Por qué sentimos más el dolor por las noches, según la ciencia

¿Te ha pasado que estás en cama, a punto de dormir, y ese terrible dolor de espalda, rodilla o muela que has tenido todo el día se vuelve cada vez más insoportable? ¿Por qué no te dolía tanto cuando todavía había luz afuera? La investigadora y psicóloga Rocío de la Vega de Carranza se preguntó si este fenómeno tenía una explicación científica.

Para empezar su análisis, primero definió el dolor como “una experiencia de los sentidos, que tiene un componente emocional desagradable y se relaciona a lo que se siente cuando hay algún daño físico”.

Como el cuerpo es sabio, utiliza el dolor para avisarnos que algo está mal en nuestro cuerpo y salud: “es un mecanismo de supervivencia que ayuda a mantenernos a salvo de los peligros que pueden amenazar nuestra integridad física (...) y es desagradable justamente para que sintamos la necesidad de evitarlo”, aseguró la experta en The Conversation.

Pero, ¿por qué se incrementa durante las noches? Esto es lo que dice la ciencia.

La explicación tiene que ver con una puerta: según explicó la psicóloga, la Teoría de la Compuerta —que fue presentada por en la década de los 60 por Ronald Melzack y Patrick Wall— propone que en nuestra médula espinal hay una puerta que permite o no pasar a los estímulos dolorosos hacia el cerebro.

Es decir, algunas cosas harán que la puerta se cierre y sintamos menos dolor, mientras que otras la abrirán y sentiremos el dolor con mucha más intensidad. Por ejemplo, cuando nos damos un golpe, nos frotamos la piel, y esa sensación de fricción “compite” con la del dolor, por lo que se siente menos.

Entonces, bajo esta lógica, lo que sucede en las noches es que estamos solos, en la oscuridad y en el silencio, y no hay nada que nos distraiga y ayude a cerrar la puerta, por lo que el dolor se incrementará.

Y, en esta línea, un estudio publicado en septiembre arrojó que el peor momento durante la noche es a las 4 de la madrugada.

“Una posible explicación es la falta de sueño, ya que también está demostrada su influencia en el dolor”, explicó la psicóloga.

Además, otra investigación señaló que, desde una perspectiva evolutiva, los humanos somos más vulnerables a los depredadores por las noches, cuando dormimos. “Por tanto, tiene sentido que una menor intensidad de los estímulos sea suficiente para despertarnos ante un peligro potencial”.