Un repentino dolor y alta sensibilidad en el lado derecho del abdomen podrían ser señales de que la vesícula biliar está sufriendo una inflamación poco normal.
Según la Clínica Mayo, la vesícula biliar es un órgano pequeño que tiene forma de pera que se sitúa debajo del hígado. Es en la vesícula donde se produce y almacena la bilis, un líquido que permite digerir y absorber las grasas.
Daniel López Rosetti, médico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), expresó al sitio Infobae que “cuando uno come, la vesícula envía la bilis al tubo digestivo, al intestino, y así ayuda a digerir las comidas que ingerimos”.
Uno de los problemas que este pequeño órgano puede presentar, sucede cuando los cálculos biliares (acumulaciones sólidas, en forma de bolitas de distintos tamaños) comienzan a obstruir la salida de la vesícula.
Si ese es el caso, estamos hablando de una inflamación de la vesícula biliar, también conocida como colecistitis. Según López Rosetti, “esta patología es más frecuente después de los 40 años, y es más frecuente en las mujeres que en los hombres”.
Cómo saber si la vesícula biliar está inflamada
Para el médico de la Universidad de Buenos Aires, el primer indicio de que una persona está experimentando colecistitis es un dolor constante que siempre acompaña y que eventualmente puede crecer con el consumo de alimentos. Sin embargo, otra forma en que puede aparecer es a través de los cólicos, con dolores que pueden llegar a ser muy intensos.
Sentir pesadez digestiva —malestar o presión en el estómago después de comer— es otro de los signos de que una persona está presentando colecistitis, advierte López Rosetti. “Cuando uno como médico revisa al paciente, la sola palpación ya nos ayuda a darnos cuenta que muy probablemente tiene una colecistitis crónica”, señala.
Pese al dolor que puede significar la inflamación de la vesícula biliar, hay algunas medidas que pueden ayudar a mitigar este problema.
El doctor López Rosetti afirma que uno de los tratamientos tiene que ver con cambios en la alimentación, priorizando “una dieta sin grasa o hipograsa y el uso de analgésicos. Si el paciente sigue evolucionando de modo negativo y no puede sobrellevar la situación o aumentan los dolores, será el momento de extraer la vesícula biliar”.
Para extirpar la vesícula, se debe llevar a cabo una cirugía llamada colecistectomía. En esa intervención quirúrgica el médico a cargo realiza unos pequeños cortes en el abdomen y luego ingresa un instrumento denominado laparoscopio por una de las incisiones, para así poder extraer la vesícula. Si no hay mayores complicaciones, los pacientes pueden regresar a su hogar el mismo día de la operación.
“Usted me va a decir ‘pero si me sacan la vesícula, ¿voy a seguir estando bien de salud?’ La verdad es que sí, va a funcionar mejor que antes, porque la bilis va a ir directamente por un tubo que ya tiene el hígado, va a ir directamente al intestino cuando usted lo necesite”, finalizó el doctor López Rosetti.