Los científicos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) continúan observando con atención el desarrollo del fenómeno La Niña y cómo el océano Pacífico sigue cambiando.
Y es que hasta hace poco, la temperatura del mar presentaba condiciones más cálidas de lo normal —por la estadía del fenómeno El Niño, que se caracteriza por lo mismo—, no obstante, ahora estarían formándose condiciones más frías, para dar inicio a la temporada de La Niña, que ha sido pronosticada desde principio de año.
Según los últimos informes de la NOAA, la llegada estimada sería entre septiembre y octubre con un 66% de probabilidad, una fecha que se ha ido atrasando mes a mes, pues todavía no se reúnen las condiciones para dar a este fenómeno como establecido.
Pero, ¿por qué está tardando tanto la llegada de La Niña al mundo? Esta es la explicación de los expertos de la NOAA.
Por qué todavía no llega el fenómeno La Niña al mundo
Según explicaron desde la NOAA, en lo que va del año, el océano Pacífico ecuatorial ha tenido una tendencia a la baja de las temperaturas. Aún así, en su portal escribieron que “la transición esperada de ENSO-Neutral a La Niña continúa avanzando lentamente”.
Es por esto que en su último informe bajaron las probabilidades de 70 a 66% para que La Niña se termine de desarrollar durante la primavera austral y que persista durante el verano del hemisferio sur con un 74% de probabilidad.
Pero, ¿por qué La Niña está transicionando tan lentamente?
Los científicos de la NOAA dieron cuenta de que las temperaturas superficiales del mar siguen marcando muy cerca de la media, es decir, del promedio ‘normal’, lo que indica que estamos en una fase Neutral del fenómeno El Niño Oscilación-Sur (ENSO).
No obstante, “las temperaturas del agua por debajo de la media en la subsuperficie (desde la superficie hasta los 300 metros por debajo) del océano Pacífico tropical se intensificaron en el último mes y se expandieron a una mayor parte del océano Pacífico central y oriental”.
“Estas aguas más frías que el promedio serán una de las fuerzas impulsoras de cualquier fenómeno de La Niña que se forme a finales de este año”.
Pero hay un problema: los científicos no solo observan el comportamiento del océano, sino también de la atmósfera. Y ésta todavía no ha dado indicios certeros sobre La Niña: “Los vientos alisios soplaron ligeramente más al este de lo normal en julio (es decir, vientos ligeramente más fuertes que el promedio), mientras que la actividad de tormentas eléctricas fue en general cercana a la media”.
Esto también respalda que estamos en una fase ENSO-Neutral, es decir, sin la presencia de La Niña.
En esta línea, los modelos climáticos de la NOAA “han tendido a mostrar un desarrollo más débil y más tardío de La Niña” en los últimos meses, en comparación al inicio del semestre del 2024, donde apuntaban a que, a estas alturas, ya estaríamos en plena temporada del fenómeno.
Y aunque los pronósticos han ido variando mucho mes a mes, “el consenso general de los modelos sigue siendo que La Niña probablemente se formará este año y durará hasta el próximo verano”.
Y es que aunque las temperaturas del mar todavía no están lo suficientemente frías y los vientos alisios todavía no marcan una tendencia clara, sí hay pequeños indicios que hacen que los científicos y meteorólogos crean que es bastante probable que este 2024 llegue el fenómeno La Niña, tarde lo que tarde.
“Declaramos el inicio de El Niño, La Niña o neutralidad en función de los promedios mensuales. Es decir, no esperamos hasta ver un promedio de tres meses que cumpla con los criterios (...) Si decimos que hay un 70% de posibilidades de que se desarrolle La Niña durante agosto-octubre, estamos diciendo que esperamos cumplir con nuestros criterios del diagrama de flujo de LA Niña en algún momento durante ese período”, explicaron desde el organismo.
Aún así, también insisten en que podría haber influido la racha de calor que La Tierra está atravesando desde hace más de un año, a raíz del cambio climático.
Durante el fenómeno El Niño, que comenzó el año pasado y duró hasta principios de este año, las temperaturas oceánicas globales batieron récords absolutamente todos los meses. No obstante, después que El Niño murió, el planeta todavía presentó temperaturas extremadamente altas, en comparación a otros años.
Esto también sería un factor que causa incertidumbre en la comunidad científica. En especial, sobre los posibles efectos que podría tener La Niña que está en desarrollo.
“La fuerza probable de La Niña que se avecina se hará más clara a medida que nos acerquemos (...) Por supuesto, también es importante recordar que la fuerza de un determinado El Niño o La Niña no es un buen predictor de la fuerza de los impactos de la temperatura o la precipitación en un lugar particular”, escribieron desde la NOAA en otra entrada.
En esta línea, “los eventos más fuertes hacen que sea más probable que los lugares propensos a verse afectados por El Niño o La Niña experimenten algún nivel de sus impactos típicos, pero no necesariamente impactos más fuertes”.
Para hacerse una idea, el organismo compartió una imagen que muestra cómo La Niña afecta a los patrones climáticos (temperatura y precipitaciones) en los distintos países del mundo, basada en los datos del Centro de Predicciones Climáticas.