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Vivian, Diane, Sharon y Carol son cuatro amigas de la tercera edad que viven diferentes encrucijadas sentimentales. Vivian es una dueña de hoteles muy independiente que prefiere los romances pasajeros, hasta que se vuelve a topar con un hombre al que dejó hace cuarenta años cuando él le pidió matrimonio. Diane acaba de quedar viuda y sus hijas quieren mudarse cerca de ella porque no quieren que esté sola. Sharon es una jueza que ha estado soltera desde que se divorció hace 15 años; y Carol tiene un esposo que se acaba de jubilar y no quiere tener sexo con ella. Ninguna de las protagonistas de la nueva película Cuando ellas quieren sabe muy bien cómo resolver sus dilemas, pero el club de lectura al que asisten hace treinta años les entrega una inspiración inesperada: la novela erótica Cincuenta sombras de Grey.
Los tórridos encuentros entre Anastasia Steele y el magnate Christian Grey alientan a las cuatro mujeres a reactivar sus vidas. Durante una visita a sus hijas, Diane inicia una nueva relación con un hombre; Vivian empieza a pasar cada vez más tiempo con su antiguo prometido; Sharon se inscribe en un sitio de citas en línea, y Carol decide averiguar si las drogas contra la disfunción eréctil son la respuesta a sus problemas. Todo parece prometedor, pero en una escena de la película las amigas de Vivian dicen que no están seguras de convertirse en ancianas tan desinhibidas. Ante lo cual la empresaria simplemente responde: "No me importa lo que la sociedad diga de las mujeres de nuestra edad. La decisión siempre debería ser nuestra".
Esas palabras no sólo definen la personalidad de Vivian, sino que también la filosofía de vida de Jane Fonda, la actriz que la interpreta y que a sus 80 años no sólo sigue asumiendo papeles de mujeres con una activa vida amorosa, sino que además no tiene problemas para hablar de su imagen de símbolo erótico y de las virtudes del sexo en la tercera edad. Hace sólo tres años dio una entrevista a la revista GQ y admitió sin tapujos que todavía le fascina que su aventurera galáctica Barbarella iniciara el despertar sexual de muchos varones en los 60. "Me gusta que los niños que tenían cierta edad en esa época tuvieran sus primeras fantasías al ver esa película. Muchos me lo han dicho. Aún lo siguen haciendo. Creo que es genial", declaró Fonda, hoy abuela de dos nietos.
La actriz, que a principios de los 70 se hizo conocida como "Hanoi Jane" por su oposición a la guerra de Vietnam, en los 80 su obsesión por la gimnasia aeróbica le permitió crear un imperio: gracias a sus videos y la venta de indumentaria deportiva y libros, amasó una fortuna de más de 600 millones de dólares. Ese afán por mantenerse en forma tuvo otro efecto colateral: la misma actriz no se ha cansado de repetir que esa rutina fue esencial para mantener una vida sexual incluso más allá de los setenta años. En 2009, le dijo a la revista alemana Bild: "¿Cómo es que me sigo viendo tan bien? Un 30 por ciento se lo debo a los genes, otro 30 por ciento al buen sexo y un 30 por ciento al deporte y al estilo de vida saludable y una nutrición apropiada. El resto se lo agradezco a mi cirujano plástico". Si bien en ese entonces reconoció que su cuerpo ya le dolía más de lo común, la actriz aseguró sentirse "más feliz, el sexo es mejor y entiendo mejor la vida. No quiero volver a ser joven de nuevo".
Un cuerpo que se conoce mejor
Durante las conferencias de prensa que realizó en mayo para promover Cuando ellas quieren -cinta que ya está en la cartelera chilena-, Fonda aseguró que tras terminar su relación con el productor Richard Perry a fines de 2017 había decidido "cerrar la tienda ahí abajo": "No voy a salir más con nadie, tengo ochenta años y estas cosas acaban cuando tú lo decides", dijo la actriz que hoy tiene una prótesis de cadera y otra de rodilla que la ayudan a moverse. Pero a pesar de su aparente falta de interés por encontrar un nuevo novio, Fonda no cesa de hablar sobre el placer en la tercera edad: "He escrito un libro sobre el tema. Trataba sobre todo el proceso de envejecer, pero tenía capítulos sobre sexo. Entrevisté a mucha gente de noventa años, incluso a una pareja en la que ambos tenían más de 100. A esa edad todo es diferente y puedo hablar de ello porque tengo 80. Uno pierde ciertas cosas, como la espontaneidad, especialmente si el hombre también es mayor. Pero planificar puede ser muy erótico. Y a la vez para las mujeres es mejor a esta edad, porque conocemos mejor nuestros cuerpos y ya no tenemos miedo a pedir lo que nos gusta".
Ese libro, publicado en 2011, se llama Prime Time y aborda sin tapujos temas como la importancia de la masturbación, los juguetes sexuales y el uso del Viagra en la vejez. Incluso trata el uso de videos para adultos: "Quizás a alguna mujer le moleste que a un hombre le guste ver videos porno. Pero es importante que ella sepa por qué se da eso. No es que él no te ame o que no lo excites, sino que los hombres, a medida que envejecen, sí necesitan más estimulación. Ellos son más visuales que las mujeres", dijo al diario inglés Telegraph hace siete años. Una experiencia que ella vivió en carne propia con su novio de ese entonces: "Me di cuenta que en lugar de pelear con él tenía que unirme a él y elegir la película. Hoy se hacen algunas que son más interesantes para las mujeres, así que no es tan difícil", dijo Fonda. ¿Hablar sucio?: "Lo he hecho todo".
En la entrevista con Telegraph, Fonda incluso confesó que desde hacía tres años tomaba la hormona testosterona, asociada comúnmente a los hombres pero que también producen las mujeres. Para ella el efecto fue sorprendente: "Hace una enorme diferencia si quieres mantenerte sexualmente activa y tu libido ha caído. Usen testosterona. Viene en gel, una píldora o un parche. En un momento tuve que parar porque me estaba dando acné. Una cosa es someterse a cirugía plástica, pero otra totalmente distinta es tener acné de adolescente".
Además de sus roles en el cine, Fonda se mantiene activa en la pantalla chica en la comedia Grace y Frankie que se emite en Netflix. En 2017, la actriz fue a promover la serie al show de Ellen DeGeneres y contó cómo en la tercera temporada su personaje decide comenzar a vender vibradores para ancianas. Pero Fonda no perdió la oportunidad de descolocar a la audiencia agregando que ella misma probó varios para determinar cuál era el mejor: "Se trata de usarlo o perderlo, ¿No es así?". Fiel a su personalidad, la actriz también reconoció que su conocimiento venía de la experiencia personal: "Tengo uno que cuelga de mi cuello y parece una hermosa pieza de joyería plateada. A veces lo uso cuando salgo a cenar, pero eso depende de con quién estés y de cómo sea el baño".
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