Es uno de los casos más macabros de fe ciega. Ya son cerca de 89 creyentes que fallecieron después de haber hecho un largo ayuno que los mató. Y es que, convencidos por su pastor, buscaban la muerte para así poder encontrarse con Jesús.
Pero las autoridades temen seguir encontrando más cadáveres en un bosque de Kenia, cercano a Shakahhola, donde la secta decidió ayunar. 34 personas fueron rescatadas vivas, pero en pésimo estado, delirantes y rechazaban todo tipo de ayuda.
Hussen Khalid, miembro de la ONG Haki África que denunció al líder de la secta, afirmó que “una mujer rechazó absolutamente los primeros auxilios y cerró con fuerza la boca, negándose a comer. Quiso continuar su ayuno hasta la muerte”.
El pastor que los convenció de morir
Su nombre es Paul Mackenzie Nthenge y, antes de convertirse en pastor de su propia secta, era taxista. En 2003, decidió fundar una iglesia que desde entonces llamó la atención de las autoridades de Kenia por distintas denuncias que llegaban.
De hecho, el hombre fue arrestado dos veces por “predicaciones extremas”: promovía la no escolarización de los niños ya que la educación “no está reconocida por la Biblia”. Además, distintas personas señalan que indujo a dos niños a ayunar, provocándoles la muerte.
En 2019, decidió cerrar su iglesia y afirmó al diario africano The Nation que “solo rezo conmigo mismo y con aquellos que han elegido creer”.
Pero continuó teniendo seguidores, con los que se reunía todos los sábados, debajo de un árbol, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde para recibir “lecciones”. Así lo contó Humphrey Nyongo, un ex miembro de su iglesia y seguidor, que reveló que McKenzie les pidió que renunciaran a sus trabajos, que se salten alimentos y dejen de buscar tratamientos médicos cuando se enferman.
“Empecé a sospechar. Sus instrucciones, que calificó como mensajes de Dios, eran no llevar a nuestros hijos a las escuelas y, en cambio, visitar la iglesia todos los días para recibir lecciones de vida. Cuando me mudé a la aldea desde Malindi, comencé un negocio de cría de aves de corral, pero él estaba en contra. No quiere que nadie se involucre en ninguna actividad económica ni se traslade del pueblo al centro de la ciudad. Empecé a sospechar y renuncié a la iglesia”, confesó Nyongo.
Se entregó a la policía
El 14 de abril, el autoproclamado guía espiritual decidió entregarse a las autoridades. La policía habría recibido informes que datan el caso de “ciudadanos ignorantes, muertos de hambre, con el pretexto de conocer a Jesús después de haber pasado por un lavado de cerebro”.
“Estamos siguiendo una serie de pistas y quiero asegurarles a los kenianos y al resto del mundo que haremos lo que sea necesario para llegar hasta el fondo de este asunto y establecer la verdad”, afirmó el ministro del Interior de Kenia, Kithure Kindiki.
Además, la autoridad anticipó que los posibles cargos contra el pastor sean de “terrorismo” y “genocidio”.
Y es que son tantos los muertos encontrados, y los que se esperan encontrar (pues se ha denunciado la desaparición de al menos 210 personas), que la morgue de la ciudad ya alcanzó su máxima capacidad que la Cruz Roja planea habilitar una morgue móvil, según el administrador del Hospital del Subcondado de Malindi, Said Ali.
En paralelo, el presidente de Kenia, William Ruto, condenó el caso como acto de “terrorismo” y aseguró que “el país no tolerará a las personas que predican sermones engañosos que causan muertes”. También aseguró que el pastor “debe estar” en la cárcel.
McKenzie está bajo custodia policial junto a otros trece sospechosos.