Hace un par de días, en Chile celebramos Halloween y el Día de Todos los Santos, las festividades del año donde se vuelve un poco más natural hablar sobre los muertos, ya sea para dar un buen susto o para recordar a quienes ya partieron.
Pero, ¿qué pasa el resto del año?
En general, a los humanos nos cuesta hablar sobre la muerte. Quizás por temor, angustia, o por la connotación negativa que se le suele dar a un proceso que, en realidad, es muy natural y parte de la existencia humana.
—La muerte se ha ido encapsulando en el mundo de las religiones y de los hospitales. Entonces, en la cotidianeidad, se asocia al sufrimiento, al dolor, pero no a un proceso natural de la vida —comienza a explicar a La Tercera Matías Reeves, autor de Memento Mori y fundador de Proyecto Mokita.
Reeves comenzó a organizar unas reuniones, abiertas al público chileno, bajo el peculiar nombre de Cafés de la Muerte. En ellas, cualquiera que quisiera hablar sobre la muerte puede hacerlo. Así, sentadas entre varios rostros extraños, las personas podían expresar lo que en el día a día pareciera ser un tema tabú, lo que a muchos les resulta catastrófico discutir.
—'¿Por qué hablar de la muerte?’ es una pregunta que no deberíamos evadir. Debiéramos ponerla en el centro, porque desde ahí, uno termina hablando de la muerte, del perdón, y de la vida, justamente.
Lo difícil de hablar sobre la muerte
Reeves asegura que la vida misma, la tecnología, el desarrollo de las ciudades y la urbanización hizo que hablar de la muerte fuese cada vez menos “natural”.
—En el mundo rural, todavía se matan a los pollos y a los corderos para comer. Hay una muerte muy cercana, no obstante, hoy día te llega el plato listo a la mesa. También están las generaciones pasadas: antes, los abuelos decían que tenían 14 hermanos, pero solo seis vivos, por ejemplo —dice el también ingeniero civil.
Es decir, tener menos encuentros cercanos con la muerte hace que esta se vea como algo lejano, incierto, y que cueste tener una conversación normal acerca de ella.
Justamente, por intentar naturalizar hablar sobre la muerte, Reeves fundó Proyecto Mokita, una organización que reúne a todas las personas que se atrevan a hacerlo, a sentarse en un café o en un bar para que, con una copa de vino, compartan las infinitas preguntas que pueden surgir sobre el fallecimiento.
Así, el primer paso para desprenderse de la connotación negativa que le damos a este proceso, es hablarlo.
—Eso es lo que nos pasa en los cafés. Cuando uno hace la pregunta de cómo se entiende la muerte, se abre un abanico de posibilidades (...) Llega gente con mucha incertidumbre, inquietud, pero una vez que comienzan a compartir experiencias, las personas comienzan a darse cuenta que es muy natural, y la gracia de conversar con personas desconocidas es que la conversación fluye mucho más fácil —asegura Reeves a LT.
Por ejemplo, una mujer —madre de hijos adultos— que asistió algunas veces a los Cafés de la muerte, quedó encantada con su experiencia y quiso compartirla con sus hijos. Pero la respuesta fue un portazo: “¡Ay mamá! Ya te vas a poner grave. Nos vas a dejar tristes”, le replicaron.
Fue ahí donde se dio cuenta que, en realidad, hay muy pocos espacios donde se hable de la muerte como tema cotidiano.
9 razones por las que deberíamos hablar de la muerte
Según la experiencia que tuvo Reeves en los Cafés de la muerte —donde los asistentes suelen tener en promedio 45 años, desde los 18 a los 82— las motivaciones que suelen tener para hablar de la muerte son:
- Es imposible vivir plenamente sin pensar en la muerte.
- Encontrar explicaciones a lo que pasará después de la muerte.
- Curiosidad.
- Por duelos de hijos, padres o hermanos.
- Porque no hay espacios para hablarlo.
- Para mitigar el miedo.
- Para tratar mejor a sus pacientes en el hospital.
- Por estar en una condición de salud cercana a la muerte.
- Por la preocupación de la vejez y la muerte digna.
“O simplemente porque el tema es fascinante, o fue un impulso haberse inscrito. Los intereses son tan variados que esta lista, en realidad, no le hace justicia”, escribió el autor en Memento Mori, junto a muchas razones más de por qué las personas se motivaron a ir a las reuniones.
Memento Mori
Hay preguntas que, a veces, nos hacemos a nosotros mismos, y que no nos atrevemos a compartir. ¿Cómo voy a reaccionar cuando mis padres se mueran? ¿Qué haré cuando mi amada mascota ya no esté conmigo? ¿Cuando muera, mis amigos me subirán a sus stories en Instagram? ¿Cómo hablo con mis hijos sobre la muerte?
Todas estas, a través de la experiencia, Matías Reeves las intenta contestar en su libro Memento Mori.
“He comentado antes que lanzarse a conversar sobre la muerte es un camino sin retorno. Sin darme cuenta yo tampoco, haber comenzado este camino me ha hecho darme cabezazos una y otra vez. No solo en mis reflexiones personales, sino sobre todo mientras escucho a otros”, escribió Reeves, sobre el sentido de la vida.
“La vida es un tema complejo que nos hace reflexionar sobre nuestra mortalidad y la búsqueda de sentido en ella (...) Es la muerte, en cada Café de la Muerte que organizamos, la que nos recuerda incansablemente que hablar de ella es hablar de la vida”.
“Hablar de la muerte es hablar de la vida”.
*Puedes adquirir el libro Memento Mori aquí, y revisar cuándo habrá un próximo Café de la Muerte aquí.