Sorpresa y nerviosismo. La alarma que lanzó la Agencia Meteorológica de Japón (AMJ) el pasado jueves preocupó a los habitantes del país asiático y al resto del mundo, pues asegura que durante estos días, el riesgo de un megaterremoto es “mayor de lo habitual” en la falla de Nankai.
Esta falla recorre desde Kyushu —una de las islas principales de Japón— hasta el norte, pasando por la capital, Tokio. Es decir, si es que hubiese un sismo de gran magnitud, el panorama sería devastador para varias localidades de Japón y podría eventualmente afectar a otros países, como Chile, con un tsunami.
Es por esto que la alarma mantiene en vilo a los japoneses y a las autoridades de la comunidad internacional, más aún cuando el Primer Ministro japonés, Fumio Kishida, anunció la cancelación de un viaje que tenía al extranjero el pasado fin de semana para “centrarse en la respuesta del gobierno y la difusión de la información”.
El geofísico Luis Donoso de la Universidad del Desarrollo observa con curiosidad la reacción de la AMJ, pues le parece una alarma que podría haberse perdido en la traducción y que el mundo entendió como una predicción.
Este es el análisis del experto.
La alarma de Japón sobre un megaterremoto, ¿era necesaria?
El geofísico Luis Donoso le dice a La Tercera que le llamó la atención que Japón decidiera emitir una alarma después del sismo 7.1 registrado el pasado jueves cerca de la costa oriental de Kyushu.
“No es lo normal que ocurra. Al contrario, el gobierno de Japón es bastante conservador y poco especulativo en lo que hace”, dice el experto. Después de indagar en las noticias que sacó la prensa japonesa, Donoso aseguró que “hay una división significativa entre las autoridades académicas de Japón. Hay críticas”.
Esta alarma que emitió la Agencia Meteorológica de Japón (AMJ) no sería unánime. “Hay expertos que están legítimamente preocupados (de un posible sismo de gran magnitud), pero no para poner una alarma”.
Para Donoso, la alerta de la agencia japonesa viene, de alguna forma, a intentar prevenir grandes desastres, como los del terremoto del 2011, no obstante, las circunstancias y características del sismo intenso del pasado jueves —que sería el que desencadenaría un megaterremoto, según la AMJ— no son similares ni cumplen los requisitos para alarmarse, como lo hizo Japón en esta ocasión.
“Esto pareciera ser una fractura a nivel de gestión del problema más que un tema técnico”.
Según explica Donoso, la zona en la que ocurrió el sismo 7.1 del pasado jueves tiene un protocolo: si es que a partir de un sismo grande se generan más de dos sismos de ciertas características después, los ingenieros japoneses recién comienzan a mirar con interés el lugar, para establecer si algo más podría ocurrir.
“Pero pasó que, en el transcurso de estos días, han ocurrido muy pocos sismos en la zona, no más de siete u ocho, a diferencia de lo que ocurrió en el gran terremoto del 2011 cuando hubo al menos 63 sismos precursores sobre grado 4″.
Con esta información, Donoso establece que no habría sido necesario levantar la alerta con el nivel de importancia que se hizo en Japón hace unos días.
“Lo que están haciendo es tratar de evitar que un sismo grande los pille por sorpresa, como les pasó en el año 2011 (...) Pero el problema que hay ahí es la división entre académicos: unos dicen que los sismos no están relacionados (con un megaterremoto) y que no son predictores, pero un investigador dice que sí puede estar relacionado. Eso los tiene complicados”.
En esta línea, la teoría de la alarma en Japón del geofísico es que “los canales de comunicación interinstitucional están con un problema de lucha de espacios”.
Los problemas que podría traerle a Japón la última alerta por un posible terremoto
No hay duda de que el gobierno de Japón está bien preparado para un posible megaterremoto en la falla de Nankai. Tienen distintos documentos donde establecen todos los preparativos y métodos de prevención y reparación de daños, pues Nankai sería el próximo gran terremoto que afectaría al país, solo que nadie sabe cuándo ni dónde.
Según un documento del gobierno, al que tuvo acceso La Tercera, los investigadores japoneses estiman que los terremotos de gran magnitud en esa zona ocurren cada 100 a 150 años. El último fue un 8.0 en el año 1946, por lo que, siguiendo esa lógica, ahora estaríamos cerca del período donde podría desatarse un sismo intenso.
“Imagínese qué implica para la autoridad, para las personas, los que trabajan, los que están invirtiendo si es que el gobierno emite una alerta. Eso hizo bastante ruido en la comunidad. Hay muchas personas que dicen que hay que revisar esto con más cuidado”.
Y es que Japón habría establecido un ‘estándar’ para los próximos sismos grandes que podría tener consecuencias legales, según explica Donoso.
El experto recuerda el caso de los seis sismólogos italianos que, en 2012, fueron condenados a seis años de cárcel por no advertir sobre el terremoto de 2009 en L’Aquila, pues habían estimado que el riesgo era “muy leve”. No obstante, cuando ocurrió, fue de 6.3 escala Richter y causó más de 300 muertes y miles de heridos.
“Esto es exactamente lo que no puede ocurrir”. Si es que un verdadero terremoto ocurriera en Japón y el país no emite una alerta, como la que hizo ahora, el gobierno japonés podría estar en problemas, pues ya marcó un ‘precedente’ con la alerta del pasado jueves.
“Con esta alerta, lo que debiera ocurrir en Japón es que si hay un sismo que genera daños y no hubo una alerta, habrán consecuencias legales por no haber emitido la alerta. Y es extremadamente complejo salir de eso ahora”.
Entonces, ¿se equivocó la Agencia Meteorológica de Japón?
“Me da la sensación de que la alerta se perdió en la traducción, como dice la película, o bien hubo un apresuramiento. Yo creo en el primero, porque creo que alguien sugirió que pusieran la alerta, pero en realidad no estaban los elementos para generar esa alerta y se apresuraron en emitirla”, dice el experto.
En esta línea, Donoso sugiere que “el tema es que si la autoridad japonesa declara eso, el Primer Ministro suspende su viaje al extranjero, entonces le da una connotación más grave. El resto del mundo y los vecinos podemos especular que saben algo que no nos están diciendo”.
Aún así, es una pregunta sin una respuesta oficial. El gobierno japonés no emitió ninguna declaración de un posible error en la alerta y se limitó a sugerir a su población que no esparza noticias falsas o incompletas sobre un posible terremoto de gran magnitud.
Adicionalmente, la alerta mencionaba que había un plazo de 7 días para que las “altas probabilidades” del terremoto bajaran, algo que en la ciencia de los sismos, suena extraño. “Yo creo que dieron el plazo de siete días para ver si ocurría algo y así bajar la alerta”.
“Si es que es así, que no llega a pasar nada, lo más probable es que tampoco digan algo, porque eso implica reconocer que, eventualmente, se equivocaron”.