Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de ansiedad y depresión a nivel mundial aumentó un 25% en la pandemia. Convirtiendo a esta enfermedad en la principal causa de discapacidad en todo el mundo.

Aproximadamente 280 millones de personas la padecen. Y si bien existen tratamientos seguros y eficaces que combaten la depresión y otras patologías relacionadas a la salud mental, también hay personas que no son debidamente diagnosticadas, lo que en casos obstaculiza la adherencia a tratamientos adecuados.

En cuanto a lo mencionado anteriormente, alrededor de la mitad de pacientes con este trastorno padecen de Episodio depresivo mayor (EDM), que se consideran resistentes a tratamientos acordes con una terapia establecida. Lo que provoca que cerca de la mitad de los afectados no puedan realizar sus tareas diarias.

Por consiguiente, investigadores de la Universidad de Oxford probaron una sustancia que se encuentra en los llamados hongos mágicos y que ayudaría al tratamiento para la depresión.

Depresión.

¿En qué consiste el estudio?

Los científicos de Oxford, probaron con éxito la sustancia llamada psilocibina, esta se encuentra en los hongos alucinógenos, que contienen sustancias psicoactivas.

Un experimento que se realizó en más de 200 personas con depresión resistente a tratamientos tradicionales. Casi un tercio de los pacientes que participaron en el estudio, entraron en remisión rápida después de una dosis única de 25 mg de psilocibina, seguida de sesiones de terapia, cuyo objetivo es ayudar a identificar las causas y posibles soluciones.

El compuesto psicodélico puede ayudar a aliviar la depresión severa cuando se combina con la psicoterapia, según el ensayo que aumenta las esperanzas para las personas que no responden a los antidepresivos existentes.

¿Cómo funcionan los hongos en tu cerebro?

Los psicodélicos clásicos como la psilocibina y el LSD ingresan al cerebro a través de los mismos receptores que la serotonina, la hormona del cuerpo para “sentirse bien”. La serotonina ayuda a controlar funciones corporales como el sueño, el deseo sexual y estados psicológicos como la satisfacción, la felicidad y el optimismo.

Las personas con depresión o ansiedad a menudo tienen niveles bajos de serotonina, al igual que las que padecen de trastorno de estrés postraumático, dolores de cabeza en racimos o brotes, anorexia, adicción al tabaco y abuso de sustancias.

El tratamiento generalmente implica inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, o ISRS, que aumentan los niveles de serotonina disponibles para las células cerebrales. Sin embargo, pueden pasar semanas hasta que se produzca una mejoría, dicen los expertos, si los medicamentos funcionan.

Hongo alucinógeno.

Resultados

Es el ensayo clínico más grande realizado sobre psilocibina hasta la fecha, se implementó en 22 lugares del Reino Unido, Europa y América del Norte. El profesor Guy Goodwin, director médico de Compass Pathways afirmó que “estamos viendo tasas de remisión a las tres semanas de alrededor del 30%, ese es un resultado muy satisfactorio”.

Los resultados del trabajo fueron publicados en el New England Journal of Medicine, y los investigadores aseguraron que pese a la prometedora evidencia preliminar, “se requieren ensayos más grandes y prolongados, incluida la comparación con los tratamientos existentes, para determinar la eficacia y seguridad de la psilocibina para este trastorno”.

Proyección del tratamiento

Los investigadores avanzan ahora los ensayos de Fase III en el que buscarán probar la seguridad y eficacia del compuesto en un grupo más grande de voluntarios.

Planean terminar estas pruebas dentro de tres años, antes de pasar sus datos a los reguladores de medicamentos del Reino Unido, Estados Unidos y Europa. Si se aprueba, esperan que el medicamento pueda lanzarse en la próxima década.

La psilocibina es el principal ingrediente activo de los hongos mágicos. Dentro del cuerpo, se descompone en una sustancia llamada psilocina, que libera ondas de neurotransmisores en el cerebro.

Las resonancias magnéticas mostraron que la actividad cerebral se vuelve más caótica con psilocina, con diferentes regiones del cerebro “hablando” entre sí más de lo habitual.