Fotografía tomada el 17 de noviembre.
"Hay muchos símbolos de protocolo en esta foto. Éste fue un eluwun (funeral) bastante tradicional. Se ve una imagen que ha perdurado previo a la ocupación de La Araucanía; así eran los eluwun desde el siglo XVII o XVIII. En la foto está el dinero sobre el féretro, el cul-cul, las cascahuillas, el wiño, que son los elementos que Camilo portaba como mapuche de la tierra, los que lo conformaban como mapuche en vida y que lo acompañan ahora en su otra vida, la muerte". El historiador Fernando Pairicán (autor de Malón y La biografía de Matías Catrileo) parte explicando de esta manera el funeral de Camilo Catrillanca, el joven mapuche que el 14 de noviembre fue asesinado por Carabineros en un operativo realizado en Ercilla y que ocasionó la principal crisis política del año en Chile.
-¿Cuál es el sentido de que lo acompañen sus objetos?
-Antiguamente, cuando el mundo mapuche tenía tierras y riqueza, los viejos lonkos eran enterrados con su platería, que era una forma de custodiarlos de energías negativas. El mundo mapuche tenía abundancia económica, pero no vista en el sentido capitalista, sino que en el sentido espiritual. Hoy se siguen practicando los mismos protocolos, pero a partir de estos elementos que acompañan tu vida diaria, tus objetos personales.
-¿Cómo se ve la muerte en la cultura mapuche?
-El mapuche no ve la muerte como una tragedia. Es una sociedad que la ha sufrido permanentemente y la ve como parte de su vida cotidiana. En este caso, la diferencia es que es una muerte inesperada y arrebatada por el Estado. Es un asesinato político y se suscribe a otras muertes en un mundo mapuche que vive en torno a la posibilidad de morir. Ahí están las poesías mapuches que dan cuenta de esa atmósfera.
-¿Esta familiaridad con la muerte es desde siempre?
-No. Cuando analizas la historia previa a la ocupación de La Araucanía, la muerte no es algo negativo ni triste. Las personas tienden a morir a avanzada edad, muchos vivían hasta los 80, 90, incluso 100 años. La muerte como tal viene muy enlazada con la ocupación de La Araucanía ya en el siglo XX. Hay testimonios de principios de ese siglo que dan cuenta de lo triste que es vivir al alero del Estado chileno, porque con ellos comienza el dolor de entender la muerte.
-¿Qué significan muertes como la de Camilo Catrillanca en el mundo mapuche?
-Penosamente, son vistos como mártires. Los discursos que uno escucha son en torno a un nuevo weichafe (guerrero) y creo que ésa es la concepción que se está creando a partir de la represión del Estado chileno. Aunque hoy, a diferencia de otros contextos históricos, la sociedad chilena se ha mostrado más crítica ante el asesinato de Camilo Catrillanca. Eso forzó al gobierno a dar respuestas más rápidas y evitar la impunidad que era lo que había sucedido antes.
-Esta martirización que comenta, ¿se puede emparentar con otras figuras de la historia?
-Ahora estoy escribiendo sobre el siglo XIX y narro episodios de resistencia encabezados por Mañil Huenu, uno de los toquis más interesantes de ese siglo. Él cuando veía posibilidades de perder o la muerte segura, no tenía problemas en dar la orden de retirarse del campo de batalla. Los mapuches del siglo XIX decían que morir estúpidamente era poco inteligente. Esa concepción de la guerra algunos la retrotraen a Leftraru (Lautaro), quien cuando iba a luchar con los españoles siempre creaba dos zanjas, una adelante y otra atrás. Era bien humilde y como sabía que podía ser derrotado, tenía una trinchera de defensa. Creo que el mundo mapuche tradicional entendía la guerra como política, pero no tenían la concepción de generar una fuerza de martirio, sino que creían que era posible vencer.