El consumo de alcohol puede ser una forma de relajación diaria para algunas personas. Para otras, en tanto, puede ser un método para sobrellevar estados de ánimo inesperados.
Por eso, a la vista del psiquiatra estadounidense, Richard Friedman, no es una mala idea reflexionar de vez en cuando sobre cuál es el rol que tiene el alcohol en nuestra vida. Y aún más quienes están pasando por problemas de salud mental, como ansiedad o depresión.
Según explicó el especialista a The Washington Post, al momento de beber una copa de alcohol podemos experimentar sensaciones relajantes y desinhibidoras, lo que a corto plazo puede parecer positivo para el bienestar personal.
Sin embargo, gran parte de los consumidores no identifican que las consecuencias negativas del alcohol pueden llegar a aparecer horas y días después de haber bebido.
Precisamente, es ese impacto tardío lo que nos impide determinar cómo el alcohol se relaciona con las secuelas negativas que deja en el organismo, dice Friedman.
Consumo de alcohol y estados de ánimo
Para dejar en claro su visión el psiquiatra contó el caso de uno de sus pacientes, quien tiene 40 años y estaba pasando por una depresión.
“Se había vuelto inexplicablemente ansioso y deprimido con el regreso del insomnio después de muchas semanas de sólida mejoría. Le pregunté acerca de los factores estresantes en el trabajo y en el hogar, pero insistió molesto en que no había sucedido nada”, dijo Friedman.
Luego de eso, el especialista le consultó al paciente por sus niveles de consumo de alcohol. Fue ahí cuando Friedman identificó por qué el estado de ánimo del hombre iba cuesta abajo cada vez más.
De inmediato, el psiquiatra le recomendó que bajara las dosis de alcohol. Si bien el paciente hizo caso en esa sesión, pronto volvió a recaer en su consumo habitual.
“Cuando le expliqué que el alcohol tenía efectos depresivos y que probablemente era el culpable de su recaída, se mostró escéptico. ‘Es relajante, doctor, y me ayuda a relajarme después del trabajo’, dijo. Así que propuse un experimento: ‘Deja de beber durante el fin de semana y veamos qué pasa con tu estado de ánimo el lunes’”, recuerda el experto.
Tras llevar a cabo ese experimento, el paciente no podía creerlo. Se sentía mucho mejor, su sueño volvió a la normalidad y también su ánimo era mejor que antes.
En palabras de Friedman, “no era solo que no supiera que el alcohol había arruinado su estado de ánimo y su sueño, estaba empezando a beber más cada noche para contrarrestar la misma ansiedad provocada por el alcohol de la noche anterior, estableciendo un ciclo autosuficiente de depresión, ansiedad y bebida”, advierte Friedman.
De acuerdo al psiquiatra, no solo quienes están padeciendo de ansiedad, depresión u otro problema de salud mental pueden llegar a sentir las consecuencias del consumo de alcohol. También puede suceder en quienes beben de forma moderada en las instancias sociales como fiestas, comidas, entre otros.
Cómo el alcohol afecta tu cerebro
Para el experto, en la actualidad hay evidencia científica que refleja los impactos depresivos que deja el alcohol en las personas.
“El aumento de la ansiedad después de una noche de consumo moderado de alcohol es común, ya que el efecto del alcohol que mejora el GABA se disipa rápidamente”, explica.
A eso se le suma las secuelas cognitivas que producen las bebidas alcohólicas a largo plazo: “No hay duda de que beber en exceso es malo para el cerebro, pero la evidencia reciente sugiere que incluso beber moderadamente (alrededor de cuatro a cinco copas de vino por semana) está relacionado con una función ejecutiva y un tiempo de reacción más lentos”.
Para finalizar, el psiquiatra recomendó que en caso de sentir síntomas de ansiedad, depresión o simplemente un estado de ánimo bajo en ciertos días, se debe dejar de consumir alcohol durante mínimo una semana o incluso dos. “Puede que te sorprendas gratamente”, aseguró.