Recuerdos de la niñez: por qué algunos desaparecen y otros están presentes de por vida
Especialistas del ámbito de la psiquiatría y la psicología analizaron este fenómeno y compartieron los puntos más importantes a considerar. Conócelos acá.
Si haces el ejercicio de pensar en los recuerdos de tu niñez, es probable que varias imágenes se te vengan a la mente. Si bien, estas permiten que puedas reconstruir parte de tu historia personal, hay otros momentos de tu vida que simplemente no aparecen.
Ese es un fenómeno común dentro de la psicología y puede que en más de una ocasión te hayas sorprendido cuando una persona mayor te comentó sobre un acto que supuestamente hiciste cuando eras pequeño, pero que hoy no logras recordar. Pese a que no existe una regla general para todos los casos, sí hay ciertos factores que explican esta tendencia.
Por qué hay recuerdos infantiles que desaparecen y otros que no
Se le denomina amnesia infantil a la dificultad de los adultos para recordar sus primeros años de vida, lo que es muy común en gran parte de la población, según detalla un artículo de Healthline. De hecho, a medida que pasa el tiempo, el cerebro tiende a liberar espacio para acumular nuevas experiencias.
“También, es menos probable que recordemos cosas si tuvieron poco impacto emocional en nosotros o si sufrimos un trauma infantil”, aseguraron desde el sitio especializado en salud. Aunque tal como se menciona más arriba, depende de cada caso.
Frente a esta situación, la psiquiatra Graciela Moreschi explicó a Infobae que los recuerdos en sí siempre están presentes y van sufriendo cambios de forma constante.
“Uno va recordando con las pinceladas que le da el relato propio o ajeno. Aclaro esto porque a veces uno cree que recuerda fielmente y esto no sucede así. Es muy interesante porque el recuerdo siempre es una construcción presente, que dispara algo pasado”.
Bajo esta línea, añadió al citado medio: “Hay personas que no tienen recuerdos de la infancia. En primer lugar, en esa etapa no se forman los recuerdos. Por lo tanto, que uno no recuerde hasta los tres o cuatro años puede ser porque falta madurar la zona del cerebro encargada de la memoria. Pero hay quienes no recuerdan tampoco después, en la edad adulta”.
Es en los últimos casos mencionados, según Moreschi, cuando se considera mayormente la posibilidad de que un episodio traumático en específico haya producido “un bloqueo”.
En este sentido, el psicólogo especialista en trastornos de ansiedad y entrenamiento de habilidades, Alexis Alderete, enfatizó que dentro de las experiencias que pueden ocurrir a lo largo de la vida, hay algunas que acumulan una alta cantidad de estrés, a las cuales se les considera traumáticas porque “superan las habilidades de afrontamiento que poseemos”.
“Se desencadenan mecanismos de defensa para protegernos del dolor emocional que implica recordar dicho evento. Esto se convierte en una represión del recuerdo relacionado con el trauma o cualquier situación que lo haga recordar. En algunos casos se puede desencadenar el estrés postraumático, que suele generar disociación en la memoria, y ese lapso de evento la persona no lo recuerda”, manifestó el profesional a Infobae.
Cuáles son las causas y qué se puede hacer frente a este escenario
La teoría de la memoria reprimida que surgió originalmente a partir del psicoanalista Sigmund Freud postula —en términos sencillos— que aunque una persona no recuerde una situación en particular, esta puede afectarle de igual manera a través de influencias subconscientes.
Alderete hizo hincapié en que “hace alusión a que las personas podemos reprimir o bloquear de manera inconsciente ciertos episodios traumáticos, como una forma de mecanismo de defensa psicológica”.
“Pero hay que entender que estos recuerdos, aunque estén reprimidos, van a afectar a la persona de forma latente en su conducta y su respuesta emocional. Como un recuerdo que está constantemente pulsando para salir a la luz”, añadió.
A pesar de que no hay un consenso académico único sobre si estas memorias pueden “recuperarse” completamente, sí hay métodos que permiten tratarlas cuando generan molestias, incomodidades o problemas en una persona.
Generalmente, los especialistas del ámbito del psicoanálisis ayudan a sus pacientes a descubrir cuáles son esos factores no identificados.
Respecto a la amnesia infantil como tal, no se sabe exactamente cuál es su origen, aunque sí se han elaborado múltiples hipótesis.
Moreschi sugirió que “hay chicos que son muy ansiosos, que están siempre pensando en lo que va a venir, preguntan a cada rato: ‘¿Y ahora qué hacemos?’”.
“En estos casos, el recuerdo tampoco se termina de fijar, porque la atención no está puesta en el momento. Entonces, puede ser que personas con estas características no terminen de formar el recuerdo”.
Por otro lado, Alderete planteó que en las familias en las que se habla constantemente sobre vivencias pasadas se ve un escenario opuesto: “Se les recuerda cuando eran chicos lo que hacían y esto va formando el recuerdo (...) no solamente el hecho vivido, sino toda la narración familiar en torno a ese hecho”.
Aún así, lo más común en la mayoría de las personas —a nivel general— es que sus recuerdos de la primera infancia comiencen a desvanecerse cuando se entra en la adolescencia.
Según una revisión de Healthline a fuentes académicas, “los recuerdos que creas en la adolescencia se convierten en un componente esencial de tu identidad, que prevalece sobre los creados cuando la identidad estaba menos desarrollada (...) es por eso que los recuerdos más fuertes suelen provenir de los años como adolescentes y adultos jóvenes”.
Cabe destacar que siempre es recomendable acudir a un especialista para tratar cada caso particular.
Como dijo Alderete, la terapia “se considera la mejor opción para acceder a los recuerdos específicos de la infancia, debido a que durante el proceso terapéutico la persona irá abordando diversas situaciones actuales que (eventualmente) pueden tener un origen en traumas infantiles y que están afectando a su vida cotidiana”.
“La resolución satisfactoria de un trauma infantil hará que la persona pueda tener una vida que sea satisfactoria y de plenitud”, sentenció el experto.
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