El sistema planetario TRAPPIST-1 es, según los expertos, el mejor candidato para hallar evidencias de vida fuera del Sistema Solar, de cuyos siete planetas ahora se sabe que son rocosos, que es posible que algunos tengan agua en abundancia y que el más parecido a la Tierra es el cuarto, denominado 1e.
La revista Nature publica hoy varios estudios sobre lo último que se sabe de TRAPPIST-1, situado a 40 años luz de la Tierra, en la constelación de Acuario y formado por siete planetas, tres de ellos ubicados en zona habitable de su estrella, una enana ultrafría.
Un equipo internacional empezó por estudiar las propiedades de la estrella; después mejoraron las medidas para conocer el radio de los planetas; el tercer estudio ofrece las mejores estimaciones disponibles sobre sus masas y el cuarto se basa en observaciones de reconocimiento de las atmósferas de los planetas.
De los siete planetas, TRAPPIST-1e, el cuarto desde la estrella, es, por lo que se conoce hasta ahora, "el más parecido a la Tierra, aunque aún queda mucho por saber de él, en especial las condiciones de su superficie y si tiene atmósfera", según un comunicado de la Universidad británica de Birmingham.
Este es el único planeta con una densidad similar a la Tierra, lo que sugiere que puede tener un denso núcleo de hierro y no necesariamente tiene que tener una atmósfera espesa, un océano o una capa de hielo. Además, en términos de tamaño, densidad y de la cantidad de radiación que recibe de su estrella es el más cercano al nuestro.
1e, uno de los tres situados en la zona de habitabilidad de su estrella, "tiene posibilidades de albergar agua líquida" y su composición es "mucho más rocosa" que la del resto, lo que para los científicos es un "misterio".
Los nuevos estudios indican que, "potencialmente", algunos de los planetas "podrían albergar más agua que la Tierra, indicó en una nota el Observatorio Europeo Austral (ESO).
La densidad de los planetas, que ahora se conoce con mucha más precisión, sugiere que algunos podrían tener hasta un 5 % de su masa en forma de agua, aproximadamente 250 veces más que los océanos de la Tierra, que supone solo el 0,02 % de la masa de nuestro planeta.
Los planetas más calientes son propensos a tener densas atmósferas de vapor, y los más distantes probablemente tengan sus superficies heladas.
Uno de los científicos implicado en el estudio y citado por ESO en su comunicado, Eric Agol, indicó: "¡Por primera vez tenemos una pista que nos dice de qué están hechos los exoplanetas del tamaño de la Tierra!".
TRAPPIST-1b y c, los planetas más interiores, parece tener núcleos rocosos y estar rodeados de atmósferas mucho más gruesas que la de la Tierra, mientras que 1d es el más ligero y los científicos no están seguros de si tiene una gran atmósfera, un océano o una capa de hielo", explica el ESO.
TRAPPIST-1f, g y h están lo suficientemente lejos de la estrella anfitriona como para que el agua pueda congelarse y formar hielos sobre sus superficies. Si tienen atmósferas delgadas, sería improbable que contuvieran las moléculas pesadas que encontramos en la Tierra, como el dióxido de carbono.
Los planetas que hay alrededor de TRAPPIST-1 fueron detectados por primera vez en 2016 con el Telescopio TRAPPIST-sur, instalado en el Observatorio La Silla de ESO.
Estas nuevas observaciones se han realizado tanto con telescopios basados en Tierra, como el Observatorio Paranal de ESO; como desde el Telescopio Espacial Spitzer y el Telescopio Espacial Kepler de la NASA.
En el futuro, el sistema TRAPPIST-1 "seguirá siendo un foco de intenso escrutinio por parte de numerosas instalaciones terrestres y espaciales", pues las medidas de densidad, combinadas con los modelos de las composiciones de los planetas, "sugieren firmemente" que sus siete planetas "no son mundos rocosos estériles".