La Niña se hará esperar todavía más, dicen los informes. Si antes la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) esperaba que este fenómeno se desarrolle con un 70% de probabilidad en el trimestre agosto, septiembre y octubre, la cifra actualizada descendió a un 66%.
Es decir, existe un 66% de probabilidad de que La Niña se establezca en el mundo entre septiembre y noviembre de este 2024, y un 74% de que lo haga entre noviembre y enero.
“El equipo de pronosticadores predice probabilidades casi iguales para ENSO-neutral y La Niña en agosto-octubre 2024″, escribieron los expertos del organismo estadounidense en la discusión diagnóstica que analizó los modelos de clima actualizados.
Esto significa que en estos meses, existen las mismas posibilidades de que permanezcamos en un estado Neutral (sin cambios mayores en el clima) o que finalmente llegue La Niña (que modificará drásticamente el clima al disminuir las temperaturas del océano).
La NOAA explicó que el enfriamiento de la temperatura superficial del mar ha estado más lento de lo anticipado, lo que explicaría por qué, a la fecha, todavía no se ha desarrollado La Niña. No obstante, cree que la temperatura y las anomalías de los vientos del este “permanecen propicias para el desarrollo de La Niña en los siguientes meses”.
Ahora —dado que La Niña provoca menos lluvia a Chile, pero se atrasó su llegada—, ¿tendremos algunos meses adicionales con precipitaciones? ¿Se alejan las posibilidades de que este verano sea menos caluroso por los efectos del fenómeno?
Este es el análisis de dos expertos.
Qué pasará con el clima en Chile con el atraso de La Niña
Inicialmente, dado que los informes de la NOAA creían que era posible que este agosto se estableciera La Niña, los expertos habían previsto que en Chile tendríamos un mes entrante seco.
Pero, como la cifra descendió a un 66%, hay quienes ven más lejano el establecimiento de La Niña y más probable que en Chile haya unos meses más de precipitaciones.
Aún así, el investigador e ingeniero físico de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), Edgardo Sepúlveda, le dice a La Tercera que aunque bajó la cifra, ésta continúa siendo ‘buena’ para considerar que el fenómeno llegue más pronto que tarde.
“Yo no lo descartaría completamente. Todavía hay posibilidades de que La Niña se pueda establecer pronto, si es que las tasas de enfriamiento se aceleran”, dice el experto.
No obstante, lo que sí se sabe es que es muy poco probable que La Niña llegue este agosto.
“La nueva actualización confirma el retraso de La Niña, así que sí, las probabilidades de que La Niña se consolide durante este mes (agosto) son mínimas”, le dice a LT el climatólogo de la Usach, Raúl Cordero.
Agosto en Chile comenzó con lluvia, una condición climática que podría perdurar todavía las próximas semanas, dado el atraso del fenómeno. Según explica Cordero, si es que La Niña se hubiese instalado meses atrás, “las precipitaciones de este segundo semestre hubieran sido más bajas”.
En esta línea, los expertos esperan que durante agosto y septiembre continúe la lluvia sobre el país: “No descarto que vuelvan a ingresar otros frentes de precipitación como el que tuvimos hace un par de días en lo que resta del invierno y del año”, asegura Sepúlveda.
“Lo que sí podría asegurar es que, hasta cierto nivel, esos frentes no serán tan intensos como los que tuvimos hace unos meses”.
Cordero declara algo similar: este segundo semestre podría no ser tan generoso, en comparación al primer semestre, donde se registró una lluvia sin precedentes en la zona central del país, tomando en cuenta los datos de las últimas décadas.
¿Tendremos al fenómeno La Niña en el verano chileno?
“Durante nuestro verano, quizás enero o febrero, ya podríamos tener el establecimiento definitivo de La Niña”, le dice el investigador Sepúlveda a LT.
Además, el experto recuerda que la llegada de La Niña no es como un “switch” de prender y apagar, donde el clima cambia en un instante. “Es un proceso lento y paulatino, de transición”.
Ahora, sobre La Niña y los efectos en el próximo verano chileno, el académico Cordero asegura que “pese a su retraso, las probabilidades de que complete su desarrollo durante nuestra primavera y marque el próximo verano, se mantienen altas”.
Anteriormente, los expertos ya habían pronosticado que un verano con La Niña establecida podría bajar las altas temperaturas a las que estamos acostumbrados y hacer que la temporada de calor sea más fresca.
Si es que se retrasa La Niña y no llega a establecerse en el verano, ¿significa que tendremos varios meses de un calor intenso?
“Es una pregunta difícil de responder. La respuesta en temperatura de la atmósfera suele ser más tardía si es que La Niña llega más tarde”, dice Sepúlveda.
No obstante, enfatiza en que, aunque La Niña llegue a estar presente en el verano, esto no se traduce en un 100% en que las temperaturas máximas podrían amortiguarse.
“No quiere decir que no se desarrollen olas de calor”. Y es que el cambio climático y el calentamiento global también juegan un rol fundamental en las altas temperaturas del mundo.
Tomando en cuenta lo anterior, Sepúlveda cree que “va a ser difícil que podamos aclimatar o amortiguar las altas temperaturas. Si ya tenemos incertidumbre de cuándo comienza La Niña, mayor será la incertidumbre de cómo se van a comportar las temperaturas en el verano”.