¿Qué son los orgasmos sinestésicos y qué sensaciones generan?
Desde colores y sonidos, hasta luces y sabores. Estos orgasmos engloban múltiples aspectos relacionados a lo sensorial. Acá, expertos detallan en qué consisten.
Cuando se habla del placer sexual, existe una infinidad de métodos mediante los cuales se puede sentir satisfacción. Ya sea a través de acciones concretas en el cuerpo o con escenarios específicos que se desarrollan en la mente y, por supuesto, la combinación de ambos factores.
Pero más allá de la diversidad de preferencias personales que se puedan tener en torno a la sexualidad, los orgasmos también pueden percibirse de distintas maneras.
Y dentro de esa amplia variedad, se encuentran los orgasmos sinestésicos, un fenómeno que según cifras rescatadas por El País en 2021, es vivenciado por cerca de un 2% de la población.
Sin embargo, los expertos en esta área sugieren que los números podrían ser más grandes.
Qué es la sinestesia
Antes de entrar de lleno a los orgasmos sinestésicos, es necesario conocer qué es la sinestesia.
El coordinador administrativo del Centro de Estudios en Neurociencia Humana y Neuropsicología UDP, Francisco Pizarro Olivares, explica a La Tercera en términos sencillos que “es cuando un estímulo sensorial determinado evoca la respuesta de otro estímulo sensorial”.
“Por ejemplo, que se perciba visualmente una letra y esta evoque una sensación que tiene otra modalidad, como un color. Entonces, en ese caso lo visual va conectado con esta percepción del color. O también, puede ocurrir que un olor evoque un sonido”, detalla.
Pese a que hasta el momento no se tiene una explicación validada universalmente que profundice en el origen de este fenómeno, el experto dice que múltiples estudios científicos sugieren que “tiene que ver con conexiones en el cerebro con las que todos nacemos, pero que van disminuyendo a medida que transcurre su desarrollo típico”.
Según uno publicado en 2013 en la revista académica Frontiers In Psychology, se estima que tiene una prevalencia de un 4% en la población.
Y respecto al ámbito neurológico, el académico de la Universidad Diego Portales detalla que “la explicación que han dado hasta ahora los investigadores, es que las zonas que procesan determinados estímulos tienen esta conexión atípica con las otras que procesan, por ejemplo, el color y los sonidos”.
“Esto hace que se evoque esta sensación sinestésica”, añade.
Aunque hay investigaciones que sugieren que todas las personas nacen con características sinestésicas que después van disminuyendo con el paso del tiempo, también hay casos en donde estas perduran.
De la misma manera, hay situaciones en las que los signos de la sinestesia se presentan después de alteraciones o cambios en el cerebro.
Un caso de este tipo fue documentado en un artículo académico disponible en la web de Taylor & Francis y mostró a un músico profesional de 66 años que sufrió un accidente en motocicleta en 2021, el cual le causó una lesión cerebral que posteriormente presentó efectos adversos.
“Le provocó un aumento en la creatividad y además empezó a tener este fenómeno sinestésico”, explica el neuropsicólogo de la UDP, “entonces ahora la música no solamente la percibía de manera auditiva, sino que también la podía ver”.
Cómo son los orgasmos sinestésicos y qué generan
La psicóloga, sexóloga y directora de la Escuela Transdisciplinaria de Sexualidad (ETsex), Natalia Guerrero Fernández, explica a La Tercera que los orgasmos sinestésicos son un fenómeno que le ocurre a algunas personas, aunque no necesariamente siempre.
“Básicamente, durante el momento de mayor placer, se desencadenan sensaciones que suelen estar asociadas a otros estímulos, como sabores, olores o la visión de algunos colores, formas o destellos de luz específicos (...) encienden otro sentido que frecuentemente no está relacionado con lo que se está haciendo directamente en esa instancia”.
