La cucaracha, uno de los insectos más detestados en buena parte del planeta, es sin embargo en China un ingrediente para tónicos revitalizantes, piensos o hasta un método ecológico para eliminar basura, lo que ha estimulado la aparición de granjas en las que corretean millones de estos insectos.
La mayor de estas instalaciones se encuentra en la provincia central china de Sichuan, donde una granja con el espacio equivalente a dos campos de fútbol alberga 6.000 millones de estos insectos, un número casi equivalente al total de la población humana.
"Es un animal que ha evolucionado de forma casi perfecta", defiende un portavoz de la empresa que gestiona esta granja, situada en la ciudad de Xichang, a unos 1.500 de altura sobre el nivel del mar, y donde veinte operarios usan alta tecnología para conseguir el mejor ambiente para los insectos.
La instalación pertenece a la farmacéutica Haoyisheng ("Buen doctor"), que cría en ella sólo ejemplares de la rojiza "gran cucaracha americana", una de las especies más grandes de este animal, con la que elabora un tónico muy apreciado en la medicina tradicional china para curar úlceras y dolores de estómago.
En la granja hay una densidad de 280.000 cucarachas por metro cuadrado, que viven permanentemente a oscuras una media de 700 días por ejemplar, mientras sus cuidadores utilizan métodos de inteligencia artificial y big data para optimizar temperatura, humedad o alimentación, midiendo un total de 80 variables.
"Hace 20 años, cuando la empresa comenzó su producción, nos dimos cuenta de que la calidad de los medicamentos depende mucho de la que tienen los ingredientes, así que comenzamos a construir la primera granja de cucarachas en la que se garantizara estabilidad, que cada ejemplar fuera igual", comenta el portavoz.
La firma calcula que en sus dos décadas de funcionamiento la granja ha generado unos beneficios de 684 millones de dólares, lo que pone de relieve un pingüe negocio que ha hecho proliferar otras instalaciones como la de Xichang, aunque con menor tamaño, en diversas partes del país.
Algunas se dedican a fines ajenos al sector farmacéutico, como la que en la localidad de Jinan, de la provincia central de Henan, acoge a 300 millones de estos insectos para eliminar 15 toneladas diarias de basuras orgánicas, un método según sus responsables más rápido y limpio que en vertederos convencionales.
Otras granjas de cucarachas se utilizan para la fabricación de complejos proteínicos utilizados en ganadería, componiendo entre todas un boyante sector que no obstante ha generado alarma en alguna ocasión, por el temor a que una fuga de millones de estos animales en zonas habitadas cause una emergencia de salud pública.
En 2013, por ejemplo, alrededor de un millón de estos insectos escaparon de una instalación en la provincia oriental de Jiangsu, revelando la existencia de estas granjas y despertando el temor a que estos insectos transmitan enfermedades y epidemias.
En Xichang, los cuidadores aseguran que no hay nada que temer en su macrogranja, donde multitud de medidas de prevención la hacen comparable a una prisión de alta seguridad.
"Como están acostumbradas a la oscuridad, la humedad y la temperatura de la granja, no querrían escaparse, pero si lo hicieran deberían pasar por tres compuertas cerradas, y alrededor de la base hay un foso con miles de carpas que se las comerían", cuentan.
"Si alguna cucaracha escapara, la fuerte radiación en Xichang y la diferencia de temperatura entre el día y la noche, junto con el ambiente seco, imposibilitarían su supervivencia", concluyen.
Sabedores de que la cucaracha no es demasiado apreciada por el ciudadano de a pie, en la farmacéutica esconden su uso como ingrediente y comercializan el tónico utilizando en su envase el nombre científico en latín de éste, "periplaneta americana".
Con un precio muy asequible (unos cuatro dólares por botella), el tónico de cucaracha es usado por personas que, como los responsables de la farmacéutica, creen que la resistencia de este insecto a los avatares del tiempo la hace un animal mucho más especial que asqueroso, y por ello su consumo puede beneficiar al hombre.
"La gran cucaracha americana apareció mucho antes que los dinosaurios y mantiene casi los mismos genes 380 millones de años después. Eso prueba que en su cuerpo hay elementos casi mágicos", afirman los criadores de estas singulares granjas.