Pareciera ser un sábado como cualquier otro en Nataniel Cox con Alameda. Los vehículos pasan con rapidez, algunas personas descansan en el pasto de la Plaza Bulnes y otras simplemente caminan de paso por el lugar.

Pero el panorama no es el mismo que antes. Hay algo diferente a otros días.

En la calzada sur de la Alameda, antes de doblar unos metros hacia la derecha —donde está el paso peatonal para cruzar la calle, puesto que no es directo— un par de personas suspende por un par de segundos su itinerario y se detiene a observar una improvisada animita que está ubicada en el poste, a un costado de la valla. El espacio tiene algunas flores en agua y otras colgadas, un peluche con forma de corazón y los últimos vestigios de unas velas derretidas.

El sitio, armado hace muy poco, fue realizado con un único motivo: recordar a alguien que falleció allí.

Lo anterior se remonta a la tarde del viernes 9 de junio, cuando una mujer murió atropellada por un bus RED viró en esa esquina por un desvío de tránsito. La víctima habría cruzado la calle de forma directa, de esquina a esquina, pese a que el paso peatonal está a unos 35 metros. Algunos registros que se han difundido de los instantes previos evidencian que fueron varias personas que cruzaron de esa manera, pero por cosa de segundos alcanzaron a hacerlo antes de que la micro doblara.

Al momento del accidente no había ningún tipo de señalética en ninguno de los dos sentidos que permitieran informar a los peatones sobre la prohibición de cruzar en ese espacio o que el paso estaba unos metros más allá. En una de las esquinas, tampoco había una valla que impidiera el paso de los individuos.

El trágico hecho causó gran conmoción por varios días y también ha despertado polémicas, puesto que en los días siguientes se viralizaron registros que mostraban que algunas personas siguieron cruzando en el espacio pese al fatal accidente.

Otro hito que sucedió en esos primeros días fue que la calle amaneció con varios carteles hechos a mano que buscaban alertar a otros transeúntes sobre los riesgos de caminar directamente por la intersección. “Peligro, no cruzar. Cruce peatonal. Ya murió una mujer”, reza el mensaje. También indica con flechas la dirección específica a la que se debe dirigir quien camina por el sitio y puede no conocer la existencia del paso a media cuadra.

Para la tarde del sábado aún seguían los carteles artesanales y algo más: dos señaléticas verdes que advierten que el cruce peatonal está a 35 metros. Fueron instaladas el pasado 16 de junio, informó la Municipalidad de Santiago. Y en la esquina donde antes no había valla, ahora sí hay.

Pero, ¿cambiará algo esa medida? ¿Podría evitar que los peatones crucen directamente? ¿Cuán útil sigue siendo que el paso peatonal obliga a que las personas hagan un desvío de su trayecto?

La Tercera consultó a dos expertos en transportes y diseño vial sobre las complejidades que arrastran estas calles y la posible transformación que se podría implementar para evitar nuevos accidentes a futuro. Esto fue lo que dijeron.

Nataniel Cox con Alameda: un diseño vial obsoleto

“Nunca se han tomado medidas para corregir esta intersección y evitar que más personas terminen lesionadas falleciendo por un mal diseño y señalización”, dice Ariel López, ingeniero en transportes especializado en urbanismo.

Sus palabras se deben a que la muerte que ocurrió el pasado 9 de junio no es la única que se ha dado por el mismo motivo en los últimos años. En mayo de 2011, una mujer de 34 años falleció atropellada por un bus del Transantiago en la esquina de Nataniel Cox con Alameda. Otra víctima quedó lesionada en la misma ocasión. Según indican los medios que abordaron la noticia, las mujeres habrían cruzado por un paso no habilitado.

López tiene claro el diagnóstico de lo que sucede en ese espacio: “La intersección está diseñada bajo un estándar obsoleto que privilegia el tiempo de los automovilistas en desmedro del tiempo de los peatones”.

El también académico de Ingeniería de Transportes en la UTEM y la UNAB recuerda que, hace varios años, se permitía el viraje de autos desde Alameda hacia el sur por Nataniel Cox. Ahí se generaba un obstáculo, puesto que se mezclaba la gran cantidad de peatones que transitaban por el lugar con los múltiples vehículos que querían virar.

“Los técnicos de la época desplazaron el paso peatonal 35 metros al sur, una distancia que es suficiente para contener el largo de cola vehicular. Pero ya no viran autos, solo buses y en menor cantidad. No se justifica desplazar a los peatones tan lejos de la intersección”, afirma el ingeniero en transportes.

