La Dirección Meteorológica de Chile (DMC) emitió un boletín climatológico en el que prevé que la probabilidad de que se desarrolle el fenómeno de El Niño este año es del 3%. Este evento está asociado un aumento de las precipitaciones en la zona central del país, y la última vez que se presentó fue entre 2015-2016, específicamente la zona centro-sur. "Sus señales se sintieron de forma tardía, más lluvias en primavera que en invierno", recuerda Catalina Cortés, meteoróloga de la Oficina de servicios climatológicos de la DMC.
Este es uno de los tres escenarios meteorológicos que incluye el boletín en el que hace un pronóstico de la situación de febrero, marzo y abril, aunque Cortés precisa que recién en mayo o junio se podrá conocer cuál será la situación de este fenómeno en el país.
Hoy Chile está bajo el predominio de La Niña, fenómeno asociado a un déficit de lluvias en la zona central. Cuando este evento se ha presentado en el verano, 25 veces, según los registros históricos de la DMC, sólo en cuatro ocasiones se ha desarrollado luego el fenómeno de El Niño (1951, 1972, 1997 y 2009).
¿Qué pasará con La Niña los próximos meses? "Hasta el momento podemos decir que La Niña nos acompañará hasta comienzos del otoño y es muy probable que pasemos al dominio de una condición neutra. Ciertamente, mientras más cerca estemos del otoño las proyecciones son más certeras y nos permitirían conocer de manera más confiable lo que sucederá en otoño e invierno", dice Cortés.
El final del verano
El pronóstico climático también informa sobre cómo serán las temperaturas que restan del verano. Cortés señala que la zona centro-sur del país presentará temperaturas máximas por sobre los valores normales. "En la ciudad de Curicó las temperaturas máximas promedio del trimestre debieran ser superiores a 25.5 °C, mientras que en Santiago deberían superar los 26.9 °C", detalla la experta.
A nivel de precipitaciones, la DMC señala que durante el mes de enero y lo que va de febrero ha sido deficitario en cuanto a lluvias en el sur y extremo sur del país. "Esta condición de menor precipitación si bien no se puede relacionar directamente con los incendios forestales, junto a otros factores podría crear condiciones favorables para la propagación de ellos", explica Cortés.