A más de un padre le habrá ocurrido que su hijo pequeño siempre quiere contemplar el mismo episodio de una serie infantil en la televisión, sin importar que ya lo haya visto en innumerables ocasiones.
Algo similar sucede cuando llega la hora de dormir y pide que le lean un cuento que, fácilmente, podría recitar de memoria.
Si bien esa conducta puede resultar un poco molesta para muchos padres, los expertos señalan que detrás de ella se esconde una explicación relacionada a su desarrollo cognitivo y emocional.
Por qué los los niños repiten los mismos capítulos de TV
Según describen en un artículo de The Conversation Javier Aguado-Orea y Diarmuid Verrier, profesores titulares de Psicología en la Universidad Sheffield Hallam (Reino Unido), el deseo de los niños de ver el mismo programa o leer el mismo libro se debe a una necesidad de identificar y comprender patrones.
Los expertos describen que el cerebro humano se esfuerza por identificar qué situaciones son regulares en la vida, así como las que no lo son.
En los niños pequeños, la sensibilidad a detectar patrones en su rutina es mucho más alta, lo que se conoce como “aprendizaje estadístico”. Eso les permite conocer la frecuencia con la que ocurren ciertas situaciones, como los sonidos usados en el habla.
Aguado-Orea y Verrier ejemplifican con que en el inglés las combinaciones de tres letras “the”, “and” e “ing” tienen a repetirse con gran frecuencia, lo que les ayuda a los niños a adquirir sus primeros conocimientos del lenguaje.
Cuáles son los beneficios de la repetición en los niños
Según lo mencionado por los profesores de psicología, la repetición puede ser muy beneficiosa para los niños en términos de consolidar su aprendizaje. Y es que cuando vuelven a exponerse a un contenido que les resulta familiar, pueden procesar de mejor forma la información, reconocer los patrones y anticipar lo que podría ocurrir.
Pero además de eso, la repetición tiene una gran influencia en las emociones de los más pequeños, que se conoce en la ciencia como “efecto bienestar”.
En los primeros años de vida, lo que más hacen los niños es aprender lo que sucede en su entorno. El problema está en que tener que exponerse a nuevos estímulos o experiencias puede ser muy cansador, incluso en quienes se caracterizan por tener mucha energía.
Aguado-Orea y Verrier argumentan que los estímulos que resultan familiares para los niños, como ese episodio o cuento que siempre quiere repetir, actúa como una especie de refugio que les proporciona confort y seguridad.
En último lugar, el hecho de que los niños se aferren tanto a una actividad específica también se debe a la necesidad de tener control y dominio en sus vidas.
Al estar en la escuela o el hogar, los más pequeños deben someterse constantemente a decisiones que toman los adultos y que están fuera de su alcance. Ver su programa preferido, por más que lo haya visto cientos de veces, les ayuda a satisfacer esa necesidad de tener un poco de autonomía.
Los especialistas reiteran en que la repetición es un comportamiento natural y que tiene un gran valor en el aprendizaje y bienestar, por lo que no es algo que debería generar mayor preocupación. Eso sí, advierten que podría ser problemático si interfiere en otros aspectos de la vida de los niños, como salir del hogar, sus relaciones sociales o la actividad física.