Los humanos tenemos un “impulso evolutivo” que nos hace querer cuidar a los bebés. Y, según el neurocientífico Dean Burnett, los perros y gatos se apropiaron de él para que no nos resistamos a cuidarlos y atesorarlos como si fuesen nuestros propios hijos.
Sin duda, nos derretimos ante sus ojos tiernos y su naturaleza indefensa. Y es que los humanos “estamos programados para responder a cosas que nos recuerdan a los bebés humanos. Es decir, a los gatos, perros y cachorros”, aseguró el experto.
Ese instinto —que hace que los adultos no abandonen a los bebés— se habría “desbordado accidentalmente” hacia nuestras mascotas, lo que explica por qué los seguimos amando a pesar de que rompan los sillones, traigan a casa pájaros muertos y se revuelquen en lugares poco decentes.
La evidencia científica de que los perros y gatos nos recuerdan a los bebés
“Los perros y los gatos son pequeños, con cabezas y ojos grandes, no pueden hablar, suelen ser juguetones, pero dependen mucho de nosotros. Somos emocionalmente sensibles a estos rasgos, porque son como los de los bebés, por eso queremos protegerlos”, aseguró el neurocientífico a Daily Mail.
En esta línea, el experto ejemplificó, entre risas, la actitud de los gatos: “Si una persona se comportara como un gato, siendo desdeñosa e indiferente, y cometiera una matanza masiva, probablemente terminaría siendo arrestada. Pero en un gato nos parece lindo, simplemente porque nos recuerdan mucho a los bebés”.
Un estudio de 2014, realizado por investigadores de Harvard, quiso comprobar lo anterior, por lo que escaneó el cerebro de madres mientras miraban fotografías de sus hijos y perros. Descubrieron que sus cerebros se iluminaban de forma muy similar al ver ambas imágenes, lo que sugiere que sintieron el mismo tipo de emoción tanto por los perros como por los niños.
No obstante, Burnett también explicó que hubo una diferencia en la intensidad de las señales cerebrales, por lo que, en el caso hipotético de que hubiese un incendio, “probablemente rescatarían al niño primero”.
“Ahora es más probable que las personas tengan hijos más adelante en la vida, o no tengan hijos, por lo que tener una mascota puede aliviar la ‘picazón’ que tenemos”, afirmó.