“¿Qué habría hecho de manera diferente al presidente Biden durante los últimos años?”. Esta fue una pregunta clave en medio de la campaña presidencial —hecha por la presentadora del programa The View de ABC— y que Kamala Harris, la candidata demócrata, no supo contestar bien.
Sunny Hostin, la entrevistadora, le había dado un pase para un remate icónico que podría desligarla aunque sea un poco del gobierno de Joe Biden, pero Harris soltó un escueto “no hay nada que se me venga a la mente”.
Pero sí había diferencias entre Harris y Biden: la candidata consideraba tener una tasa impositiva más alta para las ganancias de la capital, un crédito fiscal más grande para los hijos y planteaba una política migratoria más dura, entre otras propuestas.
En conversación con CNN, un asistente demócrata dijo que Harris no quiso mencionar sus diferencias con el presidente porque “pensó que parecería desleal al hombre que la había elegido como compañera de fórmula”.
Sin embargo, fue sin duda un golpe sobre su campaña —que tuvo altos y bajos— pero que terminó en la derrota contra el republicano Donald Trump.
¿Qué falló en la campaña de Harris?
1. No poder desligarse de Joe Biden
Según explicó CNN en un reciente artículo, Harris había empezado con paso firme su campaña presidencial: por ejemplo, el debate de septiembre habría tenido frutos. Gran parte de los analistas políticos aseguraron que la demócrata había “aplastado” a Trump.
Además, el desafío de la demócrata fue haber pasado a ser candidata de forma abrupta y consolidarse entre los electores en tiempo récord.
Pero Harris nunca pudo deshacerse del legado de Biden, uno que, según las encuestas, para gran parte de los votantes iba en mal camino.
Lo que habrían querido los estadounidenses era escuchar que su propuesta velaría por un mejor manejo de la economía o que quizás no estaba tan de acuerdo con el manejo que tuvo en el conflicto de Israel y Gaza.
2. El cambio de candidatura de Biden a Harris
Según CNN, los principales demócratas han expresado que Joe Biden nunca debió haber buscado la reelección, en especial tras el polémico debate de junio contra Trump, .
Sus asistentes le habrían recomendado hacerse un lado después de las elecciones intermedias, y es que la estrategia demócrata habría funcionado mejor si es que tenían un candidato fijo desde las campañas primarias.
Esto habría solucionado el problema que una mayoría de los votantes tenía con Harris: muchas personas se quejaron de que no sabían lo suficiente de ella, no la conocían y, por ende, no confiaban en su proyecto.
En este plan hipotético, Biden podría haber tenido un papel de administrador y estadista veterano. En cambio, en la campaña de Harris, parecía no saber qué hacer.
3. Un optimismo tardío
Los principales asesores de Harris le habrían dicho a CNN que si las elecciones se hubieran realizado hace dos semanas, la demócrata derechamente habría perdido. Y es que no había un optimismo certero de que pudiera vencer a Trump.
Sin embargo, el pasado martes, la sensación habría cambiado: en la campaña se respiraba un aire de esperanza de derrotar a Trump. Y no con cualquier carta, sino con una mujer de color e hija de inmigrantes.
En las campañas de Harris participaron millones de voluntarios que fueron puerta a puerta a hablar con la población, la exrepublicana Liz Cheney y el expresidente Bill Clinton trabajaron codo a codo en la carpa, hubo un sinfín de celebridades como Lady Gaga, Beyoncé, Jennifer Lopez y Bad Bunny que entregaron su peso cultural.
Si esto no funcionaba, ¿qué lo haría?
El optimismo llegó, sin duda, pero lo habría hecho tarde.
4. Un equipo poco entusiasta
El equipo de profesionales que trabajó en la campaña de Harris se habría beneficiado de haber tenido más tiempo para presentar a la candidata al país,
Y es que el abrupto cambio de candidato demócrata hizo que la población sintiera un “retraso” en la planificación de los proyectos.
Pero antes de ello, según establecieron en CNN, Biden ya había tenido problemas con su primera campaña porque “una generación de demócratas en ascenso nunca pudo entusiasmarse con él”. Había tensiones y peleas internas entre ellos.
Harris intentó reclutar a muchas de estas personas para su equipo de las campañas, pasando por alto las tensiones que habían entre ellos. El objetivo de derrotar a Trump habría hecho posible “disimular” algunas peleas.
De hecho, una de las discusiones principales que tuvo el equipo con Harris fue sobre quién elegir como su vicepresidente: Josh Shapiro, el gobernador de Pensilvania, o Tim Walz, el líder de Minnesota.
La candidata sentía una mayor inclinación por Walz y, finalmente, optó por no escuchar a su equipo (quienes abogaban por Shapiro).