No se trata de gente que come sushi con tenedor, ni de rolls hechos con chocolate y frutilla. Esta vez se está hablando de un nuevo tipo de terrorismo que está preocupando a la industria de esta comida en Tokio, la capital de Japón.
Y está sucediendo en los kaitenzushi, la popular y económica modalidad de comer sushi, que va girando en cintas. Alrededor hay mesas y los clientes pueden autoservirse lo que quieran comer. Pero ciertas personas están aprovechándose de esto para hacer “travesuras” que las autoridades han catalogado como terrorismo, pues atentan contra la salud de las personas.
El terrorismo de sushi
Se ha puesto de moda y evidenciado en distintos videos virales que muchos adolescentes, niños y niñas levantan los productos que giran en las cintas de kaitenzushi y las babean, toquetean y embadurnan con wasabi e incluso les rocían alcohol en gel. De esta manera, las personas más adelante no se dan cuenta, seleccionan y consumen los alimentos tranquilamente, sin saber lo que les hicieron.
“En la sociedad japonesa hay jóvenes que ya no respetan las reglas, gente rara. Hasta ahora no habíamos visto este comportamiento en los restaurantes. Parece que el mundo se ha vuelto más peligroso”, dijo a T13 un residente de Tokio.
Puedes ver uno de estos desagradables virales aquí.
Kura Sushi, un local de sushi en cinta en la capital japonesa, declaró que “una acción tan desconsiderada (...) sacude los cimientos de la relación de confianza que hemos construido con nuestros clientes y esperamos sinceramente que el amplio conocimiento de que tales acciones constituyen un delito, evite que otros incurran en comportamientos semejantes”.
Y es que ya se han detenido al menos tres personas bajo sospecha de “obstrucción forzosa del negocio” y “comportamiento antihigiénico y acosador”, según la agencia de noticias Kyodo.
Las drásticas medidas para evitar estos delitos
Estos comportamientos repercuten en una baja de acciones en los locales, pues menos personas quieren comer en ellos, conociendo los desagradables antecedentes. Esto llevó a que muchas cadenas tomen medidas drásticas para atraer de nuevo a su clientela y transmitirles la confianza de que lo que comen, está libre de contaminación de otras personas.
Aunque algunos comenzaron a equiparse con cámaras con inteligencia artificial para vigilar las mesas o retirar los condimentos de la circulación de cintas, otros han optado por ponerle fin a las cintas transportadoras y convertirse en locales corrientes de sushi para evitar que los “terroristas de sushi” manipulen los alimentos.