Fernando Escobar es un hombre oriundo de Viña del Mar que, junto a su familia, debe enfrentar una complicada situación que pone en riesgo su vida.
Todos los días, el padre que tiene discapacidad visual toma en brazos a sus hijos de 8 y 12 años y atraviesa por el estero Marga Marga, con el propósito de que puedan asistir al colegio.
Con la ayuda de su bastón, y los gritos de otra persona que lo guía desde la orilla, Escobar lucha con las aguas del estero que creció tras las últimas lluvias que azotaron a la zona centro sur del país.
La historia del padre no vidente que cruza por estero
En entrevista con Contigo en la Mañana de Chilevisión, Escobar relató que tanto él como su pareja Leila son personas con discapacidad visual. Cada vez que desean salir a algún lugar se ven obligados a cruzar el estero a pie, ya que no existe un puente peatonal para quienes residen en esa zona de la ciudad.
“La única manera de pasar con mis niños es llevarlos en brazos, tomar a mi pareja en brazos, no dejarlos que se metan al agua por completo. El estero está fuerte, los puede arrastrar”, dijo.
El padre también relató que, pese a que “el agua está congeladísima”, lo hace para que sus hijos asistan a clases. “Mis niños no pueden dejar de estudiar, no me puedo dar el lujo de decirles que no vayan más al colegio. Estuvieron una semana sin clases a causa de la crecida del estero, porque era imposible que yo lo pasara caminando”, complementó en la entrevista.
En algún momento incluso construyó puentes artesanales para poder caminar de manera segura por ese sitio. Sin embargo, el crecimiento que experimentó el Marga Marga en estos últimos meses provocó que la estructura se derrumbara por completo.
“Ya no había nada más que hacer. En estos momentos el estero está muy alto y no hay manera de hacer otro puente que nos ayude a pasar”, comentó Escobar.
Escobar y su familia están residiendo hace cuatro años en esa zona de Viña del Mar, aunque hay otras personas que viven desde “hace 30 años”. En todo ese periodo, “nunca han tenido un puente para cruzar dignamente”.
“Siempre los llevamos a pie, es algo de todos los días. Como uno es ciego, de repente hay vehículos que por buena voluntad que nos quieren ayudar, pero yo no los conozco. No puedo subir a mis niños a un vehículo que no conozco, nos puede pasar cualquier cosa”, aseguró cuando fue consultado sobre si otras personas le ofrecen cruzar en auto.
La acción también ha puesto en riesgo su vida en diversas oportunidades. Una de ellas fue el pasado domingo 11 de agosto, cuando se celebró el Día del Niño.
“Tenía que sacarlos, no podía dejarlos encerrados. El estero casi nos arrastró a mí y a ellos por la presión”, aseguró.
“No son solo los míos niños que están (afectados), somos como 20 familias aproximadamente. Todos quedamos totalmente aislados. Estamos en una isla”, sentenció.