Por qué las personas no tienen tiempo para un hobby (pero sí para trabajar)

“¿Qué haces para divertirte?”. Después de salir del trabajo o del estudio, ¿hay alguna actividad o pasatiempo que hagas por puro placer? Y es que de eso se trata un hobby: algo que disfrutas de hacer sin responsabilidades ni presiones, como jugar un videojuego, deporte, rompecabezas o leer.

Según un reciente reportaje del Washington Post, en la época que vivimos, donde la tecnología debería hacer nuestras tareas del día a día más eficientes, deberíamos tener mucho más tiempo de ocio y entretenimiento.

Pero aparentemente, no es así para todos.

Al llegar a casa, algunos tienen que lavar la loza, la ropa, sacar a pasear a la mascota, lavarla también, ordenar, hacer la cama, y sin darse cuenta, ya son las 10 de la noche y hora de acostarse pronto para tener suficiente energía para el día siguiente.

El Post habla incluso de la visión de algunos economistas —como John Maynard Keynes— que hace casi 100 años creían que a estas alturas ya tendríamos semanas laborales de 15 horas y, por tanto, tiempo de sobra para “cultivar hasta su máxima perfección el arte de la vida misma”.

Y es que, antiguamente, el ideal de la vida no era trabajar sin descanso, sino tener el tiempo para realizar actividades placenteras. Esta era “la definición del progreso humano”.

Las jornadas de ocho horas al día se exigieron, por primera vez en Estados Unidos, en 1866. Desde entonces, los trabajadores que cumplen horario tienen menos de cuatro horas de tiempo libre y, según el artículo del Post, en ese pequeño espacio del día, se dedican a ver la televisión.

Benjamin Hunnicutt, académico de Estudios del Ocio en la Universidad de Iowa, le dijo al mismo medio que una de las razones por las que las personas han perdido el tiempo (e interés) en tener un hobby es porque “el trabajo ha sido sobrecargado con significado, propósito e identidad”.

Por otra parte, aunque parezca contradictorio, la llegada del streaming en plataformas para ver series y películas, y también la adicción a redes sociales donde se puede desplazar eternamente por contenido, hacen que “cualquier otra actividad parezca un esfuerzo”.

Además, el factor económico no puede dejarse de lado: en muchos países, incluido Chile, hay personas que además de su trabajo principal, deben sostener uno secundario para alcanzar a pagar las cuentas.

Todo lo anterior, deja casi nulo el tiempo de ocio, entretenimiento y placer.

En cambio, quienes sí pueden disponer de al menos una o dos horas de sus días para practicar alguna actividad que les cause emociones positivas, parecen ser un segmento privilegiado con tiempo y recursos.

En el mismo reportaje, se explica que tener un hobby o pasatiempo está vinculado en tasas más bajas de depresión, especialmente en las personas mayores.

Para Jasmine Cho, autora del libro Get A Hobby (Consigue un hobby), el pasatiempo puede ser todo aquello “que te arraigue en la alegría, que te ayude a sobrellevar una tristeza y te permita escapar de las cargas de la vida”.

No hay una regla. Simplemente, es lo que a ti te guste.

El objetivo es sentir satisfacción de la vida, aunque hay algunas investigaciones que detectaron que los hobbies al aire libre o lejos de las pantallas, como la jardinería, manualidades o carpintería, pueden provocar más felicidad y placer que estar más tiempo frente a una pantalla.

Otra cosa importante a considerar es que el hobby debe ser realizado de manera intencional, no automática. Ver TikTok por cuatro horas sin parar no es un pasatiempo.

Por otra parte, un hobby deja de ser un hobby cuando lo monetizar, pues de ser así, el fin será ganar dinero y no desconectarse y sentir felicidad al hacer una actividad.

Y tampoco es necesario invertir grandes cantidades de dinero en un pasatiempo: cualquier cosa que tengas a mano y te guste, es un gran punto de partida.

No es necesario hacer un sinfín de hobbies tampoco, pues “incluso tener un solo pasatiempo puede ser un gran privilegio para alguien que apenas tiene tiempo de sobrevivir al día a día”.

Aunque todavía no llegamos a la edad dorada que anticipaban los grandes pensadores del siglo XX, sí estamos a tiempo de tomar otro de sus grandes consejos: “Debemos ser cuidadosos con esta nueva libertad”.

“Podrían robárnosla los poderosos y ricos que quieren mantenernos en servidumbre para su propio beneficio y vendernos cosas inútiles”.