Las fuertes lluvias deberían comenzar hoy en Santiago. Al menos así se muestra en el pronóstico, del que muchos especialistas están preocupados, pues se ha mencionado que podría ser el peor temporal de la década en la zona central.
Inundaciones, desbordamientos de ríos, corte de suministro de agua, entre otras cosas, son algunas de las consecuencias que podrían suceder a raíz del clima. Sin embargo, existe otra preocupación: ¿qué pasa si sucede un sismo, mientras el suelo está húmedo a raíz de la lluvia?
Lo peor que podría suceder es el fenómeno de la licuefacción, que ocurre cuando el suelo está inestable y, por las vibraciones o presión del agua, hace que éste se comporte como un líquido. Al ser así, no puede soportar su peso y, por ende, provoca que las estructuras sobre él —como casas o edificios— se caigan para los lados y colapsen.
“En un año normal en Santiago caen 200 milímetros de lluvia. El año pasado llovió 140. Si se cumple el pronóstico, en un día va a llover lo que se pronostica en un año (...) Eso significa que vamos a tener muchos puntos anegados”, adelantó el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego a T13.
Entonces, si el suelo estará húmedo e inundado, ¿ésto podría aumentar el riesgo, en caso de que tiemble en Santiago y la zona central? Estas son las explicaciones de un experto.
¿Podrían colapsar las estructuras de la zona central por las fuertes lluvias?
Para que la licuefacción ocurra y el suelo se vuelva tan inestable que no pueda soportar el peso de las casas y edificios, en general, se deben cumplir tres condiciones: que el sedimento granular esté suelto o relleno, que exista una saturación por agua subterránea y que se perciba un fuerte temblor.
Pero, ¿esto podría pasar en Santiago? Luis Donoso, sismólogo y académico de Geofísica Aplicada de la Universidad del Desarrollo, explica a La Tercera que las fundaciones y pilares estructurales de la zona central están apoyadas “sobre un suelo que es prácticamente impermeable”.
En esta línea, el experto asegura que la saturación de agua suele suceder en suelos que son arenosos en extremo, por lo que, ante un sismo, el piso pasa de estado sólido a líquido.
Por ello, solo algunas zonas de Chile, que se conocen como planicies de inundación, tienen áreas donde es necesario implementar pilares o fundaciones más profundas o más compactación, para mejorar su respuesta sísmica.
No obstante, “el relleno de gran parte del valle central es una gran colección de gravas y arcillas que, además, son obstáculo para la licuefacción. En resumen, no tendremos al menos ese problema”, declaró Donoso.