Es probable que conozcas a más de alguien a quien no le gusta la Navidad y que se pone de malhumor tan solo al recordar este periodo del año.
Y es que pese a que puede parecer una cosa de gustos, la realidad es que también hay personas que no lo pasan bien en estas festividades de fin de año.
Las razones son variadas: alguien puede estar pasando por un mal momento debido a una crisis económica, la pérdida de un ser querido o por luchar con una enfermedad de salud mental.
También hay quienes producto de malas experiencias anteriores en Navidad, esta fecha solo les traen malos recuerdos.
Otros simplemente están solos para celebrar esta festividad, por no tener redes familiares o sociales cerca.
Y si hay más de algún factor, se vuelve inviable pensar en preparar una cena o qué atuendo usar el día de la víspera navideña.
En conjunto, todo eso puede provocar que alguien comience a padecer la denominada depresión blanca o de Navidad.
No es un trastorno de salud mental reconocido, sino que se trata de un estado de ánimo en el que prevalecen síntomas como el estrés, la ansiedad, el mal humor y la tristeza, y que se produce por todo lo que significa la festividad de Navidad en sí misma.
La académica de la Facultad de Psicología de la U. Nacional Autónoma de México (UNAM), Patricia Bermúdez Lozano, comenta que en este padecimiento influyen las dimensiones psicológicas, familiares y económicas del sujeto.
“Para algunos es una época de mucho estrés y desgaste, de desmotivación por no tener una estabilidad económica o de desestabilización psicológica por problemas no resueltos en su vida personal, como no haber cumplido metas por diferentes razones, o por estar en duelo por la pérdida de seres queridos”, aseguró la especialista al sitio UNAM Global.
Bermúdez enfatiza en que, incluso, la depresión navideña “puede estar predispuesta genéticamente en aquellas personas que han tenido familiares que padecen de una depresión severa”.
Cómo enfrentar la depresión blanca
Si bien no hay una solución única, sí hay medidas que podemos tomar para mitigar los síntomas de este estado de ánimo.
Una de las recomendaciones, según la académica de la UNAM, es intentar darle otro enfoque a los pensamientos que suelen aparecer en esta fecha. “Hay que fijarse en los aspectos positivos de las personas y de la festividad. No cerrarnos a que todo es negativo”, sostiene Bermúdez.
Al mismo tiempo, se recomienda encontrar espacios de esparcimiento y autocuidado que nos permitan sentirnos menos abatidos en la cotidianidad.
“Hablar con los amigos, dar una vuelta, incluso bañarnos tranquilamente (a veces con las prisas de todos los días no lo hacemos) puede ayudarnos a relajarnos y tener una mejor perspectiva de las cosas”, dice.
En ese sentido, las redes de apoyo son algo que se deben tener como prioridad a la hora de enfrentar la depresión blanca y otros padecimientos.
Siempre será útil conversar con alguien más sobre lo que sentimos, ya que verbalizar los sentimientos podría ayudarnos a comprendernos mejor a nosotros mismos. Incluso, esto puede llevar a darnos cuenta de que no somos los únicos que nos sentimos de esta manera.
Por último, la experta recomienda ir a terapia si los síntomas se agudizan. “Si es muy necesario, debemos ser atendidos por profesionales de manera inmediata y tener un tratamiento que nos permita salir adelante y no caer en depresión”, asegura.