Las camas otomanas se han convertido en una alternativa popular para quienes necesitan un espacio de almacenamiento extra en casa. Y es que están hechas para que, debajo del colchón, se pueda utilizar la base como una especie de baulera que pasa desapercibida.
Como los colchones son pesados, este tipo de camas están diseñadas con un sistema para poder soportar su peso mientras las personas, de forma segura, pueden acomodar o sacar objetos del interior del espacio de guardado.
Sin embargo, este sistema de agarre podría fallar y tener consecuencias fatales.
En Inglaterra, el caso de Helen Davey ha puesto en la mira a las camas otomanas: la mujer de 39 años falleció asfixiada al utilizar uno de estos modelos.
¿Fue un caso aislado? ¿Qué tan riesgoso es tener una cama otomana?
Qué es una cama otomana
Una cama otomana es un modelo de cama que utiliza un sistema hidráulico de elevación a gas para levantar la base del colchón y permitir el acceso del usuario a un espacio de almacenamiento.
Es popular entre las personas que necesitan tener un espacio más en casa o tienen piezas o departamentos pequeños, pues los elementos guardados quedan “ocultos” en la estructura de la cama.
Para abrirlas, la persona debe estar en el pie de la cama o, en otros ejemplares, desde el lado.
También hay modelos que se levantan de forma manual. Sin embargo, por el peso de la cama, suelen ser difíciles de manipular. Por esto, la opción más comprada es la que utiliza el gas para levantarse.
Usualmente, las camas tienen dos pistones de gas en cada lado que liberan aire mientras la superficie se levanta o cae, haciendo que las personas deben hacer un mínimo esfuerzo al abrir y cerrar. El problema es que estos pistones pueden desgastarse con el tiempo, tener algún desperfecto y perder eficacia, lo que podría suponer un riesgo para quien lo está utilizando.
Cómo una cama otomana mató a Helen Davey en Inglaterra
Helen Davey tenía 39 años, era dueña de un salón de belleza y era madre de dos hijos (Elizabeth de 19 y George de 11). La mujer, que vivía en el noreste de Inglaterra, había comprado para su casa una casa otomana que utilizaba para tener un espacio más de almacenamiento.
En el pasado mes de junio, la mujer estaba sola, levantando la cama cuando los pistones de gas cedieron y la plataforma del colchón cayó de forma inesperada, “atrapando su cuello contra la superficie superior del panel lateral de la base de la cama”, aseguró el forense británico Jeremy Chipperfield en su informe.
“Al no poder liberarse, murió de asfixia posicional. Uno de los dos pistones de elevación a gas estaba defectuoso”.
Según la declaración de la hija de Davey, Elizabeth, fue ella quién encontró a su madre con la cabeza atrapada en la cama otomana.
“Subí las escaleras. La puerta del dormitorio de mi mamá estaba abierta de par en par y la vi acostada boca arriba, con la cabeza debajo de la cama”, relató en los tribunales. “Tenía las piernas dobladas, como si estuviera tratando de levantarse”.
“Dejé caer todo lo que tenía en la mano y traté de levantar la parte superior de la cama para quitarle la cabeza. La cama ya no se cerraba con suavidad y podía caerse con fuerza si se soltaba. Era tan pesada que tuve que levantarla e intentar sacarla. Conseguí levantarla lo suficiente para usar mi pie para sostenerla”.
Pero en ese momento, se dio cuenta de que ya era demasiado tarde.
“Noté que su cara estaba azul y que tenía una marca clara en el cuello debido al marco. Logré sacarla de allí. Temí que estuviera muerta porque no emitía ningún sonido. Comencé a hacerle RCP y noté que no respiraba”, concluyó su hija.
En la misma instancia, según el medio local británico The Northern Echo, el forense Chipperfield advirtió que la cama “estaba en una condición que habría hecho más difícil escapar” y que la mujer habría tenido dificultades para levantar sola el peso de la cama.
También reveló que Davey habría estado en estado de ebriedad al momento del accidente. “Estaba ebria, pero estaba acostumbrada a eso y supongo que era parte de su vida en ese momento”, dijo en los tribunales.
“Sabiendo que pudo haber recibido un golpe en la cabeza y que estaba ebria, me temo que pudo haber sido más difícil (para ella liberarse), porque estaba desconcertada”.
Los jueces entendieron que la mujer británica estaba luchando contra su adicción al alcohol.
Aún así, Chipperfield insistió en que el problema no fue el estado en el que se encontraba la mujer, sino un fallo en la cama otomana. Es por esto que envió una carta al secretario de negocios de Gran Bretaña, Jonathan Reynolds, para que investiguen este modelo de camas y así puedan prevenir más muertes.
Aseguró que en estas camas “tienen el uso de mecanismos de lecho de pistón de gas, cuyo fallo presenta riesgo para la vida” y que es un “tema de preocupación, a menos que se tomen medidas”.
Y es que, según la ley de Reino Unido, los médicos forenses tienen la obligación de informar a la organización o agencia gubernamental correspondiente cuando consideran que deben tomarse medidas preventivas para posibles muertes.
“Creo que es probable que (la cama) la empujara hacia abajo, posiblemente hacia delante al principio. Es difícil imaginar cómo acabó boca arriba. Puede que haya sido parte de una lucha que tuvo lugar mientras intentaba levantarse”, dijo el forense.
El adiós de la familia de Helen Davey en redes sociales
Después del trágico accidente, la hija de Helen Davey, Elizabeth, escribió una publicación en redes sociales para despedir a su madre. En el escrito, dijo que ella y su hermano George estaban luchando por “asimilar lo que sucedió”.
“No hay palabras que puedan describir cómo nos sentimos. Ni siquiera puedo comenzar a procesar que es real y que no vas a cruzar la puerta así como así”.
“Mi mejor amiga y la de George desde el primer día, siempre desearé que tuviéramos más tiempo juntos y que todavía estuvieras a nuestro lado apoyándonos en todo como siempre. Espero que sepas cuánto te amo y que haría cualquier cosa por un abrazo más. Hasta que nos volvamos a encontrar, mi ángel”.