Diego Edwards, arquitecto especializado en diseño vial, también tiene un diagnóstico muy claro de lo que sucede en la zona: el diseño de seguridad vial no está acorde con los usos y necesidades de la gente.

Un usuario de TikTok subió un video donde se ve a varias personas cruzando de forma directa y no por el paso peatonal de Nataniel Cox.

“Cuando uno hace diseños que no se respetan, la culpa es de los dos, no solamente es de los usuarios. Si son ilógicos o poco intuitivos pasan estas situaciones”, relata.

Otro elemento problemático a considerar es que, según plantean los expertos, el poste de la zona donde ocurrió el accidente está instalado a una distancia menor a la recomendada. Aún peor, está situado en el borde de la solera, lo que lo hace más peligroso aún si los peatones cruzan igualmente hacia esa dirección y algún vehículo está doblando en ese instante.

“Se deben colocar hitos verticales bajos que impidan que los vehículos puedan subirse a la vereda, como también sucedió en este caso. Los buses cuando hacen mal su maniobra de viraje suben sus ruedas traseras a la vereda y eso pone en peligro a los peatones que esperan parados cruzar la calle”, advierte López.

Sobre la presencia de señaléticas verdes que orienten a la población, que al momento del accidente no estaban y que solo fueron puestas recientemente, Edwards cree que podría servir para complementar el recorrido peatonal. Sin embargo, deja en claro que si se ve que los transeúntes aún así no están respetando las restricciones, es porque el diseño simplemente no está funcionando, por más que estén esos elementos presentes.

El arquitecto explica que cuando surgen este tipo de conflictos, lo ideal es pensar en cómo se podría transformar el espacio para que el peatón transite con mayor seguridad.

En mayo de 2011, otra mujer falleció atropellada por un bus del Transantiago en la misma intersección en que ocurrió la muerte del 9 de junio.

“Las personas naturalmente no lo sienten tanto como un resguardo, sino que lo ven más como un obstáculo, algo así como ‘¿por qué tengo que avanzar casi media cuadra y después otra de vuelta? ¿Para que los autos puedan doblar tranquilos?’. Esas cosas que son poco lógicas empiezan a rebalsar y por eso ocurre que la gente después no respeta la reglamentación vial del tránsito”, expresa el experto.

¿Cómo se puede solucionar el conflicto de la intersección?

Ambos expertos coinciden en otra cosa: como la intersección está mal diseñada y es poco armónica con los transeúntes, una solución óptima sería cambiarla.

“Señalizarla debidamente por ambos lados y poner una reja peatonal debería ser la solución inmediata. Pero en el corto plazo debe rediseñarse porque el motivo que generó el alejamiento del paso peatonal ya no existe, el paradigma con el que se diseñó esa intersección está obsoleto”, dice López. Y agrega que esta calzada se contradice con la pirámide de movilidad urbana, que tiene como prioridad principal a los peatones.

¿Y cómo podría modificar la intersección, entonces?

Para López, la forma más eficiente, funcional y simple de resideñar “es restableciendo el paso peatonal directo, por donde hoy pasa la gente irregularmente, y que esto cumpla con estar en la proyección imaginaria de las veredas para evitar conflictos con los vehículos que viran. También se debe agregar una tercera fase al semáforo, permitiendo que buses y peatones pasen en tiempos diferentes. Esa es la forma tradicional con la que se resuelven estos conflictos”.

La propuesta de Ariel López para modificar el diseño de la intersección de Nataniel Cox con Alameda. Foto: Cedida.

Por su parte, Edwards también cree que esa medida podría funcionar para mejorar los conflictos viales de surgen en la zona: “Eso le quitaría un poco de fluidez al transporte motorizado, a lo mejor los vehículos tendrían que esperar más para pasar por esa esquina, pero se le daría la preferencia al usuario más importante que es el peatón. Hay que pensar que ese es el principal usuario del espacio público”.

Si aquello se implementara, planean los especialistas, no sería necesario obligar a que las personas tengan que desviarse de su camino media cuadra de ida y otra de vuelta solo para poder cruzar la calle.

“Es simbólico”, plantea López sobre los carteles artesanales que pusieron los vecinos de la zona tras el accidente que se presenció en el lugar.

Y agrega: “Pero muestra el estado de indefensión en el que están los peatones, las instituciones responsables del tránsito están generalmente preocupadas del desplazamiento de los vehículos y pareciera que poco les importan las personas”.