En esta línea, la experta hace la distinción de que si una persona está teniendo un encuentro sexual con alguien y siente el olor de esa persona mientras tienen relaciones sexuales, en ese caso no estaría ocurriendo un orgasmo sinestésico. Al menos, no solo con la información de ese ejemplo.
Por otro lado, “si alguien está teniendo sexo o está viviendo un orgasmo por masturbación y siente olor a frutillas o ve luces que parecen destellos de estrellas fugaces, ahí sí estamos hablando de una experiencia sinestésica durante el momento del orgasmo”.
El año pasado, un grupo de investigadores iraníes analizó el caso de un hombre de 31 años que pidió una consulta en su clínica psiquiátrica. Según contó, durante sus encuentros sexuales veía lo que le rodeaba de manera más nítida y brillante que lo habitual.
En sus palabras, tenía una “visión de alto contraste con color rosa dominante en todas partes”, a pesar de que el entorno estuviese oscuro.
Tras hacerle una serie de exámenes y pruebas, los especialistas vieron que no presentó enfermedades subyacentes relacionadas ni ningún tipo de disfunción sexual. Asimismo, el paciente aseguró que dichas experiencias no afectaban a su vida sexual ni a su rutina.
Con estos antecedentes, pensaron que se podía tratar de un caso de sinestesia, por lo que le explicaron en qué consistía y le preguntaron si se sentía identificado con alguno de los factores asociados.
Fue ahí cuando relató que durante su niñez experimentó la sensación de “blanco” al sentir el dolor un el pecho que le generaba un diagnóstico de cardiopatía. Aquello no le ocurría con otros dolores. Y cuando posteriormente dejó de enfrentar los mencionados, esa percepción desapareció, aunque más tarde empezó a experienciar el rosado durante el sexo.
Dicho estudio fue publicado en el Iranian Journal of Psychiatry, y según mencionó el paciente desde su experiencia personal, los episodios sinestésicos no le generaron problemas de ningún tipo.
Tanto el neuropsicólogo de la UDP como la sexóloga de la ETsex concuerdan en que visibilizar este fenómeno es importante, ya que los orgasmos pueden presentarse de distintas maneras.
“La literatura ha debatido esto y las últimas investigaciones muestran que el orgasmo se puede provocar incluso en ausencia de estimulación mecánica. Es decir, a alguien que imagine la estimulación. Esto puede provocar la respuesta que se genera en el cerebro que llamamos orgasmo”, asegura Pizarro.
Guerrero, quien también hace terapia de parejas, comenta que conoce el caso de una persona que “durante sus orgasmos visita lugares a los que ya fue y en donde sintió mucho placer”.
“No es que se desdoble ni nada místico, sino que simplemente se desencadenan canales de memoria de esos momentos placenteros que la acompañan mentalmente como un recuerdo, pero sensorial (...) si se encuentra el espacio para que se puedan dejar fluir las sensaciones, no es extraño que el cerebro realmente pueda reconstruir y evocar”.
Respecto a ese caso específico, dice que esa persona “en situaciones de sexo muy íntimas con su pareja, cuando se liberaba mucho, lograba tener esta sensación de olores, sabores y visiones pertenecientes a esos lugares que visitó”.
Bajo esta línea, recalca que —al igual que en otros ámbitos— mientras no hayan daños ni malestares implicados para quienes lo experimentan u otros individuos, “no es algo que deba estar en el ojo de la preocupación”.
“Si el placer te permite ampliar tus sensaciones y darle colores a un gusto o gustos a un color, no hay nada de malo en ello. Sería hermoso poder dejarlo fluir o incluso dialogarlo (con quien se tiene un vínculo) si es que hay espacio para eso, o mantenerlo en secreto si es que no lo hay”.
“Hay que recordar que las sensaciones tienen la particularidad de que son privadas y podemos escoger si comunicarlas a otra persona o no, en base a cuánta confianza te dé para hablar sobre lo que ocurre dentro de tu sensorialidad, que es un espacio tan íntimo”, sentencia Guerrero.
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