Hasta ahora, se han registrado 217 personas fallecidas por los estragos que ha provocado la DANA, el fenómeno del clima que golpeó en mayor medida a Valencia, España.
El panorama es desolador: casas, edificios y locales comerciales completamente destruidos e inundados, barro y aguas contaminadas por donde se mire y cientos de miles de personas ayudando con víveres y herramientas a los damnificados.
Pero también hay un creciente malestar entre los valencianos: muchos de ellos sienten que el gobierno español no les ha prestado la ayuda necesaria y tampoco les advirtieron que este evento meteorológico les golpearía tan fuerte, por lo que no pudieron prepararse a tiempo.
Mientras tanto, los rescatistas continúan buscando a los desaparecidos a medida que logran acceder a las calles bloqueadas por el lodo y todos los objetos que arrastró el agua. Según el ejército español, la cifra de muertos aumentará cada día.
“La catástrofe humanitaria se va a producir y va a ser la más grave en España probablemente desde 1962″, aseguró el jefe de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), José Ángel Núñez, según la Cadena Ser.
¿En qué falló España para dejar que las consecuencias de la DANA sean tan graves?
Según el análisis de BBC Mundo, hay 4 causas que lo explican.
1. Precipitaciones nunca antes registradas
Los registros históricos fueron sobrepasados: las lluvias y tormentas registradas en España entre los meses de septiembre y octubre han roto récords, mientras que la DANA provocó que cayeran 500 litros de agua por metro cuadrado en Valencia en solo unas horas.
Esto es más de lo que llueve en todo el año.
José María Bodoque, investigador especialista en evaluación del riesgo por inundación de la Universidad de Castilla-La Mancha, escribió en un artículo de The Conversation que las precipitaciones “saturaron rápidamente los suelos”.
El agua habría generado “crecidas súbitas en torrentes, cauces y ramblas que se desencadenaron en pocas horas, lo que limitó el tiempo de respuesta”.
Es decir, según el experto, la lluvia que trajo la DANA consigo fue tan veloz que fue difícil actuar a tiempo.
2. Falta de previsión de las autoridades españolas
La mañana del martes 29 de octubre, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) lanzó una alerta en su máximo nivel por la DANA: aseguraron que el nivel de riesgo para la población era “muy alto”.
Pese a ello, según la BBC, “las autoridades no adoptaron medidas excepcionales”.
De hecho, el presidente del gobierno regional de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, aseguró ese mismo día a las 13:00, hora local, que el temporal se estaba desplazando y que “se espera que hacia las 18:00 disminuya su intensidad”.
Pero eso no pasó.
En cambio, a las horas, la lluvia comenzó a destruir gran parte de Valencia.
Las instrucciones confusas provocaron que muchas personas continuaran haciendo su vida normal. Jorge Olcina, climatólogo de la Universidad de Alicante, le dijo a BBC Mundo que “había demasiada población expuesta”.
“Personas desplazándose por las calles y carreteras, o en casas bajas, cuando deberían haberse resguardado o incluso evacuado algunas zonas”.
Cuando la Protección Civil decidió enviar un mensaje de alerta a los celulares de la zona, el agua ya se había descontrolado: las personas se estaban aferrando a los árboles o buscando refugio en los techos.
Otras habían acudido a los estacionamientos para evitar que el agua dañara sus autos o para intentar escapar en ellos, pero quedaron atrapados y murieron ahogados.
Ahora, el malestar de las personas es hacia el gobierno central y regional, pues no se les advirtió a tiempo lo que podría pasar.
Olcina aseguró que este desastre mostró que “el modelo de estado autonómico adoptado en España no tiene mecanismos engrasados para hacer frente a un emergencia de esta magnitud”.
“Ante una situación como esta no cabe la disputa política ni distinciones entre lo local y lo nacional, se requiere una iniciativa a tiempo”.
3. Mala organización de la ciudad
Valencia es parte de una de las zonas de España que tiene mayor densidad poblacional y, al mismo tiempo, es una de las más turísticas del país.
En esta línea, DANA ha vuelto a traer a la palestra un tema que se viene discutiendo hace décadas, y es que se continúa construyendo en zonas que han sido declaradas “inundables”.
Según expuso BBC Mundo, actualmente hay barrios habitados por miles de personas que están construidos en cursos de agua estacionales que suelen estar secos, pero aún así son los más expuestos a crecidas ocasionales.
“En relación con estos eventos, el principal factor amplificador de pérdidas de vida humana, damnificados y de daños económicos es la urbanización de los espacios fluviales de cauces y ramblas, circunstancia esta que también se ha dado en la mayoría de los núcleos urbanos afectados por la DANA”, dijo Bodoque.
Y es que las consecuencias devastadoras no se dieron solo con la DANA: en 1957 y 1982, hubo desbordamientos e inundaciones que también dejaron altas cifras de muertos.
Estos eventos ya habían mostrado los riesgos de construir en estas zonas, pero no se hizo nada al respecto.
4. El riesgo del cambio climático
La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), el fenómeno que causó estragos en España, no es extraña en la región: de hecho, siempre suele suceder al final del verano.
Pero lo que ha cambiado es las condiciones en las que se genera este evento del clima.
El cambio climático y el calentamiento global influyen en que la DANA y otros fenómenos sean mucho más destructivos, pues aumentan su frecuencia e intensidad.
“Con las aguas del Mediterráneo cada vez más calientes, se están formando nubes cada vez más potentes y que producen más precipitaciones”, explicó Olcina.
Y es que la DANA en particular es un fenómeno que empeora con las condiciones cálidas y húmedas del ambiente y de la temperatura del mar.