Por qué el suicidio de una profesora destapó una profunda crisis educativa en Corea del Sur

“Siento una presión muy fuerte en el pecho. Me ahogo. Siento que me voy a caer. Ni siquiera sé dónde estoy”. Esas fueron las palabras que la profesora de educación básica Lee Min-so (un nombre ficticio que ocupó la BBC a petición de su familia), escribió en su diario el 5 de junio.

Casi un mes después, el 3 de julio, la maestra de primaria volvió a redactar que se sentía tan abrumada por su trabajo que “quería dejarse ir”. Dos semanas más adelante, sus colegas la encontraron muerta en el armario de su clase.

Lee Min-so se había quitado la vida.

El hecho destapó una profunda crisis educativa en Corea del Sur, y los profesores de primaria de todas las provincias del país se declararon en huelga para exigir una mayor protección en el trabajo.

Pero, ¿de qué deben protegerse los profesores? ¿Qué llevó a la profesora a tomar la decisión de quitarse la vida?

Cuando la policía coreana comenzó a investigar el suicidio de la profesora Lee Min-so, lo primero que hizo fue atribuir el deceso a una supuesta ruptura amorosa. Pero el primo de la víctima, Park Du-yong, estaba convencido de que no era así: desenterró todas las anotaciones que la mujer había hecho en su diario, registros de trabajo y mensajes de texto.

Así encontró la verdadera razón que la llevó a tomar esa dura decisión. Los meses previos al suicido, la profesora fue bombardeada por quejas de los padres, a raíz de que uno de sus estudiantes hirió a otro con un lápiz, lo que despertó llamadas telefónicas y mensajes enfurecidos contra ella. Fue tal el acoso, que no encontró otra salida.

Pero Lee Min-so no fue la única. En consecuencia de su muerte, miles de profesores comenzaron a denunciar que son acosados por padres prepotentes, que los llaman a todas horas del día e incluso fines de semana, quejándose de forma incesante e injusta.

Los maestros tienen miedo de que los tilden como maltratadores de niños y que no tienen la capacidad de disciplinar a sus estudiantes, pero también de que los denuncien y se aprovechen de una ley de bienestar estudiantil, donde los profesores acusados de maltrato son suspendidos de inmediato.

Según distintos relatos, sí existe un aprovechamiento de esta normativa: por ejemplo, un maestro recibió una denuncia, después de negarse a la petición de un padre de despertar a su hijo con una llamada todas las mañanas.

Es un profundo daño, no solo a la reputación de los maestros, sino también a su salud mental. Miles han revelado que muchas veces necesitan meses de baja al tener pensamientos suicidas, ansiedad, estrés y depresión a raíz de las exigencias inimaginables de los padres.

Esto, según reveló la BBC, estaría de la mano con la cultura hipercompetitiva en la sociedad de Corea del Sur, donde el futuro de los estudiantes depende únicamente de su éxito académico, pero también de la desigualdad, pues ahora muchos padres tienen estudios superiores y sienten el derecho de despreciar a los profesores, solo por pagar sus impuestos.