Con la reciente llegada a la Casa Rosada del nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, sus fotografías recorrieron las redes sociales y los medios de comunicación del mundo. Y algo que comenzó a llamar la atención de los internautas fue el peculiar corte de pelo que luce el mandatario.
Es una especie de cabellera rebelde, que está entre medio de un mullet y un mohawk, pero que sin duda quedó en la retina de todos, como una especie de ícono para reconocerlo fácilmente.
En entrevista con el canal argentino Eltrece, Milei confesó que no se peina al salir de la ducha, sino que deja que el viento haga lo suyo. “A mí me peina Eolo, el dios del viento”, dijo entre risas.
Pero mientras los sudamericanos comentaban sobre el pelo de Milei durante su campaña, al otro lado del mundo, en Países Bajos, ascendió al poder Geert Wilders, un político encasillado en la “ultraderecha islamófoba” que, curiosamente, también tiene una cabellera “extraña”.
Y si pensamos en Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, o Boris Johnson, ex primer ministro de Reino Unido, el patrón de los peinados “estrafalarios” se vuelve a repetir una vez más.
¿Los peinados extraños de la ultraderecha son una coincidencia, o hay un mensaje político detrás? Este es el análisis de los expertos.
Por qué la ultraderecha suele tener peinados extraños
En el análisis —que realizó el diario español El País— se recordó que hace un siglo, los hombres poderosos solían llevar el pelo largo, con rizos artificiales y mechones alborotados. Este tipo de cabelleras les daba “estatus”, pero también “masculinidad”.
Pero como siempre sucede en la moda, la tendencia cambió y el pelo corto se convirtió en el estándar de pulcritud en Europa. El mensaje político detrás de este cambio de look era “decirle adiós al Antiguo Régimen”, según contó Ana Velasco Molpeceres, autora del libro Historia de la moda en España.
De vuelta al presente, en el caso de Milei, su cabellera podría ser comparada a la de un personaje de un cuento de Jane Austen, y, según Velasco Molpeceres, es un mensaje de que no se ajusta a los cánones de su tiempo y por ello “transmite diferencia”.
Así también piensa del peinado del holandés Geert Wilders: “Yo creo que han elegido esos peinados porque son desconcertantes y por tanto, muy mediáticos. La estética estrafalaria y rupturista que siempre había encajado en la izquierda ahora encarna a la derecha neoliberal individualista”.
“Es una oposición frontal a lo burgués y, al mismo tiempo, una reafirmación vanidosa”, continuó explicando a El País la también académica de comunicación en la Universidad Complutense de Madrid.
Donald Trump, por ejemplo, tiene una evidente calvicie que intenta tapar con el pelo largo llevado hacia adelante. Esto, para el sociólogo y politólogo Luis Arroyo, director de Asesores de Comunicación Pública, tiene que ver con que el pelo masculino es señal de “fortaleza y sabiduría”, mientras que la ausencia de él es todo lo contrario.
Sin embargo, el “mensaje” más importante de estos extraños peinados de los líderes de ultraderecha sería que “se creen seres especiales y encuentran en el desorden de sus cabellos una forma de desafiar el establishment”.
Otro ejemplo de ello es Boris Johnson, quien fue educado en los mejores colegios privados de Reino Unido pero que su despeinada cabellera era un “desafío” a los buenos modales, un estilo que se convirtió en su ícono de identidad y que, para bien o para mal, lo distinguió de sus pares.