"Necesitamos que todo siga funcionando en comunión, seguir generando lazos y vínculos, públicos o privados, en pos de un propósito común: potenciar la creación y venta del vino en Chile". Esta es la consigna que José Miguel Viu, gerente general de Viu Manent y presidente de Enoturismo Chile, levanta como bandera frente al potencial que tiene el enoturismo o turismo en torno al vino. Él y la comunidad vitivinícola -97 viñas concentradas entre la Región de Coquimbo y la Región del Maule- son parte del Programa Estratégico de Enoturismo impulsado por Corfo, junto a la Subsecretaría de Turismo, que pretende duplicar las visitas de chilenos y extranjeros al mundo del vino.

Paseos en coches tirados por caballos al estilo colonial, ser enólogos por un día o degustar la amplia diversidad de cepajes que existe en el país son algunas actividades que se ofrecen en los valles vitivinícolas. Panoramas que la revista británica Drinks International consideró para elegir a una viña chilena como el mejor centro enoturístico del mundo: Viu Manent ha recibido este galardón en 2015 y 2018.

La industria corre con viento a favor. Según registros del Sernatur, ha habido un aumento importante de divisas en torno al enoturismo: bordeó los US$ 453 millones de dólares en 2017. Hace más de veinte años, uno de los puntapiés iniciales a este mercado lo dio José Miguel Viu, cuando en 1995 fundó la Ruta de Colchagua, transformándola en destino turístico.

El año pasado, 6,4 millones de turistas extranjeros llegaron al país; de ellos, un 16,7% visitó alguna ruta del vino. Un 38% más que en 2016.

Las cifras muestran que los viajeros foráneos están más interesados en el tema que los nacionales. Actores de la industria reconocen que son pocos los chilenos que se interesan en conocer las rutas del vino, pues las asocian con un panorama costoso. Sin embargo, se puede participar de una ruta vitivinícola por $ 20.000 promedio.

Los enoturistas que visitan viñas nacionales tienen un perfil claro, en variables como edad o procedencia (ver infografía). Frente a ese panorama, el Programa de Enoturismo -que cuenta con un financiamiento Corfo de $ 268 millones- busca potenciar a los visitantes nacionales.

Dice la subsecretaria de Turismo, Mónica Zalaquett: "La posibilidad de vivir la experiencia del enoturismo y visitar los valles vitivinícolas de nuestros vinos es una oportunidad única y memorable que conecta el desarrollo de la producción vitivinícola de Chile con el disfrute del vino en su lugar de origen. Nuestra meta es consolidar a Chile como un destino enoturístico con una oferta innovadora y diferenciada en los próximos ocho años. Así podremos atraer a más viajeros nacionales e internacionales a disfrutar de esta experiencia".