En los niños que están peleando con enfermedades prolongadas, superar el dolor físico no es el único desafío: alejarse de la escuela también es no poder pasar tiempo con los amigos y eso puede ser muy difícil de sobrellevar.
Y los padres a menudo se preocupan por el efecto que tendrán en la educación de sus hijos los meses de clases perdidas.
Ahí es donde aparece un robot educativo llamado AV1. Su trabajo es ser los ojos, los oídos y la voz de los niños con enfermedades prolongadas que no pueden ir a la escuela.
A Elliot Smith le permite estar en contacto con sus amigos y al día con las clases. Lo controla desde casa con una tableta; puede escuchar y hablar. Si quiere hacer una pregunta, enciende la cabeza del robot para informarle a la maestra.
"Me preocupaba lo que otros estudiantes pensarían del robot. Pero los sorprendió", dijo el niño de 12 años, que está usando AV1 mientras se recupera de un tumor cerebral.
Las escuelas pueden alquilar el robot o comprarlo por 3.065 dólares. El costo del AV1 de Smith, que sus compañeros bautizaron "Bob", se cubrió con una colecta y filántropos.
El robot parece un enano de jardín después de pasar por un proceso de diseño minimalista del gigante Apple. Lo fabrica la empresa social noruega No Isolation que se fundó para reducir el aislamiento involuntario. En Europa usan un AV1 370 jóvenes de entre ocho y 20 años. La mayoría vive en países escandinavos.
Karen Dolva, de 27 años, estudió ciencias de la computación y abrió No Isolation luego de que una amiga que trabajaba como enfermera en una unidad pediátrica le describiera el lugar como algo "bastante miserable".
Dolva se reunió con Anne Fi Troye, madre de una adolescente que había muerto por cáncer. Troye le contó la experiencia y el efecto devastador que tiene en los niños el aislamiento de la recuperación en el hogar.
"Están encerrados, olvidados. Y cuando mejoran, salen al mundo y todos asumen que van a ser felices ahora que están bien de vuelta", dijo Dolva.
Un estudio de la organización de caridad británica CLIC Sargent indica que, para casi la mitad de los padres de alumnos de primaria con cáncer, el diagnóstico y el tratamiento aleja a los niños de sus
amigos. La organización de Dolva estima que unos 70.000 niños británicos pasan gran parte del año escolar en el hogar o un hospital debido a alguna enfermedad.
Más de una de cada 10 personas de Gran Bretaña se siente aislada y los estudios asocian esa sensación con la demencia, la mortalidad temprana y la hipertensión.