Los primeros humanos modernos en la costa de Sudáfrica habrían prosperado a partir de la erupción del supervolcán de Toba, en Indonesia, hace unos 74.000 años, según un estudio publicado hoy en Nature.
El estallido en la isla de Sumatra, el más fuerte de los últimos dos millones de años, provocó condiciones que pusieron la vida al borde de la extinción.
Durante unos años no hubo verano, el cielo era rojo por la noche, los árboles no podían crecer y mamíferos como los antílopes redujeron su masa, degenerando en un menor alimento para sus depredadores humanos.
"Muchos estudios anteriores intentaron probar que Toba devastó poblaciones humanas, pero fallaban porque no eran capaces de encontrar evidencias que lo ligaran a asentamientos humanos en el momento en que sucedió", indicó Curtis H. Marean, director del proyecto de las excavaciones de Pinnacle Point, en Sudáfrica.
La investigación publicada en Nature la firman 16 expertos provenientes de los centros de investigación más avanzados, como el vulcanólogo de la Universidad de Nevada Eugene Smith, o Christine Lane, del Departamento de Geografía de la Universidad de Cambridge, entre otros.
El equipo ha probado cómo el volcán habría afectado a los ecosistemas de formas distintas, generando refugios donde grupos de humanos pudieron sobrevivir sin dificultad gracias, por ejemplo, a los recursos disponibles en la costa, donde el marisco no se vería afectado por la erupción.
Tras el estallido, los escombros y la ceniza del volcán barrieron piedras, gases y partículas microscópicas de cristal que, inyectadas en la atmósfera, se expandieron por todo el mundo.
Panagiotis Karkanas, director del Labotatorio Malcolm H. Wiener de Arqueología de Grecia, pudo examinar una esquirla de estos cristales extraída de un sedimento recubierto de resina.
"Era una esquirla entre otros millones de partículas de minerales que investigaba, pero supe que no podía ser otra cosa", indicó en el artículo publicado en Nature.
El sedimento provenía de las excavaciones de Pinnacle Point y databa de hace 74.000 años; a partir de ahí, el proyecto creció hasta dar con otra esquirla de las mismas características en una zona al aire libre a 10 kilómetros del yacimiento.
El equipo ha sido pionero en el uso de las técnicas arqueológicas más avanzadas, así como las muestras y utensilios recogidos también han servido para recrear digitalmente el asentamiento.
"Descubrimos que la gente del asentamiento siguió viviendo en el sitio después de la erupción, sin encontrar pruebas de que tuviera impacto en su vida", añadió Erich Fisher, encargado de la recreación fotográfica de los modelos 3D.
A su vez, la científica Zenobia Jacobs utilizó la Luminiscencia Ópticamente Estimulada (OSL en sus siglas en inglés) para datar con precisión el periodo del asentamiento de Pinnacle Point 5-6 (90.000-50.000 años atrás), así como precisó que las esquirlas tenían 74.000 años.
El estudio confirma que la gente de la costa sur de Sudáfrica prosperó después de la erupción debido, seguramente, a su singular riqueza de alimentos.
Por último, la investigación de Toba arroja nueva luz sobre los estudios de la erupción del Monte Tambora, también en Indonesia, en 1815, que habría provocado un 1816 sin verano y grandes migraciones, aunque su impacto fuera 100 veces menor que el de Toba.
El próximo paso de la investigación será aplicar los innovadores métodos del estudio en otros asentamientos de África y comprobar si esta fue la única población que consiguió superar esa época.