En 2015, René Garreaud, subdirector del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, coordinó un informe denominado "Informe a la nación, la megasequía 2010-2015: Una lección para el futuro". El reporte advertía que la mayoría de los años secos ocurre en forma aislada, pero también se han presentado en la historia del país como parte de eventos multianuales: 1945-1947, 1967-1969, y 1988 y 1990.

Sin embargo, el que se inició en 2010 es el más extenso en tiempo y territorio desde el siglo pasado, de ahí que el evento fue catalogado como una "megasequía", caracterizada por presentar déficits pluviométricos por sobre el 30% entre las regiones de Coquimbo y Biobío. Hoy solo la Región Metropolitana registra a la fecha 97% de déficit.

Según los científicos, este megaevento está lejos de terminar y se apresta a cumplir una década. "Si este año sigue seco cumpliremos nueve años de sequía, casi una década, la más seca del registro", señala Garreaud.

Agrega que las condiciones de déficit hídrico de entre un 20% y 30% fueron bastante extendidas espacialmente entre 2010 y 2014. En 2015 la sequía se mantuvo entre el sur de Coquimbo y el Maule, pero el año fue cercano a lo normal más al sur. En 2016 nuevamente fue seco en gran parte del territorio y en 2017 la sequía se mantuvo entre Valparaíso y Ñuble.

"En suma, pasamos de una primera etapa muy homogénea, entre 2010 y 2014, a una segunda más variable en cobertura espacial. Pero aun así me parece que la megasequía no ha terminado. En particular la zona entre la Región Metropolitana y el Maule ha estado consistentemente seca por casi una década", advierte Garreaud, quien además es académico del Departamento de Geofísica de la U. de Chile.

Si bien el fenómeno se acotó en términos territoriales, revertirlo no lo resolverán las próximas precipitaciones invernales. "La recuperación requiere un periodo similar, cinco a siete años, con superávit pluviométrico en todo Chile central. Pero la recuperación también depende del tamaño del sistema que uno considere. Por ejemplo, las lluvias de 2015 y 2017 fueron capaces de llenar los embalses del Norte Chico, embalses que no son tan grandes. Pero la laguna del Laja, de gran tamaño, continúa con niveles muy bajos pese a un par de años con lluvias normales o sobre lo normal. Allá sí tomará más tiempo la recuperación", añade Garreaud.

Duncan Christie, experto del Laboratorio de Dendrocronología y Cambio Global de la U. Austral e investigador del (CR)2 que participó en el informe de 2015, explica que estamos en una década totalmente anómala desde que existen instrumentos para medir precipitaciones, pero también el fenómeno es inédito de acuerdo con el estudio del crecimiento del anillo de los árboles, lo que también permite estudiar la pluviometría. "Eso también nos da que esta megasequía es un fenómeno totalmente anómalo dentro de los últimos mil años", señala.

Para Christie, una de las grandes interrogantes es qué está originando el fenómeno. "Esta última década se han superpuesto causas de origen natural y también de origen humano. De hecho, en un estudio del (CR)2 se determinó que al menos un 30% de las causas de la megasequía podría ser directamente atribuible al aumento de gases de efecto invernadero que genera el hombre".

Según un artículo de Garreaud titulado ¿Y las lluvias cuándo?, "aunque todos los pronósticos conllevan incertidumbre, es posible que el 2018 nuevamente termine con un déficit pluviométrico anual (enero-diciembre) entre el 10% y 30% en Chile central", afirma.