Aunque se creía que el fenómeno La Niña podía instalarse en este invierno, la realidad es que su llegada continúa con un amplio retraso. Las últimas actualizaciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) muestran que La Niña solo tiene un 40% de probabilidad de llegar en este invierno austral.
Y es que las temperaturas del océano Pacífico Ecuatorial todavía no se han enfriado lo suficiente como para que este fenómeno meteorológico se establezca en su totalidad, al menos durante estos meses.
Estas son las últimas actualizaciones de la llegada de La Niña.
Cuándo llega finalmente el fenómeno La Niña
Según el análisis de Meteored, desde el peak que tuvo el fenómeno El Niño en diciembre de 2023, la temperatura superficial del mar comenzó a descender, dando así paso a que los científicos creyeran que se estaba formando una La Niña.
Entre enero y abril, la temperatura bajó de 2°C de anomalía a 0.8°C, a un ritmo de -0.4°C/mes.
Con este último dato es que se creía que este invierno ya podríamos sentir a La Niña, no obstante, desde abril hasta julio, la disminución se redujo a -0.2°C/mes, restando así la velocidad de la llegada del fenómeno.
Adicionalmente, el océano parece haberse calentado por otros factores, lo que también estaría retrasando el arribo de La Niña.
Otro elemento que indica la presencia de La Niña es el aumento de la presión a nivel del mar. Según las lecturas, en los últimos meses no ha ocurrido un alza de forma evidente, lo que también deja entrever un retraso en su establecimiento.
Es decir, hasta la fecha, los pocos indicios demostrarían que La Niña tardará en llegar un poco más.
Por mientras, la última versión de la NOAA es que La Niña tiene un 70% de probabilidad de desarrollarse durante el período de agosto, septiembre y octubre, siempre y cuando el océano realmente comience a enfriarse y se den las condiciones para su llegada.
Además, el Grupo de Investigación Antártica de la Universidad de Santiago de Chile confirmó a través de su cuenta de X que efectivamente el enfriamiento del océano Pacífico se desaceleró, “disminuyendo probabilidades que el evento La Niña comience durante el invierno austral”.