luego de verificar que sí se trataba de la crisopa gigante, decidieron que el ejemplar estuviera protegido en las dependencias del Museo Entomológico Frost de la U. Estatal de Pensilvania.
Por qué desapareció este insecto
Por medio de un estudio publicado por la Sociedad Entomológica de Washington, los investigadores Michael Skvarla y J. Ray Fisher intentaron descubrir por qué la crisopa gigante habría desaparecido durante tantos años.
Tras varios análisis, llegaron a la conclusión de que el insecto podría haber desaparecido por factores como la instalación cada vez más creciente de luz artificial, la contaminación de la ciudad, la presencia de depredadores no nativos como los escarabajos y la ausencia de humo en los incendios, dado que se presume que estos insectos dependen de esos contextos.
Otra situación que ha llamado la atención de los investigadores es la zona donde apareció la crisopa gigante: Fayetteville, ciudad situada entre las montañas Ozark. Según Michael Skvarla y J. Ray Fisher, aquel territorio es un punto crítico para la biodiversidad, que además ha sido poco estudiado en comparación a otras regiones.
“Esta combinación hace de la región un lugar ideal para que un insecto grande y llamativo se esconda sin ser detectado”, advirtieron los autores.
Aunque la encontró tantos años atrás, Skvarla aún recuerda cada detalle del momento en que se encontró frente a la crisopa gigante: “Estaba caminando hacia Walmart para comprar leche y vi este enorme insecto en el costado del edificio”.
“Pensé que se veía interesante, así que lo puse en mi mano e hice el resto de mis compras con él entre mis dedos. Llegué a casa, lo monté y rápidamente lo olvidé durante casi una década”, asegura.
¿Y cómo es que podría haber llegado el insecto hasta la pared de un supermercado, en plena área urbana? Hasta ahora hay varias teorías al respecto, pero en la que prefiere creer Skvarla es que la especie siguió viviendo en silencio por todas estas décadas, escondida de los ojos humanos.