Hace no muchas décadas, en 1949, China era un país pobre y golpeado por la guerra. En ese momento, Mao Zedong llegó al poder, estableciendo así el triunfo de los comunistas en el país asiático.

Ahora, 75 años más tarde, China se erige como uno de los países más poderosos y ricos del mundo.

Según explicaron desde BBC Mundo, el “milagro económico” que salvó al país de las ruinas no fue obra de Mao Zedong, sino de una campaña que habría impulsado otro líder comunista: Deng Xiaoping.

De acuerdo a las cifras oficiales, este plan —llamado “Reforma y apertura”— logró que un total de 740 millones de personas en China salieran de la pobreza.

Esto fue lo que hizo el líder para convertir a su país en una potencia mundial.

Qué hizo China para dejar de ser un país sumamente pobre y convertirse en una superpotencia mundial. Foto: REUTERS.

Cómo China dejó de ser un país pobre

Deng Xiaoping fue uno de los líderes del Partido Comunista más importantes en la época de Mao Zedong. Estudió en Francia y la Unión Soviética, pero volvió a China en época de guerra.

En 1978, el Producto Interno Bruto (PIB) chino era de 150.000 millones de dólares para más de 800 millones de ciudadanos. Nada, en comparación a los 18 billones de dólares que marcó en 2022, según las cifras de la Organización de las Naciones Unidas.

En ese entonces, Mao Zedong había dejado un legado complicado: fundó la República Popular China, pero sus intentos por mejorar la economía del país no funcionaron.

Al contrario, según relató la BBC, provocó una hambruna donde murieron al menos 10 millones de personas y llevó a cabo la Revolución Cultural, al estar convencido de que habían “capitalistas encubiertos” en el país, dejando a millones de fallecidos.

En 1976, Mao Zedong falleció producto de una serie de ataques cardíacos.

Mao Zedong. Foto: REUTERS.

Pero entonces, Deng Xiaoping, quien era secretario general del gobernante Partido Comunista de China (PCCh), decidió proponer un cambio radical.

Después de recibir el país en pésimo estado, Deng ideó un “socialismo con características chinas” e impulsó distintas reformas económicas: se centró en la agricultura, en la liberalización del sector privado, en modernizar la industria y abrir el país al comercio exterior.

La modernización económica era la mayor prioridad.

Los miembros más conservadores del Partido Comunista no estaban de acuerdo con los cambios de Deng, no obstante, a medida que pasaron los años, se comenzaron a instalar las reformas y los resultados sorprendieron a todos.

El sistema maoísta (referente a Mao Zedong) se fue cambiando progresivamente en varios sectores, como el agrícola, y la productividad se incrementó con creces, varias zonas del país pudieron salir de la pobreza y se fomentó la migración de mano de obra hacia las ciudades del país.

Además, el país se abrió a la inversión extranjera por primera vez desde la creación de la República Popular.

Deng Xiaoping. Foto: REUTERS.

Así, las distintas zonas de China fueron progresando y modernizándose, aunque siempre se recordaba que se trataba de un “socialismo con características chinas”, para seguir, en parte, el modelo del socialismo.

Estas nuevas gestiones lograron que, por ejemplo, la ciudad de Shenzhen se transformara en el “Silicon Valley chino”.

Ya en 2001, la Organización Mundial del Comercio aceptó el ingreso de China, y así se consolidó la apertura de puertas hacia la globalización que, hoy, es uno de los brazos más fuertes que tiene el país asiático.

Actualmente, se le considera “la fábrica del mundo” que ha logrado sobrevivir incluso a crisis financieras mundiales.

Las consecuencias del rápido crecimiento de China

Sobre el cambio político, los expertos de la BBC aseguran que, pese a que en las últimas décadas el éxito económico chino es indiscutible, las reformas impulsadas por Deng Xiping también dejaron graves consecuencias en el país.

Los principales problemas, a ojos de distintos gobiernos del mundo, es la grave contaminación del aire en la mayoría de sus ciudades, pero también la desigualdad que se ha ido generando con los años.

Ante ello, China decidió hacer esfuerzos por reducir sus emisiones y, según un informe del Instituto de Política Energética (EPIC) de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, entre 2013 y 2020, el país asiático logró reducir las partículas en un 40%.

El segundo problema, la desigualdad, según distintas fuentes de BBC también habría tenido una “disminución significativa” durante la década pasada, después de haber alcanzado su nivel más alto en los 2000.

Pero existe un tercer problema, y es el sistema político que maneja China y que distintos países del mundo aborrecen: el gobierno chino es rígido e, incluso, se han denunciado represiones a los derechos humanos cada vez más graves.

Qué hizo China para dejar de ser un país sumamente pobre y convertirse en una superpotencia mundial. Foto: REUTERS.

Según distintos críticos, el actual mandatario chino, Xi Jinping, está limitando en desmedida las libertades de la población y volviéndose así cada vez más poderoso.

Ese “lado oscuro” no ha sido reconocido por Xi. De hecho, en el aniversario 74 de la fundación de la República Popular de China, el presidente dijo que a China le espera un futuro “brillante” y que en las últimas décadas pasó de la pobreza a la prosperidad “en todos los aspectos”.

Acto seguido, varios grupos de manifestantes que exigían reformas políticas al rígido sistema chino implementado hace décadas fueron apaciguadas por las fuerzas del orden, no obstante, nunca se transparentó el número de muertos que dejaron las protestas.

Las reformas de Deng Xiaoping dieron frutos y posicionaron al país como una potencia mundial, no obstante, el costo sobre los derechos humanos pareciera ser desentendido por las autoridades.