Las estructuras sociales que los humanos prehistóricos establecieron para cuidar a los enfermos más allá del círculo familiar fueron un factor clave para la evolución de los seres humanos modernos, según un estudio publicado hoy por la revista Scientific Reports.
La antropóloga Sharon Kessler lideró un grupo de la Universidad británica de Durham que ha simulado con modelos computacionales el efecto de los sistemas de cuidado de enfermos en comunidades de entre 50 y 200 personas.
Los investigadores se han centrado en el tipo de sociedades que formaban los Homo habilis, Homo erectus, Homo heidelbergensis, Homo neandertalensis y Homo sapiens.
El trabajo muestra cómo antes de que se estableciera una organización social más compleja, eran los parientes cercanos quienes proveían cuidado a los enfermos.
Esa estrategia permitía a un grupo familiar repartir los costes asociados a esa labor y mantenía cierto aislamiento en cuanto al contagio de las patologías frente al resto de miembros del grupo humano.
Una vez se establecieron estructuras de cuidado de enfermos más allá del entorno familiar, la transmisión de dolencias comenzó a producir presiones evolutivas más severas sobre las sociedades humanas, algo que, según Kessler y su grupo, contribuyó a dar forma a atributos psicológicos, sociales y cognitivos que definen a los humanos modernos.
La evolución mejoró la capacidad de las personas para reconocer los síntomas de las enfermedades y mejorar sus capacidades para combatirlas, al tiempo que el sistema inmune fue haciéndose más eficiente con el paso de las generaciones.
Debido a esos mecanismos, los autores del trabajo concluyen que el cuidado de los enfermos por parte de individuos externos al círculo familiar constituye una de las claves del éxito de las sociedades humanas.