Hace un poco más de dos meses, Leslie Hoorelbeke (22), su novio Kevin Trompeta (21) y su perro Onyx desaparecieron en Prahecq, un pueblo en la región de Deux-Sévres en Francia. La búsqueda se extendió desde movilizaciones ciudadanas hasta las redes sociales, pues es un caso que todavía causa conmoción en Francia por la extrañeza de los hechos y porque no se ha encontrado ninguna pista sobre su paradero.
La sucesión de los hechos
Todo se remonta al viernes 25 de noviembre de 2022: Leslie y Kevin fueron a una fiesta en casa de unos amigos en Prahecq, donde también asistió Karine Prat, pareja del padre de Kevin -que se encuentra en prisión-.
La mujer dijo que, a petición de Kevin, llevaba 10.000 euros en efectivo para comprar un auto y que, para ello, el joven se había reunido con un grupo de gente en la plaza del pueblo. Al volver, afirmó que “no tenía un buen aspecto”, ya que, en general, solía estar siempre relajado.
Pero en esta ocasión, se lo veía notoriamente estresado. Le contó a Prat que había cinco personas en un automóvil que no conocía y que lo estaban mirando fijamente. Al sugerirle que fueran a ver juntos la situación, Kevin se rehusó a volver: “Se echó agua fría en la cara y siguió adelante” dijo Karine, quien poco después se fue a su casa.
Ya eran las 3 de la mañana cuando Leslie y Kevin abandonaron el lugar para dormir a la casa de su amigo, Tom, quien vivía a pocos metros de la fiesta. Fue en ese momento que desaparecieron, pues Tom, al regresar, dijo que no había encontrado ninguna de las pertenencias de la pareja y que su perro tampoco estaba. Sin embargo, el auto de Leslie seguía estacionado en la calle.
El celular de Leslie pudo recibir llamadas por última vez a medio día, en Niort, a pocos kilómetros de distancia de donde desaparecieron y, según los familiares de los desaparecidos, el de Kevin hizo su última llamada en Fouras, una localidad en la misma región de Prahecq. Pero después de eso, se apagaron y no volvieron a encender.
El padre y su pareja denunciaron la inexplicable desaparición al día siguiente y, a mitad de diciembre, las autoridades abrieron una investigación por secuestro.
Un par de días más adelante, se encontraron las pertenencias de la pareja en un contenedor de ropa cerca de Surgères, en Charente-Maritime. Entre ellas estaban la licencia de conducir de Kevin y la ropa de trabajo y las zapatillas de Leslie.
“Un encuentro desafortunado”
Los investigadores a cargo del caso creen que los jóvenes pudieron tener “un encuentro desafortunado”, según estableció la prensa en Francia, no obstante, tampoco se ha descartado que hayan planeado su huida por problemas relacionados al tráfico de drogas.
Sin embargo, las familias de ambos desecharon la idea de que se hayan fugado, pues afirman que no tenían problemas y que “llevaban apenas unas semanas juntos”.
Además, el padre de Leslie dijo que ella estaba restaurando su furgoneta, ya que pensaba vivir en ella y, como el vehículo sigue estacionado al lado de la casa donde desaparecieron, le hace descartar que se trate de una fuga: “Si se hubieran ido de manera voluntaria, se habrían llevado el coche”.
La policía francesa desplegó equipos caninos e incluso buzos para encontrar a la pareja, pero hasta la fecha no hay ninguna pista sobre qué les pudo haber pasado. Por su parte, sus amigos y familiares realizaron movimientos ciudadanos de búsqueda por la zona, pero ninguno tuvo éxito.
La teoría del secuestro
Los amigos de Leslie y Kevin declararon que tenían pensado pasar ese fin de semana en Burdeos. Tom, quien les prestó su casa, los vio por la tarde y dijo que no vio nada raro. Además, los investigadores están convencidos de que la pareja sí pudo entrar a la vivienda antes de desaparecer, pues allí había dejado a Onyx, su mascota, mientras estaban en la fiesta.
En redes sociales, los amigos colocaron no solo fotos de los desaparecidos, sino también del animal, por si alguien lo localiza y sirve para dar con el paradero de la pareja.
Karine Prat, la “madrastra” de Kevin, también afirmó estar convencida de que los jóvenes fueron secuestrados: “Si quieren robarte, te noquean, toman el dinero y te dejan a un lado de la carretera. Pero ¿por qué los retienen? (...) No somos ricos como Creso, no rodamos en dinero y no nos pidieron nada”.
El padre de Kevin, quien cumple condena por un delito en prisión, también organizó búsquedas desde la cárcel e incluso dijo que, el día de la desaparición, su hijo lo llamó desesperado y le dijo que tenía miedo.
Por su parte, el padre de Leslie cree que su hija fue “un daño colateral” de algo en lo que Kevin podría estar involucrado.
“Después de dos meses, tienes que esperar cualquier cosa, pero quieres mantener viva la esperanza, eso te hace seguir adelante. A veces, por la noche, me despierto llorando, intento quitármelo de la cabeza. No quiero pensar en ello”, dijo Prat.