Va más allá de una palabra corta, porque esconde un profundo significado. Se trata de una filosofía o una mentalidad que ayuda a enfrentar lo cotidiano. También influye en que podamos ser conscientes del momento en que ya es suficiente de algo y se vuelve necesario detenernos por unos segundos.

Hablamos del lagom, un término nacido en Suecia cuya traducción podría interpretarse de diferentes formas, como “casi perfecto”, “lo suficiente” o “en su justa medida”. Para muchos, es el secreto que acerca un poco más a la felicidad y a sentirse más pleno.

Qué es lagom

Lagom es modo que invita a experimentar un estilo de vida basado en la moderación y que intenta alejarse de todos los excesos posibles. Es un concepto que plantea que está bien estar atento a las necesidades que tenemos u objetivos que deseamos conseguir, pero durante ese proceso, es necesario hallar el equilibrio y la armonía.

“Ni demasiado poco ni en exceso: en su justa medida”, es un refrán que también ayuda a entender un poco más esta filosofía.

Su importancia ha llegado al punto en que es algo que está completamente impregnado en la manera en que los habitantes del país nórdico viven su realidad. Ya sea en el trabajo, los estudios, el lenguaje cotidiano, las relaciones, el consumo y hasta la manera en que se diseña el hogar, es posible incorporarlo.

El lagom es un concepto sueco que plantea que todo en la vida debe ser equilibrado.

Es “la esencia de lo que significa de ser sueco y vivir como tal”, dice Lola Åkerström, fotógrafa y escritora del libro Lagom: el secreto sueco de la buena vida.

“Para mí, lagom significa en realidad la mejor solución, no la perfecta, en cualquier contexto para crear equilibrio. Me atrevería a decir que es la raíz de la mentalidad sueca”, explica la escritora que reside en Estocolmo desde hace varios años.

Cuál es el origen del término

Si vamos a los antiguos orígenes del lagom, este significa de manera literal “según la ley”. No se relaciona con lo jurídico, sino que más bien con el sentido común. También se ha dicho que sus raíces vienen de la palabra “equipo”. Se cree que habría surgido entre los siglos XVI y XVII.

“El mito popular es que vino del acortamiento de laget om (‘alrededor del equipo’) durante la era vikinga, cuando se pasaban entre todos un cuerno con una bebida alcohólica y se suponía que todos debían tomar lo justo”, contó Åkerström en una entrevista con El Mercurio en 2018.

Lo cierto es que este concepto no tiene traducción directa en casi ningún otro idioma, con excepción del noruego. Además, dependiendo del contexto en que la palabra sea usada, su significado también puede ir cambiando.

Cómo aplicar el lagom en la vida

Llevar este modo de vivir a la realidad personal aparenta ser casi imposible de llevar a cabo, pero hay pequeñas medidas que son aplicables en situaciones rutinarias del día y que pueden convertirse en un cambio de perspectiva.

Siguiendo la filosofía lagom, por ningún motivo el trabajo debe dominar toda la vida de las personas. Por lo mismo, una de las medidas que podría servir es saber cuándo es necesario decir “no”. Esto ayudará a establecer límites, especialmente cuando existe una sobrecarga laboral que va más allá de la responsabilidad personal.

El lagom también puede aplicarse a las relaciones con familia, amigos y compañeros de trabajo.

En esta arista, Åkerström sugiere que también se debe procurar llegar a acuerdos con nuestros compañeros de trabajo, pues el bienestar colectivo también es fundamental en la vida. Cada vez que se realice un trabajo en equipo y no se ha llegado a un consenso, es recomendable reunirse y conversar nuevamente hasta lograr un punto en común. Eso ayudará a alejarse de los conflictos innecesarios.

También es recomendable alejarse de la competitividad en el trabajo. Quien mucho demuestra y se vanagloria no habla tanto del trabajo que ejecuta, sino que más bien que su autoestima podría ser baja.

En el caso del hogar, el lagom se puede adoptar teniendo como prioridad a aquellos objetos que tienen una función específica y brindan comodidad. Es mejor que todo lo que no sirva o está haciendo desorden lo dejemos atrás, pues se debe procurar que la casa sea un espacio tranquilo, acogedor y simple cada vez que llegamos.

No se trata necesariamente de ser un minimalista estricto, sino que más bien de hallar el punto intermedio donde el hogar tenga sentido.

Ser consciente de lo que compramos a diario es otra medida a considerar: el consumo sostenible es uno de los ejes de este modo de vivir. Las compras que realizamos en ropa, comida y otros artículos deben ser realizados de manera responsable, ya que eso ayudará a dar prioridad a lo que realmente necesitamos.