Hace un par de semanas, dos medios salvadoreños publicaron un reportaje donde revelaron que el presidente de El Salvador Nayib Bukele, sus dos hermanos y su esposa habían adquirido 34 propiedades durante los primeros cinco años de su gobierno. El gasto ascendió a 9 millones de dólares.
Y aunque por varios días hubo silencio de parte de la familia Bukele, el pasado miércoles, el mandatario reaccionó en su cuenta de X, donde le dijo a los periodistas que “no sean imbéciles”.
“Son ingenuos. No somos perfectos y estoy seguro de que habrá mucho que criticar y cuestionar. Pero, ¿corrupción? No sean imbéciles”, escribió.
Esta declaración se dio después de que los mismos medios Redacción Regional, Focos y Dromómanos sacaran a la luz su última investigación donde encontraron que el hermano y asesor del presidente, Karim Bukele, junto a Yusef Bukele, compró un edificio en el centro histórico de la capital, San Salvador, por 1.3 millones de dólares.
Esto habría sido tres meses después de que se aprobara la ley que exime de impuestos a quienes inviertan en dicha zona.
La acusación fue la gota que rebalsó el vaso de los Bukele, quienes no dudaron en utilizar sus redes sociales para criticar a los periodistas detrás de los reportajes.
La investigación que enfureció a Nayib Bukele y su familia
El pasado 20 de septiembre salió la primera investigación que puso contra las cuerdas a Nayib Bukele y su familia: habrían adquirido 34 nuevas propiedades de lujo y fincas valoradas en 9.2 millones de dólares.
Entre ellas, está un terreno con vista al Lago de Coatepeque, una zona exclusiva del país centroamericano, siete fincas de café, dos terrenos de campo y varios departamentos de lujo en la capital.
Según el reportaje, las compras las hicieron a título personal y a través de empresas familiares que habían estado sin movimientos por mucho tiempo.
Es aquí donde entró la duda, y es que al menos dos de las empresas de la familia Bukele aumentaron su patrimonio de forma exponencial y aislada. Algunas lo habrían logrado con préstamos hipotecarios en bancos privados, pese a no tener el capital suficiente para respaldar la deuda.
El segundo reportaje, que terminó por molestar a los Bukele, fue la “inversión” que hizo Karim Bukele, el hermano del mandatario, en un edificio en el centro histórico de San Salvador por 1.3 millones de dólares.
Según informaron desde El País, esta zona de la capital es una de las mayores apuestas de los Bukele desde que llegaron al poder. Ahora, están remodelando el lugar y el gobierno se encargó de sacar a los vendedores ambulantes para así convertirla en un área de interés para la inversión turística y hotelera.
Los descargos de Nayib Bukele y su hermano contra los periodistas independientes
Nayib Bukele casi nunca ha contestado a alguno de los reportajes que los medios independientes han publicado sobre las irregularidades que habría cometido desde que comenzó su paso por la política, como cuando pactó con las pandillas para reducir los homicidios.
Sin embargo, las recientes investigaciones habrían tocado una fibra del presidente, quien reaccionó en su cuenta de la red social X.
“Los ‘periodistas’ pagados por Soros recibieron la orden de atacar con supuestos casos de corrupción. Ninguna de sus ‘investigaciones’ soporta el análisis de un contador”, escribió el mandatario.
Después de llamar “imbéciles” a los periodistas, aseguró que “después de mi familia, mi única misión en esta vida es mi legado. Lo único que me desvela es cómo me juzgarán las futuras generaciones (y si acaso existiré para ellas)”.
“Pensar que destruiría ambas cosas (mi familia y mi legado) por dinero (que ni siquiera podría gastar tranquilamente) es no entender la mente de contra quien luchan. Pero bueno, tal vez es una suerte tener adversarios (como ellos mismos se autodenominan) con mentes tan pequeñas”.
Concluyó: “No entienden en qué liga estamos jugando”.
Por su parte, Karim Bukele, hermano y asesor del presidente salvadoreño, también reaccionó en su cuenta de X con un largo texto lleno de argumentaciones en contra de la investigación periodística.
“Lo lógico hubiera sido comprar VARIOS edificios ANTES de que subieran de precio por las intervenciones. Hubiera pagado menos de un cuarto de lo que me costó. Pero no, esperé a que todo sucediera, porque era lo moralmente correcto. Lo hice bajo Mi NOMBRE”.
Finalizó con: “Así que lo siento, seguiré invirtiendo en mi país, así les moleste a ustedes; usando mi nombre y declarando mis ingresos, a diferencia de ciertos sujetos que ya no volveré a mencionar”.
Pero las reacciones no terminaron ahí.
El periodista Jaime Quintanilla enfrenta a Nayib y Karim Bukele
Jaime Quintanilla, el periodista principal de las publicaciones que incomodaron a los Bukele, aseguró en su cuenta de X que la empresa con la que Karim Bukele compró el edificio no presentó sus balances ante el registro público, una falta a la ley de El Salvador.
“Te voy a dejar la tarea para que te mantengas ocupado marinándote en tu ‘abominación’ hacia nosotros”, respondió de vuelta el hermano del presidente. Se defendió con que había trasladado una “pequeña casa que heredó” a título personal a nombre de la empresa para convertirla en negocio.
De la misma manera, el hermano de Bukele continuó replicando a los distintos usuarios que le cuestionaban la compra. “Esta gente está enferma”, “les sigo explicando y se hacen los que no entienden o de verdad no entienden (lo cual creo es más grave aún)”, se lee en algunos de sus comentarios.
Entonces, el periodista Jaime Quintanilla le pidió a Karim Bukele que entregara una copia de los documentos que respaldaban todas sus afirmaciones, no obstante, el asesor se negó.
Esta información se mantiene bajo reserva por la Corte Suprema, por lo que tampoco se puede obtener vía transparencia.
Además, el pasado jueves, Quintanilla le propuso a Karim Bukele que se reunieran personalmente con uno de sus contadores para explicar las compras, sin embargo, dejó de responder los mensajes.
Por su parte, la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) hizo un llamado “al gobierno del presidente Bukele a dejar de estigmatizar, amenazar y vigilar a periodistas cuya única misión es la de fiscalizar el uso y abuso de poder en el gobierno”.
De esta manera, aseguraron que estarán “atentos a cualquier acción que ponga en riesgo la integridad del periodista y la alianza de medios que publicó la investigación”.