Una de las principales recomendaciones a la hora de comer es realizarlo de manera relajada y con calma. ¿Existe una razón de salud que origine los consejos sobre disminuir la velocidad al momento de ingerir alimentos?
Se trata principalmente de las consecuencias para el organismo al recibir velozmente la comida. Lo anterior puede ocurrir al no darle tiempo a la sensación de saciedad a manifestarse en el cerebro.
También puede ocurrir que se coma más de lo adecuado si se está prestando atención a otra cosa, como la televisión o el smartphone.
“Comer rápido engordaría si uno come más de lo que necesita, porque podemos comer rápido nuestra porción, luego dejar de comer y no existiría tal problema”, analizó la nutricionista Agustina Murcho a Infobae.
“El tema es que cuando uno come rápido tiene el riesgo de comer más porque la señal del sistema digestivo al cerebro tarda 20 minutos. Si yo como en 10 minutos probablemente siga sintiendo hambre, entonces voy a comer más”, expuso.
En esa línea, la opinión de la profesional es que el problema “tiene que ver con la cantidad de comida y desde cuando tengo el registro de saciedad, que es a partir de los 20 minutos”.
Cómo se relaciona el comer rápido con problemas de salud
Se suele asociar la acción de comer muy rápido con problemas de salud. Así lo explicó un estudio publicado en 2018 y presentado en la Asociación de Cardiología de Estados Unidos, mostrando que tener mayor velocidad al ingerir alimentos está ligado a la obesidad y un futuro síndrome metabólico.
La investigación estuvo a cargo del cardiólogo Takayuki Yamaji, de la Universidad Hiroshima de Japón, quien evaluó a mil personas, entre hombres y mujeres, durante cinco años, concretamente entre 2008 y 2013, para registrar sus resultados.
Al comienzo del estudio, dichas personas eran de 51 años y no tenían el síndrome metabólico.
Durante el desarrollo de la medición, los investigadores dividieron a los sujetos de estudio en tres grupos en relación a la velocidad con que acostumbraban a comer.
La evaluación demostró que el 11,6% de las personas del grupo que comían más rápido desarrollaron el síndrome metabólico. Se trató de una cifra mayor al compararla con los otros dos conjuntos de personas.
Quienes comían a velocidad media tuvieron un 6,5% de riesgo, en contraste con un 2,3% de quienes lo hacían más despacio.
“La velocidad de alimentación se correlacionó significativamente con el aumento de peso, los triglicéridos y el colesterol de lipoproteínas de alta densidad componentes de los factores de riesgo metabólicos”, expuso el informe.
¿Qué es el síndrome metabólico?
Desde la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos se definió al síndrome metabólico como un grupo de factores de riesgo de enfermedad cardiaca, diabetes y otros problemas de salud.
Dentro de los factores de riesgo se incluyen:
- La denominada obesidad abdominal, es decir, tener una gran cantidad de grasa en la cintura.
- Tener un nivel alto de triglicéridos.
- Tener un nivel bajo de colesterol HDL, el también llamado colesterol “bueno”.
- Sufrir de presión arterial alta.
- Contar con un nivel alto de azúcar en la sangre en ayunas.
Dentro de las causas del síndrome metabólico se encuentran las siguientes:
- Sobrepeso y obesidad.
- Estilo de vida sedentario.
- Resistencia a la insulina.
- Edad avanzada.
- Genética familiar.
¿Cuáles son las recomendaciones para comer más lento?
Para quienes sienten que son muy rápidos a la hora de su comida, existen algunos trucos que les pueden ayudar a lograr un momento tranquilo para disfrutar de los alimentos.
A través de un artículo de Clínica Las Condes, la nutrióloga María José Escaffi sugirió los siguientes consejos para comer más lento.
- Evitar estar frente a pantallas: utilizar un televisor, computador o smartphone no es una actividad que combine con la hora de comer. Lo mejor para disfrutar el momento es estar acompañado y conversar, lo que da tiempo para comer lento y digerir mejor.
- Estar relajado: un momento de estrés o tensión no permitirá darle atención a lo que se está comiendo y el cerebro perderá las señales que indican saciedad.
- Masticar bien: se recomienda masticar bien la comida y elegir alimentos que requieran ser masticados por más tiempo.
- Beber agua: tomar un vaso antes de sentarse a comer ayudará a la sensación de saciedad.
- Cocinar: al ir probando los alimentos mientras se preparan, se come menos cuando está todo servido.
- Cambiar los recipientes: una manera de reducir las porciones a consumir es usar platos y vasos más pequeños.