El Alzheimer es un tipo de demencia que afecta a más de 50 millones de personas en el mundo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Si bien no existe una cura definitiva para tratarla, científicos han advertido que las actividades que estimulan el cerebro son claves para proteger la resiliencia cognitiva a medida que se produce el envejecimiento.

Ahora, un estudio realizado por la Universidad de Concordia, en Canadá, sugiere que hablar un segundo idioma podría ayudar a retrasar el Alzheimer. Los hallazgos fueron publicados recientemente en la revista Bilingualism: Language and Cognition.

“Hablar más de un idioma es una de las muchas maneras de estar cognitiva y socialmente comprometido, lo que promueve la salud cerebral”, detalló en un comunicado Natalie Phillips, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Concordia y coautora del estudio.

Qué es el Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral que provoca un deterioro progresivo en la memoria, el pensamiento, la conducta, el lenguaje y otras habilidades cognitivas.

En esta afección las proteínas del cerebro no funcionan con normalidad, lo que impacta en la función de las células cerebrales (neuronas). Luego, las neuronas se dañan, pierden las conexiones y mueren, provocando un daño irreversible en el cerebro.

A medida que pasan los años, los síntomas del Alzheimer empeoran. Las primeras señales suelen ser olvidos de conversaciones o eventos recientes. Cuando la afección está en sus etapas más avanzadas, los pacientes pierden la capacidad de mantener una conversación fluida, la noción de los hechos que ocurren a su alrededor y necesitan asistencia para cualquier actividad diaria.

El Alzheimer afecta la memoria, el pensamiento y la conducta. Foto referencial.

Por qué ser bilingüe protege del Alzheimer

Los investigadores de la Universidad de Concordia usaron métodos de neuroimagen para estudiar la resiliencia cerebral en todas las áreas vinculadas al lenguaje y el envejecimiento.

La resiliencia cerebral es un término que hace referencia a la capacidad del cerebro de enfrentar los cambios asociados al envejecimiento. Está compuesto de tres factores: el mantenimiento del cerebro, que es la capacidad de mantener su forma y función; la reserva cerebral, es decir el tamaño y estructura del cerebro; y la reserva cognitiva, que es la manera en que el órgano usa otras vías para conservar su funcionalidad cuando ya ha sufrido daños.

Luego de realizar los análisis, los investigadores encontraron que el hipocampo, el área del cerebro que más se vincula a la memoria y que se ve afectada por el Alzheimer, era significativamente más grande y saludable en los bilingües que en los monolingües de la misma edad, nivel educativo y función cognitiva.

“Había más materia cerebral en el hipocampo, que es la principal región del cerebro para el aprendizaje y la memoria y que se ve muy afectada por el Alzheimer”, indicó la autora principal del estudio y candidata a doctora, Kristina Coulter.

El estudio también analizó las características cerebrales de adultos mayores monolingües y bilingües. Esos participantes estaban en tres estados distintos: no presentaban deterioro cognitivo, estaban en riesgo de padecerlo o ya habían sido diagnosticados con Alzheimer.

Al centrarse en esos grupos, los investigadores identificaron que aunque existían señales de atrofia en el hipocampo de los adultos con deterioro cognitivo leve y Alzheimer, que hablaban un solo idioma, no se presentaron cambios en el volumen del hipocampo de los adultos bilingües.

Para la experta, lo anterior sugiere que “puede haber alguna forma de mantenimiento cerebral relacionado con el bilingüismo”.

El cerebro presenta un deterioro progresivo durante el Alzheimer. Foto referencial.

Por qué ser bilingüe refuerza las conexiones cerebrales

En otro estudio reciente, publicado en la revista Communications Biology, un equipo de científicos de Canadá y España plantearon que los cerebros bilingües también podrían ser más eficientes.

Los investigadores reclutaron a 151 personas de diferentes edades y que eran monolingües o bilingües. Luego, los participantes se sometieron a resonancias magnéticas en estado de reposo, con el fin de examinar su conectividad cerebral.

El equipo descubrió que aquellos que eran bilingües mostraban más conectividad entre las diferentes regiones del cerebro, en comparación a los monolingües, y que la conectividad era mucho más fuerte en quienes habían aprendido un segundo idioma a temprana edad.