Los gobiernos, empresas y la infraestructura de América Latina cuentan con menos flexibilidad financiera para hacer frente al actual fenómeno de El Niño que cuando este azotó con fuerza la región en 2016, según un reporte divulgado por Moody’s.
La llegada de El Niño es señalada como una de las causas de las elevadas temperaturas registradas en algunos países de la región, que expertos atribuyen también a efectos del cambio climático.
“El impacto a corto plazo del nuevo El Niño en el crecimiento del PIB dependerá de su gravedad, y los efectos a largo plazo dependerán de los daños en carreteras, escuelas y hospitales”, señaló la calificadora en el informe regional, divulgado el jueves.
Según Moody’s, el fenómeno afecta más a las industrias de recursos naturales de Sudamérica, especialmente a los sectores agrícola y minero, y retrasaría el desarrollo de infraestructura, “con consecuencias crediticias mixtas para la generación hidroeléctrica y los precios de la electricidad”.
Otras consecuencias de El Niño
Su impacto en los patrones de precipitaciones en América Latina varía según la región, causando sequías, incendios, inundaciones e interrumpiendo la producción en algunas zonas, mientras apoya la energía y la producción agrícola en otras, detalló.
El Niño causa sequías en el norte de Brasil, Colombia, Panamá y otras partes de Centroamérica, así como fuertes lluvias en los países costeros del Pacífico, como Ecuador, Perú, además del norte de Bolivia y de Chile, el sur de Brasil, Argentina y Paraguay, añadió.
Si el fenómeno fuera “fuerte”, agrega la calificadora de riesgo, “comprometería la capacidad de los prestatarios de agricultura, ganadería, pesca y minería para pagar los préstamos bancarios”.
A principios de julio la Organización Meteorológica Mundial señaló que según sus previsiones las temperaturas seguirán subiendo en gran parte del mundo tras la aparición del fenómeno meteorológico de El Niño en el Pacífico tropical por primera vez en siete años.