Cumplir 100 años o incluso más ya no es algo tan extraño. En el último siglo, la esperanza de vida ha presentado un notable crecimiento a nivel mundial gracias a factores como los avances médicos, tecnológicos, un mejor acceso a los servicios de salud y los cambios en el estilo de vida.

La ciencia no había logrado aclarar si ese aumento acelerado se mantendría durante el siglo XXI. Pero ahora, un estudio publicado recientemente en la revista Nature Aging ofrece nuevas pruebas de que los seres humanos podrían estar muy cerca de su límite biológico de vida.

Por qué la esperanza de vida está llegando a su límite

En 1990, S. Jay Olshansky, epidemiólogo de la Universidad de Illinois en Chicago (UIC), publicó un artículo en la revista Science que sugería que la esperanza de vida humana tiene límites y que los avances médicos más importantes ya habían ocurrido, lo que dejaba que el envejecimiento biológico fuera el principal factor de riesgo de enfermedad y muerte.

También se planteó que la tasa de mejora de esperanza de vida se ralentizaría en el siglo XXI y que, probablemente, la población no pasaría de los 85 años. Esto último, si es que no se lograba descubrir una intervención efectiva y segura para el envejecimiento biológico.

En una entrevista con Nature, Olshansky dijo que, junto a otros investigadores, esperaron 30 años para poner a prueba esa hipótesis. “Ahora tenemos pruebas definitivas de que la hipótesis de la esperanza de vida limitada es correcta”, señala.

En el estudio publicado el pasado 7 de octubre, Olshansky y sus colegas plantean que luego de que la esperanza de vida se duplicara en el siglo XX, el ritmo de aumento se ha desacelerado considerablemente en las últimas tres décadas y que eso seguirá ocurriendo mientras las personas estén expuestas a los efectos del envejecimiento.

El estudio de Nature Aging ofrece pruebas de que los seres humanos están cerca de su límite biológico de vida.

Cómo se hizo el estudio

El estudio, en el que participaron científicos de la Universidad de Illinois en Chicago, Hawái, Harvard y UCLA, analizó datos de esperanza de vida que se recopilaron entre 1990 y 2019. No se consideraron los años posteriores al 2019 para evitar el efecto de la pandemia por Covid-10.

Los datos pertenecían a lugares con poblaciones que se caracterizan por vivir más tiempo: Australia, Francia, Italia, Japón, Corea del Sur, España, Suecia, Suiza y Hong Kong. También se incluyó a Estados Unidos, pese a que en ese país la esperanza de vida ha ido disminuyendo en ese período.

Luego de realizar los análisis, los investigadores descubrieron que si bien la esperanza de vida al nacer había crecido durante esas tres décadas en las poblaciones evaluadas, el ritmo de crecimiento se pausó. La excepción fue Hong Kong.

Los datos también señalan que, pese a los avances que ha logrado la medicina moderna, la esperanza de vida en las poblaciones longevas apenas subió seis años y medio desde 1990. Se trata de un ritmo de crecimiento mucho más reducido al que esperaban algunos científicos que indicaban que la mayoría de las personas podrían vivir fácilmente más de 100 años.

Olshanksy describe que gran parte de los aumentos de la longevidad se han concretado gracias a los esfuerzos para combatir diversas enfermedades. Eso último provoca que los efectos del envejecimiento sean ahora el mayor impedimento para seguir progresando en tener una vida larga.

“La mayoría de las personas que viven hoy en día a edades más avanzadas viven en un tiempo que fue creado por la medicina”, detalló el investigador en un comunicado.

“Pero estas curitas médicas están produciendo menos años de vida a pesar de que están ocurriendo a un ritmo acelerado, lo que implica que el período de rápidos aumentos en la expectativa de vida ya está documentado como terminado”, complementó.

El ritmo de crecimiento de la esperanza de vida se ha ralentizado, según el estudio.

Cuáles son las posibilidades de vivir 100 años

A grandes rasgos, el estudio publicado en Nature Aging plantea que los niños que viven en zonas longevas tienen una probabilidad pequeña de ser centenarios: las mujeres solo tendrían un 5,1% de posibilidades, mientras que los niños, 1,8%. El grupo que tiene más probabilidades de vivir esa cantidad de tiempo son las mujeres de Hong Kong, que presentaron una probabilidad de 12,8%.

Olshansky aseguró en un comunicado que aunque es probable que más personas puedan vivir 100 años o más de eso en el siglo XXI, se tratará de “casos atípicos”, que no influirán en la esperanza de vida promedio.

De acuerdo al investigador de la Universidad de Illinois en Chicago, los hallazgos del estudio “refutan la idea convencional de que la longevidad natural de nuestra especie está en algún lugar en el horizonte, más allá de nosotros, con una expectativa de vida que supera la actual”.

“En cambio, está detrás de nosotros, en algún lugar en el rango de 30 a 60 años. Ahora hemos demostrado que la medicina moderna está produciendo mejoras cada vez más pequeñas en la longevidad, a pesar de que los avances médicos se están produciendo a una velocidad vertiginosa”, complementó.

La investigación ha sido elogiada por otros científicos que han sugerido que la esperanza de vida seguirá teniendo un aumento significativo a futuro. Steven Austad, profesor de biología de la Universidad de Alabama y que en el pasado realizó una apuesta con Olshansky de que el ser humano vivo podría llegar a los 150 años, señaló a The New York Times que el estudio era “excelente” y que aporta pruebas claras de que el ritmo de crecimiento de la esperanza de vida ha ido ralentizándose.

Mientras que Jan Vijg, profesor de genética de la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York, señaló al mismo medio que el estudio liderado por Olshansky estaba “bien hecho” y que “siempre ha sido lo que la gente consideraba pesimista, pero creo que también es realista”.