En junio de 2023, el sumergible Titán bajó a las profundidades del océano Atlántico para realizar una expedición privada a las ruinas del Titanic, el barco británico que se hundió hace más de un siglo tras chocar con un iceberg.
Sin embargo, la nave operada por la empresa OceanGate Expeditions nunca alcanzó a llegar a su destino: poco después de descender, sufrió una implosión catastrófica.
El hecho provocó que los cinco tripulantes de la nave fallecieran de inmediato. Se trata del director de OceanGate, Stockton Rush; el explorador Hamish Harding, el experto marítimo y arqueólogo Paul-Henri Nargeolet, el empresario Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood.
A poco más de un año del devastador accidente, la Guardia Costera de Estados Unidos (USCG, por sus siglas en inglés) dio a conocer imágenes de los restos que quedaron del submarino en las cercanías del Titanic.
Esto, en el marco de una audiencia pública que la Junta de Investigación Marina de la Guardia Costera inició esta semana para esclarecer la tragedia.
El registro, difundido públicamente por primera vez, retrata lo que sería la sección rota de la cola del submarino y un trozo de fibra de carbono, situado a una profundidad de 3.775 metros.
La cronología de la tragedia del Titán
El Titán fue una nave diseñada con materiales como fibra de carbono y titanio. Su característica más destacable era que tenía la capacidad de estar a 4.000 metros de profundidad, lo que era suficiente para trasladarse a los restos del Titanic, ya que estos se encuentran a 3.800 metros de profundidad.
Según OceanGate, eso también le permitía “inspeccionar sitios, investigar y recopilar datos, producir películas y medios, y probar hardware y software en alta mar”.
Desde 2021 la compañía dueña del sumergible realizaba viajes para observar el sitio del naufragio del trasatlántico. Sin embargo, en contadas ocasiones alcanzaron a llegar exitosamente a ese lugar. Para participar de una de esas expediciones, los viajeros tenían que pagar una cifra que iba entre los 100.000 y 250.000 dólares.
El 16 de junio de 2023, el Titán partió una de sus travesías desde el Puerto de San Juan de Terranova, en Canadá. El buque Polar Prince era el encargado de remolcarlo.
A eso de las 9 AM del 18 de junio, el buque lanzó al submarino para que iniciara la inmersión que duraría dos horas en total. Una vez que lograran ese objetivo, estarían diez horas bajo el agua. Rush era el piloto de la nave submarina, mientras que Harding, Nargeolet y los Dawood iban de tripulantes.
Una hora y 45 minutos después de haber descendido, Polar Prince perdió cualquier tipo de contacto con el Titán. En concreto, la última comunicación con la superficie ocurrió a eso de las 11:47 AM.
La Guardia Costera de Estados Unidos fue alertada de inmediato de los hechos y se desplegó una operación de rescate, con la ayuda de las autoridades canadienses, para encontrar al sumergible y sus pasajeros.
El lunes 19 de junio OceanGate informó públicamente el accidente. Mientras tanto, los guardacostas estadounidenses y canadienses siguieron realizando búsquedas en las profundidades del océano y la superficie. El trabajo se centró a unos 1.500 kilómetros del Cabo Cod de Massachusetts.
Desde un principio se sabía que cada estar bajo el agua representaba un gran peligro para la tripulación, ya que a medida que pasaban las horas, estaban más cerca de que se acabara el oxígeno dentro del sumergible.
El martes 20 de junio se intensificaron las labores de búsqueda, incluyendo el despliegue de vehículos operados por control remoto (ROV) y aeronaves de vigilancia. Uno de los que participó fue un Boeing P-8 Poseidon, de Canadá, que es capaz de detectar objetos bajo el mar. Dos Lockheed C-130 Hércules, de Estados Unidos, también fueron parte de las labores de rescate.
Esa noche, la Guardia Costera de Estados Unidos informó que se habían detectado ruidos submarinos en el área investigada. Sin embargo, al momento de buscar en la zona, obtuvieron resultados negativos.
Además, se logró identificar a los cinco pasajeros que iban a bordo del Titán al momento de su desaparición. Todos ellos eran millonarios o dedicaban su vida a la exploración.
Las esperanzas de encontrar con vida a los viajeros se iban diluyendo cada vez más. Esto, ya que el suministro de oxígeno se agotaría definitivamente en la mañana del jueves 22.
Al mediodía del jueves aparecieron los primeros indicios del fatal accidente. Desde la Guardia Cisterna de Estados Unidos informaron que un ROV había hallado escombros en la zona de búsqueda, pero que aún tenían que ser analizados. Más tarde, las autoridades confirmaron que se trataba del Titán.
Durante una conferencia de prensa, el contralmirante John Mauger indicó que el robot submarino había encontrado el cono de la cola del submarino a unos 490 metros del naufragio del Titanic. También se encontraron otros escombros, que eran consistentes con “una pérdida catastrófica de la cámara de presión”.
Poco antes de esa rueda de prensa, desde OceanGate aseguraron que los cinco ocupantes del Titán habían fallecido. “Creemos que nuestro CEO Stockton Rush, Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood, Hamish Harding y Paul-Henri Nargeolet, lamentablemente se han perdido”, dijeron en un comunicado.
El 28 de junio, la Guardia Costera de Estados Unidos detalló que habían logrado recuperar “posibles restos humanos” y piezas que quedaron de la nave. Otros restos fueron recuperados en octubre.
Qué se sabe de la audiencia por la tragedia del Titán
En la audiencia de la Junta de Investigación Marina de la Guardia Costera que partió el 16 de septiembre, se han difundido nuevos detalles sobre la tragedia que sufrió la nave de OceanGate.
De acuerdo a la Guardia Costera estadounidense, el sumergible había tenido varios problemas técnicos en otras expediciones realizadas entre 2021 y 2022. Incluso en los días previos al 18 de junio se presentaron dificultades en el Titán, pero se llevó a cabo la misión de todas formas.
Durante la audiencia los investigadores también revelaron las últimas comunicaciones antes del accidente. En uno de esos mensajes el Titán informaba al buque Polar Prince que “todo estaba bien”, y en el que vino después, le indicó “arrojar peso”. A eso de los 3.346 metros de profundidad perdieron el contacto.
Entre las personas que acudieron a testificar por el accidente hay exfuncionarios de OceanGate. Uno de ellos es Tony Nissen, quien se desempeñó como director de ingeniería de la compañía y fue despedido en 2019. Según el relato de Nissen, era común que Rush lo presionara para acelerar los cronogramas del Titán y que este entrara luego al océano.