La harina ha sido durante siglos un ingrediente fundamental en la dieta de la sociedad, ya que gracias a ella es posible hornear pasteles, postres, y especialmente, pan.
Variedades hay muchas, aunque hay una que ha estado ganando popularidad entre los cocineros “aficionados”: se trata de la harina francesa, que tiende a tener un precio más elevado.
De acuerdo a The Wall Street Journal, muchas personas han optado por dejar de comprar harina en supermercados, y en cambio, están adquiriendo harina proveniente de Francia a través de internet o negocios pequeños para elaborar sus preparaciones en casa.
Pero, ¿a qué se debe la buena reputación que tiene la harina francesa?
Cuáles son las ventajas de la harina francesa
Una de las principales razones por las que la harina francesa importada ha ganado seguidores es que no causa las mismas reacciones en las personas con sensibilidad al gluten, como sucede con otras variedades, como la estadounidense.
El gluten es una proteína que se encuentra naturalmente en los alimentos que tienen trigo, cebada o centeno, aunque también se puede encontrar en medicamentos. Al tener problemas con esa proteína, las personas con intolerancia al gluten presentan síntomas intestinales como dolor de estómago, diarrea o estreñimiento.
Eli Keehn, profesor de inglés, es uno de los que decidió utilizarla por ese motivo, ya que su esposa tiene intolerancia al gluten. “No sé por qué funciona, pero ella lo tolera”, dijo al WSJ.
La harina francesa se caracteriza por tener menor contenido gluten, lo que permite que los productos horneados con ella sean mucho más fáciles de digerir. Eso sí, hasta ahora no hay investigaciones que aborden cómo eso puede afectar los síntomas de los pacientes con sensibilidad al gluten, dicen los expertos.
Otra razón que argumentan los cocineros amateurs para comprar esta harina es su calidad superior.
La harina francesa generalmente se muele de manera más fina en comparación a la estadounidense, además de elaborarse con trigo más blando, lo que da como resultado masas con una pureza, sabor y textura notablemente diferente.
Uno de los que la ha usado por ese motivo es Gwen Kandula, quien durante un viaje a Francia probó varias preparaciones como cramique, un pan brioche que se come al desayuno, y pensó era “lo mejor” que había comido en toda su vida.
Apenas volvió a su hogar, no aguantó las ganas de recrear ese pan y compró harina francesa por internet. Ahora, cada vez que usa esta variedad, trata de centrarse en la técnica de su preparación.
La harina francesa también destaca por no pasar por tantos tratamientos químicos. Hoy en día muchas harinas son sometidas a blanqueado o enriquecimiento con aditivos artificiales, lo que impacta en la calidad final del producto horneado y la manera en que se digiere.
En cambio, la harina francesa suele ser mínimamente procesada y no se le añaden blanqueadores o productos químicos, lo que permite que sea más saludable, se preserve su valor nutricional y cause menos problemas digestivos.