Pablo Escobar no siempre fue narcotraficante. Antes del boom de sus negocios ilícitos, el hombre era un hábil comerciante colombiano que logró enamorar a una presentadora de televisión que, según relata ella, estaba muy fuera de su liga.
Se conocieron con Virginia Vallejo cuando el nombre del capo todavía no resonaba en las noticias policiales. En cambio, casi nadie sabía quién era con exactitud, “un hombre desconocido, de clase popular”, pero había participado aquí y allá en la política y logró tener contacto con una parte de la farándula colombiana.
Lo que sí, es que Escobar estaba casado con Victoria Eugenia Henao, la única relación que hizo pública.
Sin embargo, Vallejo y Escobar se habrían enamorado, un romance que ella pactó en su libro Amando a Pablo, odiando a Escobar, donde entregó detalles de cómo fue tener un amorío con uno de los hombres más buscados del mundo.
Qué confesó Virgina Vallejo, la amante de Pablo Escobar
La esposa de Pablo Escobar aseguró que sabía que su marido tenía relaciones fuera del matrimonio. Por esto, catalogó a Virginia Vallejo como “una más” de sus amantes.
No obstante, Vallejo aseguró, en conversación con radio Cope, que el narcotraficante sí se enamoró de ella. Tanto así, que conoció, antes que los demás, los secretos y negocios ilícitos que lo catapultaron como líder de una red de narcotráfico gigante.
Según relató la mujer, ella era “una niña de alta sociedad” que se enamoró de Escobar solo porque él se enamoró primero de ella: “Si no, yo no hubiera tenido una relación con un hombre de clase baja. Era bajito, gordito y feito. Pero me enamoró su extrema seguridad. Además, me di cuenta de que era un criminal”.
“En 1984, Pablo estaba escondido porque había asesinado al ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla. Él me lo confesó porque quería que yo escribiera su biografía”, reveló.
Ella continuó estando enamorada de él, incluso en esta situación. Según sus relatos, llegó un momento en el que pensaron en refugiarse juntos hasta que los encontraran las autoridades.
“Estábamos en una casita escondida en la mitad del campo, y ambos pensamos que si fuéramos rodeados por el ejército o la policía secreta, estoy seguro de que él también lo haría, nos mataríamos y así no sufriríamos torturados tras ser capturados”.
Vallejo terminó con él tras el asesinato del ministro de Justicia. No obstante, tuvieron encuentros después, hasta que en 1987 “Pablo consiguió una etarra para que le enseñara a hacer bombas. Ahí lo dejé. Él empezó a usar la dinamita para conseguir arrodillar el Estado y que eliminara la extradición”.
Sobre cómo la imagen que se tiene de Pablo Escobar a 30 años de su muerte, la mujer dijo que “casi todos lo han endiosado para convertirlo en leyenda”, pero que han ocupado su imagen como “propaganda para llenarse los bolsillos”.