Maria Branyas Morera, quien ostentaba el título de la persona más longeva en todo el mundo, falleció el martes de esta semana en la localidad de Olot, España. Tenía 117 años.
El deceso de la española nacida en Estados Unidos ocurrió el pasado 19 de agosto en la Residencia Santa María del Tura, donde vivía desde hace varias décadas. Fue su propia familia quien comunicó que su partida se produjo mientras dormía, “en paz y sin dolor”, tal como ella había deseado.
Desde el entorno también compartieron una de las últimas cosas que dijo antes de morir. “Un día me iré de aquí. No volveré a probar café, ni a comer yogur, ni a mimar a mi perra, dejaré también mis recuerdos, mis reflexiones y dejaré de existir en ese cuerpo. Un día que desconozco, pero que está muy cerca, este largo viaje habrá terminado”, detallaron en un post de X (antes Twitter).
Branyas había sido reconocida como la persona más longeva del planeta por el Guinness World Records en enero de 2023, luego de que la francesa Lucile Randon, una monja conocida como sor André, falleciera a los 118 años.
Cómo fue la vida de Maria Branyas
Branyas nació el 4 de marzo de 1907 en San Francisco, Estados Unidos. Durante su infancia vivió en varias ciudades, como Texas y Nueva Orleans, donde su padre -quien era periodista- llegó a fundar una revista en español.
A causa de una crisis económica que pasaba la familia, cuando ella tenía 8 años optaron por regresar a España, el país natal de sus padres.
Sin embargo, en plena travesía hacia Europa una tragedia los golpeó: cuando iban arriba del barco su padre falleció por tuberculosis. Su ataúd finalmente fue tirado al mar.
Una vez que llegó a España, Branyas tuvo que enfrentar varios eventos históricos que marcaron al siglo pasado, como la Primera y la Segunda Guerra Mundial. También logró sobrevivir a la Guerra Civil Española, el régimen de Francisco Franco y la gripe española.
En 1931 se casó con el médico español Joan More y se asentaron en Girona. Estuvieron juntos durante cuatro décadas, hasta que él murió a los 72 años, y formaron una familia de tres hijos, siete nietos y trece bisnietos. Uno de sus nietos, de hecho, ya tiene más de 60 años.
Branyas también tuvo que sortear otros episodios complejos, como la muerte de su hijo mayor, que falleció con un tractor.
Hasta fue capaz de superar el Covid-19. En abril de 2020, poco después de celebrar su cumpleaños, se contagió del virus y logró recuperarse por completo. Ya en ese entonces tenía 113 años de vida, lo que también la convirtió en la sobreviviente del Covid de mayor edad en todo el mundo.
Las últimas dos décadas las pasó en la residencia Santa María del Tura, Olot, al norte de España. No sufrió de cáncer, enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares u otras patologías. Y a pesar de tener algunas limitaciones auditivas y de visión, su mente estaba intacta.
Su avanzada edad no fue un obstáculo para participar del mundo de las redes sociales. Con la ayuda de una de sus hijas, Branyas se comunicaba con sus miles de seguidores en la plataforma de X. “Soy vieja, muy vieja, pero no idiota”, detallaba en la biografía de su cuenta, donde solía compartir diversas reflexiones.
Rosa, una de sus hijas, indicó a medios españoles que su madre en general había tenido una vida tranquila, dedicada a la crianza de sus hijos. No fumaba y hacía deporte de una manera muy sutil, como caminar por la Rambla de Girona junto a sus amigas.
Cuando Branyas era consultada sobre su fórmula para la longevidad, lo atribuía al “orden, la tranquilidad, la buena conexión con la familia y los amigos, el contacto con la naturaleza, la estabilidad emocional, no tener preocupaciones, no arrepentirse, mucha positividad y mantenerse alejado de las personas tóxicas”, dijo en una entrevista con Guinness World Records en 2019.
La española también era una fiel creyente de que vivir más también está estrechamente relacionado a la “buena suerte” y la genética.
En el pasado también acostumbraba a tocar el piano. De hecho, hace algunos años, daba algunos conciertos en la residencia donde vivía, de acuerdo a El Mundo.
Montse Valdayo, directora de la residencia, aseguró que su vida en esa estancia se caracterizaba por ser “muy sencilla”.
“Hace tiempo que optó por una vida muy silenciosa. Se levanta, camina por su cuarto, se queja de que le fallan el oído y la vista”, explicó al medio español. Y agregó: “Si le preguntas, te dice que no hay ningún político que merezca la pena… Maria es encantadora, cada día te da una lección de vida”.
En enero de 2023, a sus 115 años, Guiness World Records le concedió el título de la persona viva más longeva en el mundo, con lo que ganó fama y prestigio internacional.
Su extensa vida incluso fue motivo de interés científico. Tras haber sobrevivido al Covid, un equipo de la Universidad de Barcelona se comunicó con la familia de Branyas para estudiar su ADN, y así, descubrir cuáles son las causas de llegar a esa edad tan poco común.
Manel Esteller, investigador a cargo del estudio, logró descubrir que los genes de la mujer podían protegerla de los daños en el ADN, y que además, sus células eran capaces de envejecer de manera más ralentizada que ella.
La centenaria, sin embargo, tenía claro que la muerte se podría presentar en cualquier momento y se sentía muy preparada para eso. Después de que en marzo de este año alcanzara los 117 años, su hija Rosa comentó a El País que le había dado “un bajón” y que, aunque no tenía ningún dolor, “se va apagando”.
“Buenos días, mundo. Hoy cumplo 117 años. Hasta aquí he llegado. La vejez es una especie de sacramento. Pierdes oído, pero sientes más, porque escuchas la vida, no los ruidos… A la luz de la muerte, la vida adquiere un peso específico, más definitivo”, posteó el pasado 6 de marzo, el que se convertiría en su último cumpleaños.
Tras su muerte, quien heredó el título de persona más longeva en el mundo es Tomiki Itooka, una mujer japonesa que tiene 116 años, de acuerdo al Gerontology Research Group.