En el tribunal de Aviñon, Caroline Darian, hija de Gisèle Pelicot, miró a Dominique Pelicot y no pudo evitar que cayeran lágrimas de sus ojos.

Era su padre, en el que había confiado y al que había querido por tantos años, hasta que se enteró de las atrocidades que le hizo a su madre y que también tenía fotos de ella, su propia hija, desnuda mientras dormía.

Ayer, 20 de noviembre, fue la última sesión del juicio contra él y otros 50 hombres que violaron a Gisèle Pelicot mientras ella estaba sedada con drogas que su entonces esposo, Dominique, le suministraba sin su consentimiento.

Y fue durante las últimas declaraciones de Gisèle y Dominique en la audiencia cuando se vivió un momento de tensión en la sala.

“Morirás solo como un perro”: el tenso diálogo entre Dominique Pelicot, el monstruo de Mazán, y su hija. Foto: REUTERS.

El tenso diálogo entre Caroline Darian y Dominique Pelicot

Era 2020 cuando Dominique Pelicot, un francés de 71 años, fue detenido por sacar fotografías bajo las faldas de mujeres que transitaban en un supermercado. Cuando lo investigaron, encontraron un computador cuyo contenido destapó uno de los casos más macabros e importantes de Francia.

La policía halló cientos de videos donde Gisèle Pelicot era violada por más de 80 hombres mientras estaba inconsciente. Y también encontraron fotografías de su hija, Caroline, de 45 años, desnuda mientras dormía.

En el juicio, Dominique se declaró culpable de haber drogado, violado y permitido que más hombres abusaran de ella durante una década. No obstante, negó haber abusado de su hija, pese al hallazgo de las fotografías.

Aún así, Caroline está convencida de que pudo haber sido abusada por su padre. Y es que el hombre utilizaba el método de la sumisión química, introduciendo drogas a las bebidas y comidas de su víctima, quien después no recordaba absolutamente nada de lo sucedido.

Desde 2020, ella y sus dos hermanos se negaron a visitar o conversar con su padre, Dominique.

“Morirás solo como un perro”: el tenso diálogo entre Dominique Pelicot, el monstruo de Mazán, y su hija. Foto: REUTERS.

Es por esto que en la última sesión del juicio, el hombre aprovechó que le cedieron la palabra en el estrado para dirigirse a su hija y pedirle su apoyo.

“Algunos se reirán, pero es a mi hija a quien quisiera poder mirar a la cara. Me duele verla así”, dijo, mientras estaba sentado en una caja de cristal a pocos metros de Caroline y sus hermanos, según estableció CNN.

Con la voz ya quebrada, expresó: “Me encantaría verla, me encantaría hablar con ella”.

Al escucharlo, Caroline se levantó de su silla y gritó: “Nunca iré a verte. Nunca. Morirás solo como un perro”.

“Todos morimos solos”, le replicó su padre.

“Tú especialmente”, respondió Caroline.

Entonces, Dominique se limitó a decir que siempre la amaría, pese a que ella lo había dejado de amar. Caroline dejó de responder. Posó su mirada hacia adelante en silencio, mientras salían lágrimas de sus ojos.

Sin embargo, cuando terminó la sesión y su padre todavía estaba sentado en la caja de cristal, Caroline se acercó y le gritó: “¡Tuviste dos meses para decir la verdad!”.

Desde el inicio del juicio, la mujer aseguró que sentía mucha angustia por las “mentiras persistentes” de su padre.

“Morirás solo como un perro”: el tenso diálogo entre Dominique Pelicot, el monstruo de Mazán, y su hija

Las últimas declaraciones de los abogados de Gisele Pelicot

El 20 de diciembre será el día en que se dicte la sentencia a los más de 50 acusados de haber violado a Gisèle Pelicot mientras estaba sedada e inconsciente.

En realidad, fueron más de 80 hombres los que participaron en los actos, pero la policía francesa no logró dar con la identidad de todos ellos.

Pese a ello, gran parte de los que sí fueron llevados ante la justicia han decidido defenderse con que “no sabían” que la mujer estaba inconsciente y que la estaban violando y que, incluso, habían sido “manipulados” por Dominique Pelicot.

Es por esto que en la última sesión, Antoine Camus y Stéphane Babonneau, los abogados de Gisèle, quisieron poner énfasis en la culpabilidad que tienen los hombres que están intentando “zafar” con las “excusas” elaboradas por sus defensores.

“Todos contribuyeron a esta monstruosidad a su manera y permitieron que la terrible experiencia de una mujer continuara. Es la banalidad del mal de la filósofa Hannah Arendt”, mencionó Camus.

“Morirás solo como un perro”: el tenso diálogo entre Dominique Pelicot, el monstruo de Mazán, y su hija. Foto: REUTERS.

También, ante el argumento de los hombres acusados, el abogado de la francesa aseguró que “la manipulación no es hipnosis” y que todos ellos habían sido reclutados en un foro donde se especificaba que habían muchos otros hombres que estaban haciendo lo mismo que ellos.

“Todos los que entraban en esa casa de los horrores sabían que otros habían venido antes que él y que otros vendrían después (...) Si aceptas el derecho a equivocarte, ¿qué impedirá que mañana otro hombre diga que cuando una mujer le dijo ‘no’ en realidad entendió ‘sí’? ¿Que él también cometió un error?”.

“Les pido que rechacen el derecho a cometer errores que pondrían en peligro a la sociedad y con el riesgo de ver más Gisèle Pelicots”, dijo por su parte Babonneau.

Los dos defensores de Gisèle le pidieron a los jueces que dicten sentencias que “reflejen la magnitud del sufrimiento” de la víctima y su familia.

Y, finalmente, los abogados mencionaron que este juicio será el “legado” para las generaciones futuras: “Escucharán el nombre de Gisèle Pelicot, escucharán sobre su coraje y sobre el precio que pagó”.

Miraron a Gisèle, quien se veía profundamente emocionada por las palabras de su equipo, y le dijeron: “Hiciste tu trabajo. Fuiste más allá de lo que se esperaba de ti. Ahora, pasa la antorcha a los demás para que continúen la lucha que tú nunca elegiste”.